Espa?a se quita de en medio
La selecci¨®n lleg¨® a Rusia dibujada por Ib¨¢?ez y se marcha pintada por Goya
Pocos finales mejores habr¨¢ tenido la selecci¨®n espa?ola en un Mundial como el que ha tenido en Rusia, salvando quiz¨¢s el de Sud¨¢frica. Se ha visto un partido que tal vez haya batido marcas hist¨®ricas de pases, con un control absoluto del bal¨®n y el campo, en el que Rusia dispar¨® m¨¢s a puerta, marc¨® su gol y el de Espa?a y, en la tanda de penaltis, el portero espa?ol par¨® uno que fue gol, no atrap¨® los que fueron al centro y en otro, en apariencia, el bal¨®n le traspas¨® directamente el cuerpo; hubo que palpar a De Gea para descubrir que el bal¨®n hab¨ªa pasado por debajo y no por en medio.
Antes de eso hubo un espect¨¢culo indescriptible. No es f¨¢cil jugar como jug¨® Espa?a. Hubo un momento, antes del 70, en que los jugadores tuvieron una posesi¨®n eterna en la que se dieron decenas y decenas de pases. Eran pases blandos, horizontales, industriales; pases de baba. Pases con los que millones de espa?oles, a esas horas, empezaron a caer como moscas en la siesta. La selecci¨®n parec¨ªa estrenar el mes de julio organizando una etapa llana a las cuatro de la tarde de un domingo, pero en realidad lo que los jugadores estaban haciendo era algo extraordinario: se hab¨ªan puesto a dibujar, mediante pases, un gigantesco "Aspas" en el campo, un "Sa¨²l", un "Rodrigo". Se trataba de un grito de socorro, una llamada de atenci¨®n que alguien capt¨® en la sala del VAR. Se traslad¨® el mensaje a Hierro, con el que hay que comunicarse escribiendo cosas que puedan leerse desde la Estaci¨®n Espacial Internacional, y el seleccionador sac¨® al delantero de Moa?a al campo. Sin embargo, la reacci¨®n no fue la esperada: volvi¨® una posesi¨®n lenta, indigerible, que llevaba el bal¨®n mansamente de unos pies a otros, sin ning¨²n sentido aparente. Mosqueado, Hierro pidi¨® ayuda al VAR, que tradujo r¨¢pidamente el mensaje: "Pero no por Costa, desgraciado".
Espa?a s¨®lo tuvo una delantera conectada con el resto del equipo unos minutos, cuando sali¨® Rodrigo y pudo explotar la p¨®lvora inutilizada antes. Era tarde y mejor as¨ª: pasar de ronda s¨®lo agravar¨ªa las cosas. En el f¨²tbol, como en la noche, es m¨¢s importante marcharse que llegar. Y eso que Espa?a lleg¨® a Rusia como el Circo del Sol. Como en los especiales que dibuja Ib¨¢?ez, s¨®lo falt¨® Jordi Alba tap¨¢ndole los ojos al piloto en pleno aterrizaje y dici¨¦ndole ¡°qui¨¦n soy¡± porque le pareci¨® de su pueblo. Lleg¨® dibujada por Ib¨¢?ez y se fue pintada por Goya. Cansada, s¨²bitamente vieja, sin entrenador y ya pasto de las habituales y aburridas conspiraciones alrededor del juego y los jugadores que florecen en estas citas como en los aniversarios de la llegada a la luna. Espa?a, que hab¨ªa jugado dos amistosos exuberantes antes del Mundial, fue en Rusia David Carradine al final de Kill Bill. Despu¨¦s de cinco pasos, se desplomar¨ªa en el suelo: le sobr¨® uno. Eso que nos ahorramos.
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