El Atl¨¦tico ralentiza su transformaci¨®n
Griezmann entrega la victoria al conjunto rojiblanco, plano en la parcela creativa, ante un Rayo que lo mantuvo en vilo hasta el final
Con los mimbres en la mano y el cesto en la cabeza, el Atl¨¦tico contin¨²a mirando las instrucciones. Por el momento los cimientos de su nueva obra le bastan para mantenerse estable, aunque los plazos de su transformaci¨®n sufran de vez en cuando alg¨²n par¨®n. No fue el Rayo un observador pasivo, sino todo lo contrario, capaz incluso de silenciar a un estadio poco dado a la mera observaci¨®n. Cay¨®, sin embargo, derrotado gracias a un tanto de Griezmann en la ¨²nica ocasi¨®n de peligro en la que se vio envuelto el franc¨¦s, todav¨ªa lejos de su mejor configuraci¨®n.
A pesar de las nuevas prestaciones del Atl¨¦tico, m¨¢s t¨¦cnicas y calibradas para ejecutar un juego de dominio a partir de la posesi¨®n de la pelota, la mezcla con sus ra¨ªces naturales todav¨ªa no ha alcanzado el cuajo necesario. Sa¨²l y Rodrigo, pareja creativa titular en el Wanda Metropolitano, sintonizaron en el centro del campo, e incluso Lemar ejerci¨® m¨¢s de interior que de extremo para abrir pasillos por el centro y agilizar la salida de bal¨®n. Pero la conexi¨®n de todos ellos con Diego Costa y Griezmann qued¨® absorbida por la atm¨®sfera defensiva del Rayo. No hay cobertura a la hora de encontrar un camino de doble banda por el que conseguir un enganche estable. Mucho menos ante una defensa adelantada, firme en la marca, tremendamente s¨®lida en el juego posicional. Ba no se separ¨® de Costa y se impuso en el duelo f¨ªsico sin necesidad de recurrir a ¨¦l. Algo m¨¢s exigente fue el baile con Griezmann, aunque el franc¨¦s tampoco encontraba la forma de bailar en el centro de la pista.
Sin un control de bal¨®n agobiante, los primeros minutos del encuentro se repartieron con cierto sosiego para desaliento de Simeone, que se ech¨® las manos a la cabeza cuando una secuencia de resbalones gener¨® situaciones de peligro de esas que desmantelan cualquier plan preestablecido. Sin Koke sobre el campo, solo Correa se mostraba dispuesto a algo m¨¢s. A tratar de romper tanto por dentro como por fuera, convertido como est¨¢ ya el argentino en un extremo con alma de delantero. Se qued¨® pronto sin el auxilio de Juanfran, sustituido a la media hora por problemas en los gemelos.
Limitado ante un Rayo ordenado, el Atl¨¦tico minimiz¨® da?os aunque eso le exigiera rebajar pulsaciones, algo extremadamente dif¨ªcil de entender en el ideario de un club enamorado de las revoluciones. El conjunto de M¨ªchel, bien remachado a partir del temple de Trejo y de los intercambios en el costado derecho entre Kakuta y Adv¨ªncula, se liberaba no solo de la presi¨®n, sino que compromet¨ªa con frecuencia a los rojiblancos. Embarba se convirti¨® en un verso demasiado libre entre Savic y God¨ªn, sorprendidos por su movilidad.
No encontraba el Atl¨¦tico una velocidad que le permitiera no solo mantenerse activo sino adelantar al Rayo, intenso en todas sus l¨ªneas. Ni siquiera cuando Griezmann comenz¨® a asomar con mayor frecuencia pareci¨® estar a punto de sal¨ªrsele la cadena al conjunto vallecano. Elustondo socorr¨ªa a sus centrales y generaba un v¨®rtice de seguridad por el que ca¨ªan muchos de los intentos del Atl¨¦tico. Tampoco el juego por banda le permit¨ªa al Atl¨¦tico encajonar a su rival y el bal¨®n a¨¦reo no funcionaba como v¨¢lvula de escape. Sin embargo, el bal¨®n parado es un buen caj¨®n en el que buscar soluciones cuando el tiempo pasa sin remedio y en un c¨®rner peinado por Savic lleg¨® hasta las botas de Griezmann, que sin tener que moverse de su sitio empalm¨® la pelota con tino y lo envi¨® al fondo de la porter¨ªa de Alberto Garc¨ªa.
Todo ocurri¨® mientras Koke aguardaba su entrada en el campo, decidido Simeone a romper ese juego horizontal que de nada estaba sirviendo a su equipo. El tanto descarg¨® al Atl¨¦tico pero no aturdi¨® lo suficiente a un Rayo que no perdi¨® las formas y continu¨® avispeando el ¨¢rea de Oblak. No encontraba un remate claro el equipo de M¨ªchel y asaltar la colmena del Atl¨¦tico no es precisamente algo que pueda realizarse con tibieza.
Con un centro del campo reforzado y m¨¢s participativo, Simeone dio entrada a Martins para situar a Koke por detr¨¢s de Costa y tratar as¨ª de que el hispano-brasile?o sintiera algo de compa?¨ªa. Cuando la presencia f¨ªsica no se basta por s¨ª misma para imponerse en el duelo, las carencias t¨¦cnicas de Costa afloraron. Sin ese punto de habilidad necesaria para girarse en espacios cerrados Costa se convirti¨® en una boya a merced de la corriente.
Tuvo que aparecer por dos veces Oblak en el tramo final del partido, ante Pozo y Moreno, para contener a un Rayo volcado al ataque, tan en¨¦rgico como equilibrado en la toma de decisiones. La fiesta posterior por la consecuci¨®n de la Supercopa de Europa fue un analg¨¦sico para el aficionado rojiblanco, que observ¨® a su equipo muy lejos de convertirse en cisne.
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