Marcelo, el l¨ªder m¨¢s explosivo del Madrid
El brasile?o, que ha participado en 10 de los 17 goles del equipo, es el jugador m¨¢s resolutivo del ataque, el que m¨¢s sospecha de Lopetegui, y el m¨¢s temido por la directiva
Cuando Florentino P¨¦rez lleg¨® al Madrid, en 2000, comenz¨® a hablar de los futbolistas en t¨¦rminos de escuela de negocios. Les llamaba ¡°activos¡±, quiz¨¢ porque advirti¨® que todo lo que hicieran tendr¨ªa una repercusi¨®n pecuniaria. Desde entonces, puestos a fiscalizar el capital humano al mil¨ªmetro, los dirigentes estimularon el despliegue de funcionarios que desarrollaron tareas que, en realidad, compaginaron con actividades de inteligencia dentro de la propia organizaci¨®n. Hoy la informaci¨®n sobre lo que piensan, dicen o hacen los futbolistas llega a los despachos pr¨¢cticamente en tiempo real. All¨ª cuentan que los informes sobre Marcelo Vieira dar¨ªan para escribir un libro del profesional perfecto.
¡°Es un brasile?o peculiar¡±, dice un empleado; ¡°porque contra la apariencia fr¨ªvola que a veces proyecta, posee un gran sentido com¨²n¡±. Estas fuentes aseguran que cuando Marcelo alza la voz sus compa?eros le prestan m¨¢s atenci¨®n que a Ramos, que habla m¨¢s y es m¨¢s temperamental, pero menos calculador. De la pareja de capitanes, el estratega m¨¢s valorado por la directiva es el lateral. Exactamente por eso, entre los responsables del club tienden a considerar que se trata de alguien a quien, por su poder de influencia en el vestuario, es necesario tratar con el cuidado que merece un artefacto explosivo.
Cuando Julen Lopetegui le sent¨® en el banquillo en Montilivi hubo gente en el palco que se alarm¨®: dijeron que el vasco no se daba cuenta que no pod¨ªa tratar a la plantilla del Madrid como si fuera la Sub'21. Y mucho menos, pretender ajusticiar a Marcelo por un mal partido.
En la noche del 26 de agosto en Montilivi, Lopetegui advirti¨® s¨ªntomas inquietantes. Se?ales de distensi¨®n, de falta de compromiso, que se manifestaron en las cosas que hac¨ªa Marcelo en la banda, casi un carrusel de provocaciones a metros del banquillo. Una pisada, un regate o un arabesco innecesario, hicieron que Lopetegui, hombre nervioso por naturaleza, se desesperara ante la evidencia del desaf¨ªo.
Marcelo sabe c¨®mo jugar r¨¢pido y sencillo para provocar las acciones sucesivas que conectan a sus compa?eros y dan agilidad al juego. No solo desborda como un diablo. Interpreta las incursiones entre las l¨ªneas rivales como los mejores enganches y tiene intuici¨®n para ir descubriendo sobre la marcha los v¨¦rtices de las triangulaciones en el mediocampo, de forma que sabe aparecer desmarcado en apoyos que nadie m¨¢s que ¨¦l podr¨ªa ofrecer. La historia del f¨²tbol es rica en grandes laterales zurdos, pero ninguno ha tenido el conocimiento del ataque ni la sensibilidad que exhibe el brasile?o, armado de un pie izquierdo que siente y toca como la mano de un orfebre. A su lado Roberto Carlos parece tosco y Maldini tuercebotas.
Airado, Lopetegui sustituy¨® a Marcelo cuando el Madrid ganaba 1-3 en Girona y el brasile?o sali¨® del vestuario dictando su particular sentencia condenatoria: ¡°No he entendido el cambio¡±. Desde entonces, Lopetegui ha perdido cr¨¦dito en el vestuario al tiempo que Marcelo practica un doble discurso: hacia el exterior respalda al t¨¦cnico porque lo exige su condici¨®n de capit¨¢n, pero de puertas adentro habla del entrenador como de un tecn¨®crata mandado por la directiva a iniciar una transici¨®n. Alguien que viene a quitarle peso en el equipo en busca de un nuevo lateral zurdo.
El desencuentro es grave porque afecta al jugador m¨¢s resolutivo del Madrid de las cuatro Champions, despu¨¦s de Cristiano. Esta temporada ha estado de baja por lesi¨®n en tres partidos pero su impacto en el juego de ataque no encuentra comparaci¨®n en la plantilla. Solo Kroos y Modric dan m¨¢s pases que ¨¦l por minuto de competici¨®n y, al margen de los delanteros, es el que m¨¢s dispara a puerta. De los 17 goles que lleva anotados el Madrid entre Liga y Champions, ha sido colaborador necesario, o autor, en 10.
La dedicatoria de su ¨²ltimo gol a Antonio Pintus, el que fuera preparador f¨ªsico de Zidane, ahora orillado por Oscar Caro, el preparador de Lopetegui, fue toda una se?al. ¡°Le dediqu¨¦ el gol porque me cae bien¡±, dijo; ¡°y porque no tiene pelo y yo s¨ª¡±.
Hay un deje de iron¨ªa en cada bal¨®n que toca. Pero Marcelo, a sus 30 a?os y a punto de cumplir 12 en el club, es mucho m¨¢s serio de lo que parece. ¡°No tenemos un problema de ansiedad¡±, dijo, ponderando la crisis del Madrid.
No es ansiedad. Es peor. Es la paz interior del que sabe perfectamente hacia d¨®nde se dirige.
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