El apag¨®n de Neymar
Tras salir del Mundial por la puerta de atr¨¢s, el brasile?o ve amenazado su poder en el PSG por Mbapp¨¦
Alica¨ªdo debe andar Neymar, pues solo as¨ª se explica que las siempre gozosas redes sociales no se hayan llenado de im¨¢genes del chico disfrutando de sus vacaciones, all¨¢ en alguna playa paradis¨ªaca, acompa?ado de esos colegas que se hacen llamar los Toyss, cuya labor se reduce al parasitismo. No nos regala Neymar jocosas im¨¢genes de sus d¨ªas de solaz, lo que podr¨ªa hacer pensar que ocupa las horas en mejorar su condici¨®n f¨ªsica, harto improbable, o meditando sobre su futuro futbol¨ªstico. Pero ¨¦l mismo se ha encargado de despejar las dudas sobre este ¨²ltimo asunto: ¡°Contin¨²o en el PSG. Fui all¨ª por un desaf¨ªo y nada ha cambiado en mi cabeza. Todo el mundo sabe del cari?o que tengo por el presidente, por el pa¨ªs y por la afici¨®n¡±. Cierto es. Parece mentira que haya quien dude del cari?o que Neymar suele coger a las aficiones. A la del Bar?a, mayormente. Esas palabras del futbolista deber¨ªan bastar para atemperar la congoja de parte de los seguidores madridistas, a quienes la posible llegada al Bernab¨¦u de aquel no es que les guste mucho o poco. Es que les espanta.
Resulta curioso que clubes supuestamente gobernados por su afici¨®n hagan caso omiso a lo que quiere o no su afici¨®n. Las webs de los peri¨®dicos se han llenado estos ¨²ltimos d¨ªas de encuestas sobre la (supuesta) pretensi¨®n del Real Madrid, de Florentino P¨¦rez por mejor decir, de fichar a Neymar. Cierto que esos sondeos tienen menos fiabilidad cient¨ªfica que la prueba de la rana. Pero son tan un¨¢nimes que dejan entrever un rechazo masivo de los fieles blancos a la llegada de Neymar. Quiz¨¢ por ello, el club ha emitido dos notas p¨²blicas, que una es poco, negando inter¨¦s alguno por el jugador. Esta reacci¨®n recuerda a aquella del presidente P¨¦rez cuando los medios anunciaban el fichaje de Beckham por el Madrid: ¡°Never, never, never¡±, que traducido al lenguaje del mandatario quiere decir que va a ser que s¨ª.
Pero est¨¢bamos en que Neymar es inmensamente feliz en Par¨ªs y en el PSG. Y, por lo tanto, all¨ª va a seguir. Ocurre, sin embargo, que su condici¨®n de caudillo del equipo est¨¢ en entredicho. La culpa la tiene un chaval de 19 a?os que sale del Mundial, adem¨¢s de como campe¨®n, como icono de todo un pa¨ªs, Francia, que aplaude sus virtudes futbol¨ªsticas y sus circunstancias personales, descendiente de inmigrantes y nacido en una de las ciudades m¨¢s marginales del extrarradio de Par¨ªs. Se trata de Kylian Mbapp¨¦, ese ni?o que lleg¨® al PSG a rendir pleites¨ªa al emperador Neymar, ¡°es como un hermano mayor para m¨ª¡±, declar¨® en alguna ocasi¨®n, pero que pronto decidi¨® volar solo. Y sus vuelos sobre el c¨¦sped ruso ayudaron a que Francia ganara el Mundial y ¨¦l hiciera realidad los sue?os de miles de ni?os franceses que merodean por cualquier arrabal del pa¨ªs.
Neymar y Brasil, mientras, sal¨ªan del Mundial por la puerta de atr¨¢s, eliminados en los cuartos de final por una formidable B¨¦lgica liderada por un no menos formidable Hazard. Neymar aspiraba a que el torneo de los torneos le colocara a la altura en la que no est¨¢: la de Messi y Cristiano. Sigue sin estar. Para el recuerdo dej¨® dos goles, algunas jugadas de lujo (calidad le sobra) y un completo compendio de ca¨ªdas, bien por entradas de los rivales bien por su apego al desplome.
El da?o que ha hecho el Mundial a Neymar es enorme. Su aspiraci¨®n a ganar el Bal¨®n de Oro ha quedado de nuevo muerta y enterrada. Ahora la lista de candidatos la encabezan Modric y Griezmann. Y su pretensi¨®n, por no decir exigencia, de ser el rey sol del PSG se tambalea ante la volc¨¢nica irrupci¨®n de Mbapp¨¦. El Madrid hubiera sido una buena forma de escapar de estos tiempos perros, en los que uno no tiene ganas ni de ofrecer al mundo las im¨¢genes de sus vacaciones. Y as¨ª lo quer¨ªa Florentino P¨¦rez, que no la afici¨®n blanca. Pero se ech¨® aquel atr¨¢s por aquello de que hay llamadas que hasta el presidente del Real Madrid contesta. Las del emir de Qatar, por ejemplo.
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