Simone Biles, la reina de la pirueta
La gimnasta, heredera de Comaneci, ha regresado a la competici¨®n para seguir sumando mortales y victorias
La gimnasta Simone Biles se despidi¨® de la competici¨®n deportiva como una aut¨¦ntica estrella el 16 de agosto de 2016. Hab¨ªa obtenido su cuarta medalla ol¨ªmpica de oro (de seis posibles), luc¨ªa una enorme sonrisa emocionada y su imagen se hab¨ªa convertido en un icono mundial, como la de Usain Bolt en atletismo, o la de Michael Phelps en nataci¨®n. Algo as¨ª no ocurr¨ªa en su especialidad desde que Nadia Comaneci rompiera los esquemas (y el marcador) con el primer 10,00, all¨¢ por 1976. El fin de semana pasado, casi dos a?os despu¨¦s de ese momento m¨¢gico, Biles volvi¨® a competir, y a ganar, como ha hecho en todas las grandes citas desde que debut¨® en unos Mundiales en 2013. Pero aunque la victoria siga formando parte de su vida, todo ha cambiado para la diminuta (de menos de 1,50 metros) y explosiva campeona.
Quienes la siguen en la redes sociales ¡ªy son m¨¢s de un mill¨®n solo en Twitter¡ª han podido ver a Biles prepar¨¢ndose para salir de fiesta, asistiendo a glamurosas galas o camino de un fin de semana de diversi¨®n con su novio, lo normal para una chica de 21 a?os como ella. Pero tambi¨¦n la han visto denunciar que s¨ª, que ella tambi¨¦n fue v¨ªctima de Larry Nassar, el m¨¦dico que abus¨® de m¨¢s de 150 gimnastas durante d¨¦cadas, muchas de ellas menores de edad y algunas, como Simone, entre las mejores deportistas de Estados Unidos, un esc¨¢ndalo que se ha convertido en la noticia deportiva del a?o.
Tan grande es esta historia que HBO ya ha anunciado un documental con algunas de las protagonistas para el a?o que viene. La trama lo tiene todo: denuncias de ni?as incomprensiblemente desatendidas, complicidad de algunos entrenadores y directivos de una de las federaciones m¨¢s potentes de Estados Unidos, y un ej¨¦rcito de v¨ªctimas en apariencia fr¨¢giles pero incansables que fueron d¨¢ndose aliento las unas a las otras, ganando fuerza hasta conseguir hacerse o¨ªr en Michigan ante una memorable jueza y acabar viendo, despu¨¦s de tantos a?os, de tanto sufrimiento, al m¨¦dico de sus pesadillas entre rejas, probablemente para el resto de su vida. Entre ellas estaba Simone Biles.
La estrella no fue ni la primera ni la ¨²ltima gimnasta en acusar a Nassar. Ni siquiera se puso al frente de este movimiento surgido al calor de la campa?a de denuncias contra abusos sexuales #Metoo, como su compa?era de equipo y amiga Aly Raisman ¡ªla capitana, plata individual en los mismos Juegos de R¨ªo¡ª. Ni acudi¨® a contar su historia ante la juez Aquilina, que quiso escuchar a todas las v¨ªctimas que quisieron enfrentarse al monstruo. Pero su confesi¨®n tuvo la fuerza que tiene la de la mejor gimnasta del momento, tal vez de la historia.
Frente a la imagen seria de las divas de anta?o ella sonr¨ªe a cada paso y anima a sus compa?eras
Escribi¨® el 15 de enero de este a?o: ¡°La mayor¨ªa de vosotros me conoc¨¦is como una chica alegre, risue?a y llena de energ¨ªa. Pero ¨²ltimamente me he sentido un poco rota y cuanto m¨¢s intento acallar la voz que suena en mi cabeza m¨¢s alto grita. Ya no tengo miedo de contar mi historia¡±, comenzaba el mensaje de Biles en las redes. ¡°Yo tambi¨¦n soy una de las muchas supervivientes de los abusos sexuales de Larry Nassar¡±. Aquel fue un mensaje largo y sincero en el que Biles, como otras v¨ªctimas, se preguntaba si todo hab¨ªa sido culpa suya. Y se contestaba: ¡°No. No lo fue. Y no cargar¨¦ con la culpa que corresponde a Larry Nassar y a otros (¡). Esta experiencia horrible no me define. Soy mucho m¨¢s que eso¡±.
El tono serio y de superaci¨®n encaja a la perfecci¨®n con una vida que no ha sido f¨¢cil y que la propia Biles recogi¨® en su biograf¨ªa Courage to soar, publicada hace dos a?os y ya convertida en pel¨ªcula. Es la vida de una ni?a que naci¨® en Columbus (Ohio) el 14 de marzo de 1997, la tercera de cuatro hermanos. Una ni?a que apenas conoci¨® a su padre y cuya madre ten¨ªa serios problemas con el alcohol y las drogas. Por eso Simone y sus hermanos vivieron en centros de acogida hasta que se hicieron cargo de ellos su abuelo materno y su segunda esposa Nellie, instalados en Spring (Texas), y a los que la gimnasta considera sus padres. Biles ten¨ªa tres a?os.
Esa vida tampoco puede entenderse sin la gimnasia, deporte que empez¨® a practicar a los seis a?os. Hay dos cosas imponentes en la gimnasia de Biles: su dificultad (su programa de ejercicios en el potro, paralelas, barra y suelo es el m¨¢s complicado del mundo lo que abre un abismo imposible entre ella y sus rivales) y la facilidad aparente con la que ejecuta los mortales m¨¢s arriesgados. Fue as¨ª hasta R¨ªo y, a pesar de alg¨²n fallo, tambi¨¦n en su regreso a las pistas. Hay un tercer aspecto que la aleja de la imagen t¨ªpica de este deporte: su capacidad de disfrutar de la competici¨®n. Frente a la imagen seria y sufriente de las divas de anta?o, Biles sonr¨ªe a cada paso, anima a sus compa?eras, habla con los entrenadores. Y nunca ha tenido una lesi¨®n de gravedad.
Biles ahora ha vuelto con un programa a¨²n m¨¢s dif¨ªcil que el que present¨® en Brasil y eso que su deporte cambia de reglas cada cuatro a?os despu¨¦s de los Juegos. Tras separarse de su entrenadora Aimee Boorman, volvi¨® a prepararse el pasado mes de octubre con el exgimnasta franc¨¦s Laurent Landi. Con ¨¦l ha mejorado el ejercicio de paralelas, su aparato m¨¢s flojo si es que Biles tiene alguna flaqueza, y ha reforzado el de suelo, su especialidad, con un doble doble en plancha que ejecuta a tal velocidad que hay que verlo a c¨¢mara lenta para contar los giros.
Casi nadie recuerda ya la acusaci¨®n de dopaje filtrada por los rusos. Biles se defendi¨® entonces explicando que era resultado de la medicaci¨®n que toma para paliar el d¨¦ficit de atenci¨®n e hiperactividad que padece desde ni?a. Tampoco ha dejado mucha huella su paso por el concurso Bailando con las Estrellas.
La mejor gimnasta del mundo ha vuelto. Y sigue siendo una deportista espectacular, cuyas piruetas desaf¨ªan mucho m¨¢s que la ley de la gravedad.
A trav¨¦s de las redes sociales se uni¨® a la campa?a #Metoo para denunciar a Larry Nassar
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.