Per¨² encuentra consuelo
Carrillo y Guerrero firman ante Australia el primer triunfo mundialista en cuarenta a?os para una selecci¨®n que mereci¨® mejor suerte en el campeonato y se despidi¨® con el apoyo de su gente
Como hac¨ªa 36 a?os que no marcaba y 40 que no ganaba un partido en un Mundial, resulta tentador ser complaciente con la selecci¨®n peruana, de nuevo en los mejores escenarios, por fin a una altura no emparejada, pero al menos no muy lejana de sus mejores d¨ªas. Quiz¨¢s por ello queda un sabor agrio en su temprana despedida del campeonato. Per¨² mostr¨® que puede ser algo m¨¢s que los tres escuetos puntos que rescat¨® en su trayecto por los campos rusos, los que logr¨® ante Australia en un consuelo postrero cuando ya se sab¨ªa eliminada. Sin excesivos alardes fue muy superior a un oponente que necesitaba el triunfo para mantener un hilo de vida, pero que jam¨¢s expuso argumentos para lograrlo. Al final unos y otros hacen las maletas.
Al menos Per¨², sobre todo su gente, disfrut¨® de un merecido festejo. Si en lo futbol¨ªstico la selecci¨®n que comanda el argentino Ricardo Gareca dej¨® una excelente sensaci¨®n, todav¨ªa por encima estuvo la aportaci¨®n de su multitudinaria afici¨®n, animosa como pocas, fiel, emotiva en el cancionero, en ese ¡°Contigo Per¨²¡±, que se entona con insuperable sentimiento: ¡°Sobre mi pecho / Yo llevo tus colores / Y est¨¢n mis amores contigo Per¨² / Somos tus hijos / Y nos uniremos / Y seguro que triunfaremos contigo Per¨²¡±, enton¨® la mayor¨ªa de la grada del estadio de Sochi en los minutos previos al partido ante los at¨®nitos australianos. Imposible no conmoverse ante tal demostraci¨®n. Ning¨²n jugador peruano iba a tomarse aquello como un amistoso.
Australia quiso, pero top¨® sobre todo con sus limitaciones. Parti¨® activa, tir¨® la presi¨®n alta y busc¨® la pelota no para manejarla sino para percutir con ella una y otra vez, para tratar de que valiese su f¨ªsico. Pero apenas superado el cuarto de hora le lleg¨® un golpe y se evidenci¨® que su mand¨ªbula era de cristal. Carrillo emboc¨® en la red una volea espl¨¦ndida y Per¨² grit¨® el gol que esperaba desde que en 1982 anot¨® Guillermo La Rosa en otro desconsuelo, el tanto que maquill¨® una goleada estrepitosa en el estadio coru?¨¦s de Riazor ante Polonia. Australia ten¨ªa la ilusi¨®n de pasar a octavos de final, pero Per¨² ten¨ªa cuentas pendientes por saldar con su propia historia, demasiados sinsabores que endulzar. El gol le quit¨® varios pesos de encima, en cuanto al partido que ten¨ªa entre manos alguna que otra duda inicial. A Australia le lastr¨® la desventaja porque adem¨¢s desde Mosc¨² llegaban noticias de que Dinamarca rascaba ante Francia el empate que dejaba eliminados a los oce¨¢nicos al margen de lo que sucediese en Sochi.
Decay¨® el empuje australiano, apenas alentado por alguna llegada de Rogic o de Leckie, m¨¢s por fuerza que por un f¨²tbol sin poso atr¨¢s ni referentes arriba. Al poco de empezar la segunda parte volvi¨® a marcar Per¨², lo hizo Guerrero en un alarde de futbolista de ¨¢rea, un bello gol cazado al vuelo. El seleccionador Van Marwijk, que ahora hace comandita en los banquillos con Van Bommel, llam¨® de inmediato a Cahill y Arzani, veterano y novel, talento en todo caso. Demasiado tarde. Per¨² se junt¨® y galop¨® a lomos de su gente. ¡°Como no te voy a querer si eres mi Per¨² querido, el pa¨ªs bendito que me vio nacer¡±, apoyaban desde la bancada. Pocas cosquillas le hicieron al meta Pedro Gallese, alguna m¨¢s sufri¨® el australiano Matt Ryan. Lloraron los australianos y tambi¨¦n lo hicieron los peruanos, sobre todo Christian Cueva, al que le pesaba en el ep¨ªlogo aquel penalti marrado ante Dinamarca en el estreno del torneo. Per¨² se va sin haberse mostrado inferior a daneses y franceses, con el camino marcado para los pr¨®ximos a?os, pero tambi¨¦n con alguna inc¨®gnita que tiene que ver con el futuro de su seleccionador. ¡°Ricardo, el Per¨² le quiere¡±, le confes¨® un periodista a la conclusi¨®n. ¡°Y yo quiero al Per¨²¡±, complet¨®. As¨ª que todo fue cari?o en la despedida del Mundial.
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