Caras sucias
El ingl¨¦s Jonathan Wilson afronta el reto de explicar al mundo la relaci¨®n de Argentina con el balompi¨¦
Nunca se sabe d¨®nde puede nacer un mito. Argentina se enfrentaba a Brasil en la final de la Copa Am¨¦rica de 1957. La Albiceleste se impuso por tres goles a cero. Al finalizar el encuentro, celebrado en el estadio Nacional de Lima, le cedieron un micr¨®fono a Federico Vairo, l¨ªder del equipo campe¨®n. ¡°Es... es todo gracias a estos caras sucias, a estos cinco sinverg¨¹enzas¡±, dijo. Se refer¨ªa a Orestes, Maschio, Angelillo, S¨ªvori y Cruz, delanteros del equipo.
¡°Carasucias¡± se convirti¨®, con el tiempo, en un apodo que resum¨ªa todo lo que el f¨²tbol argentino a?oraba: una forma despreocupada de jugar, una oda a la picard¨ªa y un elogio de la diversi¨®n. La nostalgia hay que cultivarla, pero es importante que el sentimiento de p¨¦rdida no afecte demasiado al presente, porque puede desembocar en un drama psicol¨®gico dif¨ªcil de manejar. En ?ngeles con caras sucias (C¨®rner) el periodista ingl¨¦s Jonathan Wilson afronta el reto de explicar al mundo la relaci¨®n de Argentina con el balompi¨¦.
Lo hace combinando el estudio de la historia del pa¨ªs y el de la modalidad deportiva, arrancando por un lado con la llegada de Pedro de Mendoza, en 1535, y, por otro, en 1867, a?o en el que se disput¨® el primer partido de f¨²tbol en el terreno. Es un libro sobre f¨²tbol que, al final, habla de Argentina como naci¨®n. O viceversa.
Wilson propone una teor¨ªa interesante, y es que Argentina es un pa¨ªs sobre el que planea la sombra de ¡°la frustraci¨®n y la tristeza por las glorias pasadas que nunca se materializaron¡± y en el que ¡°la ¨²nica esfera en la que ha cumplido su promesa es en el f¨²tbol, que es probablemente la raz¨®n por la que ha adquirido un significado tan inmenso¡±.
Con una poblaci¨®n de algo m¨¢s de 44 millones, ha ganado dos Mundiales y 14 Copas Am¨¦rica. Y ha visto nacer a tres de los mejores jugadores de la historia: Alfredo di St¨¦fano, Diego Armando Maradona y Lionel Messi.
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