Sagan marca la l¨ªnea al pelot¨®n del Tour en el descenso de las monta?as
Tercer sprint victorioso del eslovaco en el Tour de Francia, que saca conclusiones con mal humor de la traves¨ªa alpina
El Tour atraviesa veloz hacia el sur, en busca de nuevas olas de calor en los valles que se asfixian, y la gente anima a los ciclistas desde las cunetas lanz¨¢ndoles bengalas de humo amarillo al centro del pelot¨®n y riendo a grandes carcajadas est¨²pidas las toses y las arcadas que provocan en los que se sudan la vida pedaleando.
Geraint Thomas, que saldr¨¢ de amarillo por tercer d¨ªa el s¨¢bado, dijo que no vio nada. La media de la etapa fue la m¨¢s alta de lo que va de Tour, m¨¢s de 45 por hora. El clima general es de mal humor.
Los ciclistas viven sobreviviendo diariamente a las contradicciones de su deporte, que son todas, y avanzan todos juntos, los que aspiran a ganar uno de los pocos sprints ayudando al que saben que les va a derrotar, Peter Sagan, claro. Le protegen del viento, le gu¨ªan por las calles estrechas de Valence, y cuando lanzan su sprint, desesperados, D¨¦mare, Kristoff, saben que, en realidad, est¨¢n generando el m¨¢ximo rebufo para que el que va el tercero salte de su rueda como impulsado por un muelle a falta de 200 metros, y les deje una rueda atr¨¢s con el aire en la boca seca, y la nada. Es su tercera victoria en el Tour del 18, la 11? en todos sus Tours.
Cuando salen por la ma?ana del hotel en lo alto del Alpe d¡¯Huez los corredores del Movistar no tienen la cara de alivio que deber¨ªa supon¨¦rselos, como si en sus cabezas la noche hubiera apagado las expectativas gozosas que se hicieron en la meta la tarde anterior, derrotados pero no acabados. Quieren pensar en los Pirineos, el partido de vuelta del Tour que se celebrar¨¢ cerca de casa, con una afici¨®n fiel y apasionada que empuja y no derriba, pero las monta?as que les tienen que rehabilitar est¨¢n lejanas a¨²n, y el cuerpo les duele, y el ¨¢nimo. Nairo, de la Boyac¨¢ a casi 3.000 metros, el m¨¢s fresco de los pisos t¨¦rmicos colombianos, dice que sufre el calor, que en los Alpes le exprimi¨® y le dej¨® sin energ¨ªa a sus piernas. Landa, su cara, su mirada, es un anuncio andante de lo que es el dolor. A los santurrones decididos a pasteurizar el ciclismo o a morir no les basta con haber acabado con el esp¨ªritu y filosof¨ªa de armata brancaleone del que surgieron los mitos anfetam¨ªnicos y tr¨¢gicamente an¨¢rquicos que enamoraban en los a?os 60 y 70, quieren tambi¨¦n convertir el dolor, la imagen del padecimiento y el llanto amargo, en un elemento de marketing. No quer¨ªas ser ciclista, pues sufre, les dicen a los corredores, y si te has roto, vuelve al pelot¨®n y pedalea a pelo. Y si te duele la cabeza, canta.
La ¨²ltima estad¨ªstica de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) dice que en 2017 se encontr¨® tramadol ¨Cun analg¨¦sico fuerte que no est¨¢ prohibido pero s¨ª monitorizado¡ªen 548 muestras de orina de ciclistas, en 80 de futbolistas y en 40 de atletas. Los de las federaciones que las estudian concluyen que hay mucho vicio y que es peligroso tomar analg¨¦sicos, que no es algo que deba hacer un deportista, y a?aden que el tramadol, casi opi¨¢ceo, adormece a los ciclistas y que por eso hay ca¨ªdas. Los m¨¦dicos que los prescriben explican que si se toma es porque se necesita, porque a ver qu¨¦ persona podr¨ªa siquiera moverse de la cama despu¨¦s de darse los golpes que se dan los ciclistas, y lo que le piden a las piernas. Adem¨¢s, no hay ning¨²n estudio cient¨ªfico que relacione la ingesta de tramadol con la p¨¦rdida de atenci¨®n o el despiste. La AMA ha financiado uno a la Universidad de Granada, que a¨²n no ha ofrecido conclusiones.
Ni atiborrado de opio hasta las orejas podr¨ªa haber continuado el Tour Nibali, quien, ca¨ªdo en el Alpe d¡¯Huez entre borrachos y humo rosa que se divierten molestando por molestar, se rompi¨® una v¨¦rtebra y aun as?i fue capaz de acabar la etapa, y no muy lejos. Se fue Nibali y se fue Porte, tambi¨¦n roto. La pareja del Sky Thomas-Froome desconf¨ªa ahora de Dumoulin, el rival m¨¢s grande que les queda, quien, por su parte, duda de c¨®mo llegar¨¢ a la tercera semana despu¨¦s de haber hecho el Giro. Entre s¨ª, ay, la contradicci¨®n del ciclismo, que hace convivir diariamente a los rivales que se desean lo peor, Thomas desconf¨ªa de Froome, y a la inversa. Uno que ha ganado cuatro Tours nunca renunciar¨¢ a ganar el quinto, debe pensar el gal¨¦s; y el rubio de Kenia tambi¨¦n tiene derecho a sospechar que con lo guapa que se ve la vida vestido de amarillo, el color que domina la voluntad como dicen que lo hace el anillo de Tolkien, su compa?ero no querr¨¢ dejarlo voluntariamente.
Y como hay mal humor en todo el mundo, la gente se frota las manos esperando su pelea, la del verdadero Tour. Y que reviente el Sky al que tanto abuchean.
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