Marc Roig, el secreto espa?ol de Kipchoge
El fisioterapeuta catal¨¢n, tambi¨¦n atleta, cuida en Kenia los m¨²sculos del plusmarquista mundial de marat¨®n
En Kenia, salir a correr y encontrarse con un atleta de nivel no es dif¨ªcil, porque como cuenta Marc Roig, tu vecino puede hacer un marat¨®n en no mucho m¨¢s de dos horas. Este espa?ol lleg¨® para quedarse en el pa¨ªs africano hace tres a?os. Puede que no haya mejor sitio para un fisioterapeuta enamorado del deporte m¨¢s puro. Por sus manos pasa la crema y la nata del fondo mundial, con Eliud Kipchoge, el plusmarquista mundial de marat¨®n, a la cabeza. Roig conoce perfectamente las piernas que el domingo pasado ridiculizaron el r¨¦cord de los 42,195 km (2h 01m 39s) en la cita de Berl¨ªn. ¡°Tienen m¨¢s tono muscular que lo normal en un maratoniano. Adem¨¢s, le gustan los masajes intensos y muy profundos. Acabo machacado cuando me toca con ¨¦l¡±, relata Roig.
Este catal¨¢n nacido en Sant Pol de Mar hace 34 a?os ejerce tambi¨¦n como liebre, ese trabajo que consiste en marcar un ritmo a los atletas profesionales para que superen sus marcas. Ayud¨® a la keniana Florence Kiplagat a batir el r¨¦cord de media marat¨®n, pero de momento prefiere no hacerlo con Kipchoge en una carrera. ¡°Tirar de Eliud es misi¨®n casi imposible y lo ¨²nico que he hecho con ¨¦l es apoyarle en alguna serie¡±, asume. Roig y el campe¨®n keniano son de la misma quinta, incluso llegaron a coincidir en varias carreras. ¡°En el Mundial j¨²nior de cross de 2003, ¨¦l gan¨® y yo qued¨¦ 69?. Diez a?os m¨¢s tarde, ¨¦l gan¨® la media marat¨®n de Barcelona y yo fui tercero. Siempre le digo en broma que me voy acercando peligrosamente¡±, cuenta.
Aunque posee una m¨¢s que respetable marca de 2h 18m en marat¨®n, Roig descarta de momento dar el paso al profesionalismo. ¡°Estar aqu¨ª entrenando con los mejores hace que est¨¦s con la moral a tope, pero no es f¨¢cil encontrar patrocinadores para dedicarte a esto¡±. Estar en Kenia ¡ªen la localidad de Eldoret, como es su caso¡ª es vivir a m¨¢s de 2.000 metros de altitud, tener caminos perfectos para correr durante kil¨®metros, sin poluci¨®n y con un clima primaveral todo el a?o. Un para¨ªso para los maratonianos. ¡°Con estas condiciones, estos atletas ni piensan en irse fuera, lo tienen todo aqu¨ª. De hecho, es habitual que vengan atletas extranjeros a vivir y entrenarse aqu¨ª. Adem¨¢s, para el deporte de fondo no hace falta mucha tecnolog¨ªa¡±, apunta Roig.
La acumulaci¨®n de atletas de nivel enriquece los entrenos. ¡°El nivel llama al nivel¡±, se?ala el fisio, que a?ade otro factor importante: ¡°Los kenianos dan m¨¢s valor al descanso. Si no est¨¢n entrenando, est¨¢n descansando. Pero descansar es estar tumbado, sentado¡ nada de actividad¡±.
Ese es el caso de Kipchoge, conocido por sus h¨¢bitos de lectura y reflexivos y que han ayudado a fraguar su enorme fortaleza mental. Un ejemplo fue cuando se le salieron las plantillas del calzado en plena marat¨®n de Berl¨ªn 2015. ¡°Otro se habr¨ªa parado o al menos se hubiera desconcentrado. ?l no lo hizo¡±, recuerda Roig.
Hace 10 a?os, cuando el fisio lleg¨® a Kenia, se sorprendi¨® de que estrellas del atletismo mundial viviesen en condiciones casi primitivas. No es que la tecnolog¨ªa brillase por su ausencia, es que el nivel de comodidades era ¨ªnfimo. ¡°Al poco entiendes que para ellos es superfluo. Al propio Kipchoge le da igual dormir en su camastro que en un hotel de cinco estrellas¡±, comenta Roig, que no duda de que ese estilo austero ayuda a los kenianos a soportar las dificultades que se presentan en una carrera. Lo mismo pasa con la comida. Seg¨²n Roig, no saben lo que es comer por placer, sino solo para llenar el dep¨®sito. Su dieta es b¨¢sicamente arroz, patata, polenta (una harina), verduras y, de vez en cuando, un poco de ternera. Y mucha leche.
A la espera de que el nuevo hombre r¨¦cord vuelva de Europa, Marc Roig sigue recuperando piernas ajenas y entrenando las suyas propias. Ni se plantea dejar Kenia de momento. All¨ª vive con su mujer y sus tres hijos. Su esposa, Mercy, como ¨¦l cuenta, es la excepci¨®n que confirma la regla: una keniana que no corre.
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