El Real Madrid y el Atl¨¦tico se quedan cortos
A los rojiblancos no les basta su recreativo primer tiempo ni a los madridistas su ardoroso segundo acto en un derbi con dos distinguidos: Courtois y Oblak
A nadie le alcanz¨® en Chamart¨ªn. Al Atl¨¦tico no le lleg¨® con su recreativo primer tiempo con Rodri como un reloj. Al Madrid tampoco le bast¨® su ardiente segundo tramo con Ceballos como corneta. Como resultado, un punto para cada vecino tras un partido con curvas para uno y otro, nada que ver antes y despu¨¦s del descanso. Un encuentro en el que los porteros, primero Courtois y luego Oblak, los dos mejores del planeta, frustraron a los delanteros. En la intimidad, a solas con los atacantes, ellos impusieron su ley en un partido corajudo, muy cachas y con momentos fluctuantes para cada cual.
Real Madrid y Atl¨¦tico dirimieron un duelo por rutas diferentes. De entrada, m¨¢s quietos los blancos, mansos, afeitados con la pelota. M¨¢s vivificantes y chisposos los rojiblancos, a los que el bal¨®n ya no siempre les parece un artefacto sospechoso. Con Rodri y Lemar reclutados puede permitirse una buena raci¨®n de f¨²tbol al pie, geom¨¦trico. De entrada, as¨ª lo hizo en Chamart¨ªn frente a un adversario formal, sin m¨¢s. Un Madrid dado al trasteo con la pelota, moroso y m¨¢s cauto para evitar el birle que atrevido para el envite individual o colectivo.
Hasta el intermedio, el Atl¨¦tico tuvo otra marcha, siempre al comp¨¢s de Rodri, con la pujanza de Sa¨²l, la expansividad de Lemar y la proa de Griezmann. Fue el franc¨¦s el primero en dar cancha a Courtois, sost¨¦n capital de los de Julen Lopetegui en dos escapadas colchoneras hacia el gol. Ya fuera con la cabeza ¡ªcomo en su duelo con Griezmann¡ª como con la mano izquierda ¡ªcomo en su reto esgrimista con Diego Costa¡ª. Dos acciones sintom¨¢ticas de lo que fue el inici¨¢tico conjunto de Simeone. Jabato como siempre y sin desd¨¦n por el juego trenzado, pero directo y sin atajos hacia la meta. A la carrera llegaron sus dos mejores ocasiones. Con el bal¨®n tan detenido como parsimonioso estuvo el Real, lleg¨® la mejor oportunidad local antes de la tregua del descanso. Tras una falta ejecutada por Kroos, a Bale se le fue un disparo con la zurda por un me?ique. Tan est¨¢tico se desplegaba el Real Madrid que, hasta que irrumpi¨® Ceballos al comienzo del segundo tiempo, nadie tuvo m¨¢s picante que Carvajal. Como suele, el lateral acab¨® con el coraz¨®n en los huesos.
Aislado Benzema y con Asensio sin el auxilio de Nacho por la orilla izquierda, el equipo de Lopetegui apenas tuvo vuelo, por m¨¢s que Oblak pifiara un despeje con el pie que rebot¨® en Marco Asensio y, tal que una carambola, el bal¨®n cay¨® en manos del esloveno.
Un simple cambio al descanso alter¨® la trama. Ceballos, relevo de Bale, con molestias, hizo de sonajero. El Madrid encontr¨® en el andaluz al insurrecto que necesitaba. Alguien que se rebelara contra tanta rectitud, contra un f¨²tbol excesivamente cartesiano. Apareci¨® Ceballos y el partido dio un vuelco. No solo el Real ya tuvo una v¨ªa por la izquierda, donde se ubic¨® el exb¨¦tico, sino que en su radar se activ¨® mucho m¨¢s Asensio, cogi¨® volumen Kroos y jam¨¢s se contuvo Carvajal. Como consecuencia, se fundi¨® el dicharachero Atl¨¦tico del primer periodo. A los cofrades de Simeone ya les quemaba la pelota, menos obediente a sus pies por el mayor pulso local. Rodri perdi¨® el ancla y los delanteros no daban con la salida. Sobre todo, Diego Costa, ausente en Chamart¨ªn salvo en aquel cara a cara en el que le venci¨® el agigantado Courtois.
Pendular el partido, de los focos de Courtois al plano de Oblak. En una noche de porteros, el esloveno tambi¨¦n tuvo su instante de gloria. Y, al igual que su colega belga, en un asalto en solitario. Oblak gan¨® el desaf¨ªo a Asensio.
El cuadro del Metropolitano ya no colgaba de Rodri o Lemar, sino de las pinzas de Gim¨¦nez. No se demor¨® Simeone, que, visto el achique de los suyos, ech¨® el lazo a Correa por el ya diluido Lemar y a Thomas por el irrelevante Costa. El Atl¨¦tico no dio con el remedio, esclavizado en su rancho por un rival mucho m¨¢s categ¨®rico y decidido. A los rojiblancos solo les quedaba soportar la tromba.
En plena crecida madridista, la gente del Bernab¨¦u reclam¨® a Mariano, lo que fuera antes que Benzema. Efervescente el Madrid, el equipo requer¨ªa un pegador, alguien que atizara el ¨¢rea, alguien en combusti¨®n. Lopetegui no atendi¨® la petici¨®n y se inclin¨® por el deb¨² de Vinicius, por las ci¨¦nagas de Segunda B desde su aterrizaje en Valdebebas. El chico no tuvo minutos suficientes en un Real Madrid que cerr¨® el derbi con Lucas, Vinicius y Asensio como delantera. Con ellos o los titulares, el equipo ha sellado un registro de dos goles en los cuatro ¨²ltimos partidos ligueros. Al otro lado, el Atl¨¦tico no tuvo continuidad: de la ola del primer tramo a la resistencia espartana del segundo. A ninguno le bast¨® con medio tiempo. Y por el camino, Courtois y Oblak. Palabras mayores.
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