¡°?Pinche negro, p¨ªtale bien!¡±: el ¨¢rbitro que puso al f¨²tbol mexicano frente al espejo de su racismo
El silbante Adalid Maganda asegura que fue despedido de la Federaci¨®n Mexicana de F¨²tbol por el color de su piel. Tras su cese, su vida le ha puesto de frente a la discriminaci¨®n en su pa¨ªs
Adalid Maganda se ha acostumbrado, sin quererlo, a la incredulidad. Est¨¢ seguro de que naci¨® en las costas de Acapulco (Guerrero), de que es mexicano, aunque d¨ªa a d¨ªa la gente que conoce le hace sentir un forastero, un invasor. Maganda reconoce sentirse en el punto de mira de los insultos, del racismo y de la xenofobia. Su empleo como ¨¢rbitro profesional de f¨²tbol ha intensificado los insultos. Ha acusado a la Federaci¨®n Mexicana de F¨²tbol de que le despidieron por su color de piel. Cuando pidi¨® una explicaci¨®n de por qu¨¦ no le asignaban partidos lo ¨²nico que escuchaba de su jefe era ¡°?qu¨¦ quieres pinche negro?¡±.
Desde 2001, Maganda no conoce otra profesi¨®n que la de ser juez de partidos de f¨²tbol. Empez¨® en los circuitos semiprofesionales en el puerto de Guerrero. Su apuesta era ganarse un contrato en la Federaci¨®n Mexicana de F¨²tbol y durante todo ese recorrido fue cuando empez¨®, por primera vez, a recibir vituperios por ser afromexicano. En M¨¦xico uno de cada 100 mexicanos es afrodescendiente, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (INEGI). La comunidad afromexicana se ha concentrado en dos Estados de M¨¦xico, Guerrero y Oaxaca, de acuerdo con el perfil sociodemogr¨¢fico realizado por la Comisi¨®n Nacional de los Derechos Humanos de M¨¦xico.
¡°En tercera divisi¨®n iba a los estadios y me gritaban ¡®?pinche negro, m¨¢rcale bien!¡±, cuenta en entrevista con EL PA?S. En YouTube hay un v¨ªdeo de 2009 en el que un medio local de Morelos muestra a un aficionado burl¨¢ndose y grit¨¢ndole ¡°?negro, hijo de la chingada, te voy a lavar la boca con gasolina!¡± e incluso se sugiere que favoreci¨® a un equipo determinado por ¡°ser de piel morena¡±.
Maganda se resist¨ªa a contestarle a la gente en las gradas y tambi¨¦n a los jugadores, se mostr¨® impasible y aguant¨® hasta mediar finales de la segunda divisi¨®n mexicana y juegos del torneo de copa. En un 2015, el r¨¦feri se acerc¨® al vestidor del equipo de Pachuca para revisar los uniformes. Los futbolistas ¡°empezaron a hacer unos sonidos bastante extra?os, como si fueran unos chimpanc¨¦s. Eran insultos hacia m¨ª. Cuando entr¨¦ al sector profesional pens¨¦ que ser¨ªa distinto al amateur¡±, rememora.
Todo marchaba bien en la trayectoria de Maganda hasta el verano de 2017 cuando la Comisi¨®n de Arbitraje mexicana cambi¨® de mando y la asumi¨® Arturo Brizio, un ex¨¢rbitro internacional. ¡°Ten¨ªa una proyecci¨®n para estar en primera divisi¨®n, sin embargo, llega y mi carrera se va para abajo. Mis compa?eros me preguntaban si ten¨ªa problemas con alg¨²n comisionado. Pasaron meses y meses hasta que me desesper¨¦. Le preguntaba por qu¨¦ no me consideraban y me respond¨ªan: ¡®por pinche negro¡±, cuenta. Logr¨® hablar con Brizio y con dos de sus colaboradores Julio Escobar y Jorge Gasso. Maganda recuerda el siguiente di¨¢logo:
?Por favor, necesito que me digan por qu¨¦ no arbitra el negrito ¨C dijo Brizio
?Ha tenido malos juegos, malas decisiones ¨C replic¨® Gasso
??Entonces por qu¨¦ no me lo dicen? A los dem¨¢s s¨ª les ponen v¨ªdeos para decirles de sus errores- pregunt¨® Maganda
??Por qu¨¦ no te regresas a Acapulco, all¨¢ a las lanchas? ¨C mencion¨® Gasso
¡°El se?or Brizio ha sido muy elitista. No le gustan las personas bajitas, ni de color¡±, insiste Maganda. El presidente de la Comisi¨®n de Arbitraje, en distintas ocasiones, ha negado rotundamente los hechos. "No puedo dar una opini¨®n al respecto porque este tema est¨¢ en los tribunales. No vale la pena que haga alg¨²n comentario por recomendaci¨®n de mis abogados", asegur¨® Brizio a consulta de este peri¨®dico.?
Adalid present¨® una demanda en contra del presidente de la comisi¨®n de colegiados y en contra de la empresa que le contrat¨®, la Federaci¨®n Mexicana de F¨²tbol. ¡°Busco justicia, no se vale que alguien racista ocupe un puesto tan importante. Quiero regresar al arbitraje¡±, explica. Durante el proceso que inici¨® el verano pasado, el gremio de ¨¢rbitros solo le hizo una llamada por tel¨¦fono. Algunos de sus colegas le han respaldado, aunque su apoyo no ha sido p¨²blico, ¡°hay miedo¡±, intenta explicarlo el silbante acapulque?o. Desde que dej¨® el silbato su vida est¨¢ acorralada en el racismo.
Maganda cuenta que en septiembre pasado tom¨® un taxi cerca de su hogar, en Ecatepec, una de las zonas con mayor inseguridad en la periferia de Ciudad de M¨¦xico. El veh¨ªculo avanz¨® unos 100 metros hasta que otro auto le cort¨® el paso y de este bajaron dos hombres armados. El ¨¢rbitro mexicano pens¨® en lo peor. A Adalid le pidieron una identificaci¨®n oficial. ¡°Es ap¨®crifa, ?t¨² no eres mexicano!¡±, le soltaron y le hicieron salir del coche. ¡°?Lo dices por mi color?¡±, replic¨®.
El colegiado no puede asegurar si esos hombres armados eran polic¨ªas o no, pero s¨ª recuerda que le revisaron su cartera y m¨®vil. ¡°Aqu¨ª te llev¨® la chingada por falsificar documentos, maldito colombiano de mierda¡±, le repet¨ªan. Adalid forcejeaba hasta que le dieron una paliza y le esposaron. ¡°Para soltarme me pidieron cantar el himno nacional y me preguntaron qui¨¦n era Miguel Hidalgo. En mi propio pa¨ªs me siento extranjero¡±, recuerda. Ese tipo de situaciones, admite, le suceden muy a menudo y trata de salir acompa?ado a la calle.
Mientras el caso de Maganda se resuelve en los tribunales, el ¨¢rbitro ha montado una empresa de seguridad privada. ¡°Quiero presentar un precedente en mi pa¨ªs. Ante nuestra ley los negros no estamos reconocidos, los ind¨ªgenas s¨ª¡±, menciona Adalid, el silbante que cada vez que va a un aeropuerto le hablan en ingl¨¦s o le hacen una pregunta que para ¨¦l ya es rutinaria: ¡°?a poco usted es mexicano?¡±.
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