Seguimos volando
El partido, en el fondo, fue un alivio. M¨¦xico ha mostrado, en los torneos grandes, la tendencia a bajar los brazos
Olivia, mi esposa, subi¨® por primera vez a un avi¨®n a eso de los tres a?os. En aquel entonces se usaba que las asistentes de vuelo acompa?aran a los ni?os peque?os al sanitario. Olivia pidi¨® ir y una chica le tendi¨® la mano para guiarla. ¡°Ahorita regreso a seguir volando¡±, le dijo Olivia a mi suegra cuando se la llevaban. Bueno, justo as¨ª estamos. Por ahora y hasta nuevo aviso, en el Mundial de Rusia los mexicanos seguimos volando. Nos distraemos en otras cosas cuando los partidos terminan pero, varias veces al d¨ªa, nos detenemos y nos asaltan pensamientos inusuales: ¡°?Iremos en octavos contra Brasil o contra Suiza? ?Y si pasara Serbia? ?Se ir¨¢n el Chucky Lozano al Barcelona y H¨¦ctor Herrera al Madrid?¡±. Muchos viv¨ªamos aterrados ante la posibilidad contraria: tener la maleta hecha a estas alturas y llevar la canasta llena de goles. Hasta el triunfo contra Alemania, circulaba en redes un meme en el que nuestros jugadores bajaban del avi¨®n en Mosc¨² con caras desalentadas. ¡°No lo apaguen, no nos tardamos¡±, dec¨ªa el texto. Que la boca se les haga chicharr¨®n, pensamos. Y se les est¨¢ haciendo, por fortuna. Ahora parece que vamos a clasificarnos (estoy tocando madera) y en una de esas incluso como primeros de grupo.
Nuestra selecci¨®n le gan¨® su segundo juego del Mundial a Corea del Sur, un equipo tremendo, que parece conformado por taekwondoines antes que por futbolistas. Pero M¨¦xico, que mueve mejor el bal¨®n, hizo lo suyo: los esper¨®, los presion¨®, resisti¨® sus patadas y pelotazos largos (son rapid¨ªsimos) y acab¨® meti¨¦ndoles un par de goles muy meritorios, ambos por los pies de dos canteranos de las Chivas: un penal muy bien cobrado por Carlos Vela y un gol de Javier Chicharito Hern¨¢ndez, que fue calca exacta del que el domingo pasado le meti¨® el Chucky Lozano a Alemania: recorte en el ¨¢rea y tiro pegado al poste. Al final los coreanos anotaron un gol de larga distancia, ya en tiempo de compensaci¨®n, que maquill¨® el baile que se llevaron y dej¨® el marcador 2-1. Viv¨ªan a¨²n porque el ¨¢rbitro les perdon¨® varias veces la tarjeta roja a sus c¨ªclicas patadas, codazos y manotones. No import¨®: ya no hubo tiempo ni para preocuparse.
El partido, en el fondo, fue un alivio. M¨¦xico ha mostrado, en los torneos grandes, la tendencia a bajar los brazos. Da un juegazo un d¨ªa, pero se sobra, y al siguiente le sale todo chueco. Esta vez, al menos ante Corea del Sur, no fue as¨ª. La mejor prueba de la concentraci¨®n del equipo fue mirar, en el primer tiempo, al Chucky Lozano barriendo como un bravo en defensa (un par de contragolpes coreanos salv¨®), mientras los aficionados coreaban su nombre. Las cosas funcionaron tan bien que la tribuna (el estadio, abarrotado de mexicanos, se volc¨® a nuestra causa por completo) comenz¨® a vitorear al entrenador, el colombiano Juan Carlos Osorio, al que hace unos meses se increpaba seriamente en el Azteca, en la prensa y en todos lados. El supervillano mut¨®, de pronto, en superh¨¦roe. Esas cosas hace el Mundial.
Los t¨¦cnicos de futbol suelen hablar de cada partido de un Mundial como de un escal¨®n que debe superarse para llegar al siguiente. Se trepa, juego a juego, hasta el t¨ªtulo. Los equipos grandes saben el camino. Por ejemplo, pocos alemanes van a los partidos en la primera fase, me dec¨ªa un amigo de Berl¨ªn hace unos d¨ªas, porque est¨¢n acostumbrados a que su equipo avance y se guardan el dinero y la vuelta para los juegos cruciales. M¨¦xico anda en otro lado: rompi¨® cualquier ruta previsible al ganarle a Alemania y ahora anda a tientas en un terreno medio desconocido para nuestra afici¨®n. Ver a la selecci¨®n jugar tan bien como lo ha hecho es una alegr¨ªa pero nos puso a girar a todos. Ahora nos preocupa el futuro. ?Podremos sostenernos? ?Podremos mirar a los ojos a los grandes en rondas finales? ?Podremos subir la escalera?
Lo bueno es que faltan unos d¨ªas antes del pr¨®ximo juego y da tiempo de disfrutar un poco lo que se lleva cosechado. Mientras tanto, gente, seguimos volando.
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