Sergio Ramos, un l¨ªder en extinci¨®n
El defensa entra al vestuario como si el Real Madrid le perteneciera y al campo como si hubiera inventado el f¨²tbol
En peligro. Yo era jugador y estaba en Bogot¨¢ concentrado con la selecci¨®n argentina. En el lobby del hotel hablaba animadamente con un amigo que, de pronto, enmudeci¨® con la vista clavada en una escalera. ¡°Mir¨¢ a Daniel¡±, me dijo, ¡°nadie baja las escaleras como ¨¦l¡±. Capit¨¢n de la primera selecci¨®n argentina campeona del mundo, Daniel Passarella expiraba una autoridad de capo mafioso. Quedan muy pocos de esta especie, ninguno como Sergio Ramos. Los grandes l¨ªderes tienen una seguridad que, de un modo que desconozco, la mente le transmite al cuerpo. Sergio entra al vestuario como si el Real Madrid le perteneciera y al campo como si hubiera inventado el f¨²tbol. El club le acusa de mandar en exceso y los rivales de pegar en exceso. Pero cuando los normales se esconden, ¨¦l desaf¨ªa al mundo con un Panenka. Su manera de decirnos que el l¨ªder, ese ideal remoto como un animal mitol¨®gico, a¨²n existe.
F¨²tbol t¨®xico. Hay jugadores que gritan los goles como si cumplieran con un deber, otros como si coronaran una cumbre, los menos como si se vengaran del mundo. En este ¨²ltimo grupo entra Gonzalo Higua¨ªn, que juega con el peso de haber fallado goles en partidos que duran toda la vida: las finales. Gonzalo elev¨® el miedo esc¨¦nico a p¨¢nico existencial en San Siro. La Juve lo cedi¨® al Milan para hacerle sitio a Cristiano, de modo que el Milan-Juve era la ocasi¨®n perfecta para vengar la afrenta. Gonzalo fall¨® un penalti, sufri¨® un gol de Cristiano y cuando el ¨¢rbitro le sac¨® una tarjeta amarilla en los ¨²ltimos minutos, enloqueci¨® hasta ganarse la roja. No sabemos cu¨¢nta tensi¨®n, humillaci¨®n en forma de memes y deseo de venganza frustrado hab¨ªa en esa reacci¨®n. Pero habiendo llegado adonde siempre so?¨®, hay que preguntarse: ?qu¨¦ espera para sentirse feliz?
Cuando ganar no alcanza. Ganan partidos los equipos con menos posesi¨®n y, como Francia gan¨® el Mundial, se habla de tendencia. Francia fue leg¨ªtimo campe¨®n por la calidad y el imponente talento f¨ªsico de sus jugadores. Tambi¨¦n por la t¨¢ctica al servicio del m¨ªnimo riesgo. No tengo contraprueba, pero creo que siendo m¨¢s osados, habr¨ªan llegado al mismo lugar con m¨¢s admiraci¨®n general. El Bar?a de Guardiola produjo un contagio. Se tuviera o no los jugadores, se dieran o no las condiciones, hab¨ªa que salir tocando y hab¨ªa que llegar tocando. Un movimiento paralelo busc¨® ant¨ªdotos ante semejante m¨¢quina de jugar. Mourinho fue su profeta con un f¨²tbol especulativo y sacrificado que necesita de un ej¨¦rcito sin fisuras. La semana pasada se enfrentaron en la Premier con una clara diferencia de valoraci¨®n en los an¨¢lisis. Mourinho necesita ganar para tener raz¨®n. Guardiola, ganar y jugar muy bien. Cuesti¨®n de expectativas.
M¨¢s o menos. Me divierte Klopp, proveniente de un pa¨ªs que lleg¨® a potencia desde la disciplina y el orden; me gusta Sarri, que viene de un f¨²tbol amigo del c¨¢lculo; me interesa Guardiola, que creci¨® viendo que f¨²tbol se escrib¨ªa con F de Furia. Me encanta comprobar, en fin, que en todos lados surge gente que no se toma a broma el coraje y la belleza. Honor a Menotti, a Sacchi, a Cruyff, pioneros de un juego que aspira a la grandeza (al triunfo cultural antes que al triunfo sin m¨¢s) y que nunca morir¨¢. Respeto, por supuesto, el f¨²tbol con menos posesi¨®n, m¨¢s sistematizaci¨®n, m¨¢s bal¨®n parado. M¨¢s contenci¨®n del sentido natural de aventura que tiene todo futbolista. M¨¢s env¨ªos largos, m¨¢s segunda jugada, m¨¢s contragolpe. M¨¢s ¨¢rea, menos campo. Dicen que m¨¢s interesante. Creo que, trat¨¢ndose de un juego, es menos interesante lo que es m¨¢s aburrido.
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