Espa?a pasa muy tocada a octavos
La Roja jugar¨¢ el domingo (16.00) contra Rusia al igualar con Marruecos en el ¨²ltimo suspiro con la intervenci¨®n del VAR, en un duelo calamitoso de los espa?oles
En una noche rusa de horrores y pavores, Espa?a alcanz¨® los octavos de final despu¨¦s de un cierre turbador de su partido y el de Portugal. A punto de sellar el encuentro m¨¢s calamitoso que se le recuerda desde el segundo tiempo del 1-5 con Holanda, la Roja concluy¨® primera de grupo y el pr¨®ximo domingo se medir¨¢ a Rusia en Mosc¨². La desconcertante selecci¨®n de Fernando Hierro las pasaba canutas con la entusiasta Marruecos cuando a punto de abrocharse el duelo el VAR contradijo a un asistente y valid¨® el gol del empate de Iago Aspas. Mientras debat¨ªan los halcones con mil ojos en Kaliningrado y otros tantos en Saransk, VAR mediante igualaron Espa?a e Ir¨¢n. Aun sin el tanto del gallego, Espa?a no estaba fulminada, salvo otra diana marroqu¨ª. Finalmente, qui¨¦n lo iba a decir, la Roja m¨¢s permeable y en los huesos que se recuerda de repente era primera de grupo. M¨¢s all¨¢ de las preferencias entre Rusia o Uruguay como adversario en la pr¨®xima eliminatoria, lo preocupante para Espa?a es la propia Espa?a. Desde lo futbol¨ªstico, su choque con la entusiasta y conjurada Marruecos la deja muy sonada. Fue un equipo irreconocible, agrietado, poco aplicado y hasta patoso en ocasiones.
Algo se ha roto en Espa?a, que se mira y se mira y no se encuentra. Tuvo alg¨²n buen pico contra Portugal, frente a Ir¨¢n estuvo tan rasa al inicio como tiesa con el 1-0 y ante Marruecos dej¨® un cat¨¢logo de espantos. Para empezar entreg¨® la cuchara por segunda vez en este Mundial. Esta vez no fue De Gea sin manos, sino algo m¨¢s dif¨ªcil de creer: Iniesta con mal pie.
Antes del cuarto de hora, el manchego fall¨® en medio campo un control parvulario para un violinista como ¨¦l. Sergio Ramos crey¨® que Iniesta recoger¨ªa su desacertado rebote y se despist¨® al no ver llegar a Boutaib con la mecha. El chico esprint¨® y bati¨® a De Gea. Hasta ese instante lo habitual en cualquiera que hubiera rematado a la puerta espa?ola: tres cargas de Cristiano, una bala invalidada al iran¨ª Ezatolahi y la aventura de Boutaib. Cuatro tiros a De Gea y cuatro goles. De forma pasmosa, con el gol marroqu¨ª y, por entonces el empate entre Ir¨¢n y Portugal, el equipo espa?ol estaba a un emboque m¨¢s en contra de irse del Campeonato del Mundo por una escandalosa gatera.
Lo mismo dio que la Roja empatara apenas cinco minutos despu¨¦s tras una trenza entre Iniesta e Isco con Diego Costa por el medio y culminada por el malague?o. La acci¨®n redimi¨® la impensable pifia anterior de Iniesta, pero no sirvi¨® de lanzadera para una Espa?a tan fren¨¦tica como su adversario, sin pies ni cabeza. Con la selecci¨®n que mejor calza el bal¨®n resulta que cada toque, casi cada control, era un tiro al aire. M¨¢s de uno la daba con el juanete. En una Espa?a tan desali?ada, cuando no se enredaban los botines se suced¨ªan las desatenciones. Caso de Piqu¨¦ ante un saque de banda marroqu¨ª que permiti¨® a Boutaib tener de nuevo v¨ªa libre ante De Gea. El portero espa?ol le esper¨® bajo el larguero, sin un paso al frente, pero desvi¨® el disparo en la que fue su primera parada en lo que va de campeonato.
La presencia de Thiago por Lucas, el ¨²nico cambio respecto al duelo con Ir¨¢n, no sirvi¨® para que los espa?oles administraran mejor el juego. Todo resultaba destartalado en la Roja, por m¨¢s que se inclinase sobre el tri¨¢ngulo Alba-Iniesta-Isco. Pero solo este ¨²ltimo ten¨ªa la noche algo ilustrada. En la otra orilla no hab¨ªa migas de Silva. No cerraban con aplomo los centrales, no afinaba Jordi Alba en sus infiltraciones, a Diego Costa le venc¨ªa la pelota... Marruecos contribu¨ªa al destemple con alg¨²n que otro afeitado a cuchilla y esperaba su momento. Y lleg¨®, claro.
El golazo del portugu¨¦s Quaresma tampoco fue bals¨¢mico para Espa?a. Ni con los fantasmas de una hist¨®rica eliminaci¨®n ya m¨¢s despejados, la Roja tuvo el poso que se le supone. Nadie daba con el hilo, salvo Isco, fajador por todos los sectores, incluso en el remate. Un cabezazo suyo fue desviado sobre la raya por Saiss y otro inmediato de Piqu¨¦ fueron las ¨²nicas amenazas de la Roja antes del tanto terminal de Aspas. Las pocas ocasiones no eran hijas del juego. Con Marruecos cada vez m¨¢s confiada, Amrabat estrell¨® el bal¨®n en la escuadra derecha de De Gea con un tirazo. Un rel¨¢mpago de lo que le esperaba a Espa?a. En un lanzamiento de c¨®rner, En Nesiry, jugador del M¨¢laga, se elev¨® sobre el techo de Ramos y clav¨® el 2-1.
Hierro reclut¨® a Aspas y Asensio y ya a pecho descubierto lleg¨® el empate del gallego con un estupendo taconazo. Un linier marc¨® fuera de juego. No lo era y rectific¨® el ¨¢rbitro. Llegaron los malos gestos de unos y otros en un duelo en combusti¨®n. Para Espa?a por la clasificaci¨®n. Para Marruecos, eliminada desde su segundo partido, por el chute de prestigio que hubiera supuesto una victoria semejante. Lo cierto es que Aspas no estaba en fuera de juego, pero la Roja s¨ª que estuvo fuera de lugar de principio a fin. Desde que arrancara la preparaci¨®n con aquellos mustios partidos con Suiza y T¨²nez, la Roja no se ha puesto el traje de la Roja. Ni con Lopetegui ni con Hierro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.