El Getafe reina en la marat¨®n del Coliseum
El conjunto azul¨®n derrota con goles de ?ngel y Jorge Molina al Eibar en un encuentro muy f¨ªsico
El encuentro celebrado hoy en el Coliseum Alfonso P¨¦rez fue una oda al esfuerzo, al f¨ªsico, a la buena y la mala salud, y solo de refil¨®n al f¨²tbol, que brill¨® con mucha menor intensidad que todos esos elementos que rodean la pr¨¢ctica de un deporte cada vez m¨¢s exigente. A pesar de que la entrega de fuerzas fue similar, se decant¨® del lado del Getafe y no del Eibar por su mejor adaptaci¨®n no solo a las exigentes del partido sino a los requisitos necesarios para sobrevivir a una carnicer¨ªa f¨ªsica.
Durante gran parte del partido, independientemente de lo que se?alaba el marcador en ese momento, Jos¨¦ Bordal¨¢s y Jos¨¦ Luis Mendilibar no pararon de gritar. El t¨¦cnico del Getafe se pele¨® hasta con una endeble botella de agua (despu¨¦s de echar un trago y ponerle el tap¨®n minuciosamente la lanz¨® contra el banquillo) y su colega en el Eibar tuvo palabras para todo jugador que pas¨® por su lado. Su comportamiento fue fiel reflejo de lo que ocurr¨ªa sobre el c¨¦sped, donde no fue raro ver a un futbolista tendido sobre la hierba reclamando una falta (casi siempre inexistente) y al segundo siguiente ser el ejecutor de otra (cuestionable) infracci¨®n.
Estas circunstancias se dieron despu¨¦s de que ambos equipos compartiesen involuntariamente pizarra y estrategia. No suele ser habitual que la r¨¦plica a un ataque directo, por ejemplo, sea otro ataque directo, en tanto en cuanto las debilidades se comparten y las virtudes no resultan sorprendentes. Si el Getafe comenzaba el juego con un patad¨®n en largo de su portero Soria buscando a ?ngel o a Mata, Dimitrovic hac¨ªa lo propio con Enrich y Kike Garc¨ªa. Y entre medidas, unos cuantos metros por debajo, un ramillete de cabeza mirando al cielo esperando un regalo que no ca¨ªa.
Eso s¨ª, cuando la pelota cedi¨® a la gravedad la batalla se mantuvo igual de cruenta. Ambos centros del campo defend¨ªan su terreno como la infanter¨ªa reclama la primera l¨ªnea. Maksimovic y Arambarri encontraron su r¨¦plica en Diop y Escalante, y cualquier movimiento era contrarrestado de cualquiera de las maneras. Solo escaparon de vez en cuando Alejo en los azulones y el debutante Pere Milla en el Eibar. Dos jugadores de una banda que en ocasiones ejerc¨ªa de canaleta por donde desaguar el partido.
Con el panorama medianamente claro los goles solo pod¨ªan aparecer desde circunstancias b¨¢sicas. Un golpeo en largo de Bruno lo caz¨® Mata tras deshacerse de Oliveira, que pec¨® de exceso de confianza, y se lo entreg¨® a ?ngel para que con un disparo lejano y colocado superase la estirada del portero del Eibar. No se hab¨ªa cumplido ni media hora y el Getafe ya hab¨ªa logrado un premio que defender con m¨¢s ganas todav¨ªa. El Eibar no vari¨® su libreto, en parte porque con los jugadores que ten¨ªa sobre el c¨¦sped (a excepci¨®n de Jord¨¢n) no pod¨ªa adaptarse a una variante m¨¢s sosegada y creativa.
Los balones en largo continuaron, y solo Enrich logr¨® comprometer a Soria con un remate de cabeza que se march¨® ligeramente desviado. Aunque Diop empujaba a su equipo hacia delante y Jos¨¦ ?ngel y Pe?a, los laterales armeros, estiraron su parcela de actuaci¨®n, entre Bruno y Djen¨¦ lograron deshacer cualquier ocasi¨®n de peligro. Sin embargo, tanto descontrol, tanto ida y vuelta y tan poca capacidad de control estres¨® a Bordal¨¢s, amante como es de la rutina futbolera. Misma reacci¨®n pero motivada por lo contrario revolv¨ªa por dentro a Mendilibar, exigente hasta la extenuaci¨®n con los suyos.
A medida que avanz¨® el tiempo el Getafe se adapt¨® a una de sus caras m¨¢s reconocibles, y con la entrada de Amath y Jorge Molina se agarr¨® al contragolpe como mejor argumento. Tuvieron que esperar hasta el tiempo a?adido los azulones para rematar el encuentro con un tanto de Molina a pase de Amath y solo as¨ª logr¨® respirar tranquilo de nuevo Bordal¨¢s.
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