La precauci¨®n de los entrenadores
Una de las preocupaciones permanentes de los t¨¦cnicos es la de no ser malinterpretados
El tercer par¨®n de la FIFA para partidos de selecciones acentu¨® como nunca el rasgo de moscas cojoneras que para muchos aficionados tienen cada vez m¨¢s estos parones. Y ya est¨¢ al caer, por cierto, el cuarto (y eterno) frenazo, el navide?o. As¨ª las cosas, lo que se ha ido configurando es la perniciosa impresi¨®n general de que de septiembre a enero nuestra Liga es puro tr¨¢nsito hacia unos momentos de la verdad que no habr¨¢n de llegar hasta bien entrado el a?o siguiente. Y lo que cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s claro es que, como vaya calando esa impresi¨®n de pasaje por meses intrascendentes, en esa misma idea de transito vaya germinando la futura destrucci¨®n del futbol.
Pero nunca hay mal que por bien no venga. Y el ¨²ltimo boquete que decret¨® el par¨®n permiti¨®, por ejemplo, un oportuno homenaje en Barcelona a Johann Cruyff, de quien a veces se olvida que, siguiendo a Rinus Michels, cambi¨® tanto el modo de ver el f¨²tbol en Holanda (felizmente resucitada estos d¨ªas su selecci¨®n por el cruyffista Koeman) como en Espa?a, donde el Bar?a aprendi¨® a perder para siempre su absurdo complejo de inferioridad con respecto al Real Madrid (lo hab¨ªa intentado antes Helenio Herrera, pero sin ¨¦xito), y donde la selecci¨®n nacional, de corte esencialmente barcelonista, vivi¨® su edad de oro (dos europeos y un Mundial).
El homenaje a Cruyff incluy¨® una conversaci¨®n entre los entrenadores de los tres equipos catalanes de Primera Divisi¨®n (Valverde, Rubi y Eusebio) que algunos seguimos por televisi¨®n y otros en directo, como David Carab¨¦n que advirti¨® que, incluso en el ambiente distendido que se cre¨® en la sala, se pod¨ªa percibir la obsesiva precauci¨®n de los entrenadores en activo por no hablar m¨¢s de la cuenta: ¡°Una de sus preocupaciones permanentes es la de no ser malinterpretados. Y eso probablemente hable tan bien de ellos, de la complejidad de su trabajo, como mal de nosotros, que los seguimos. En la era de la informaci¨®n nos encontramos con esta paradoja¡±.
Esa obsesiva precauci¨®n de los entrenadores empez¨® a notarse, creo yo, en las ruedas de prensa de Pep Guardiola cuando entrenaba al Bar?a (aunque tambi¨¦n en las de Mourinho, donde la tensi¨®n tambi¨¦n exist¨ªa, aunque all¨ª era expulsada a base de cabezazos verbales); algunos segu¨ªamos esas ruedas prensa de Guardiola desde el primer minuto hasta el ¨²ltimo, porque ten¨ªan la misma intensidad de un buen thriller: no hab¨ªa en ellas una sola pregunta inocente, y se aprend¨ªa observando c¨®mo lo hac¨ªa el entrevistado para sortear la tensi¨®n y salir airoso de las trampas que buscaban un titular medi¨¢tico.
Esa tensi¨®n, tal vez ahora menos visible, sigue estando en las ruedas de prensa de los entrenadores y es, en efecto, tremendo tener que ver que, por el temor a que se manipulen declaraciones, los entrenadores midan tanto lo que dicen y que tipos tan inteligentes y con tanto que decir sobre el nuevo f¨²tbol como los que reuni¨® el otro d¨ªa el homenaje a Cruyff, aunque ya sea s¨®lo porque buscan que les dejen concentrarse en lo que de verdad les atrae y apasiona (su trabajo), acaben comunic¨¢ndose por debajo de sus posibilidades.
Y es curioso el contraste que ofrece este fen¨®meno con el de ciertos pol¨ªticos que por la ma?ana, en lugar de concentrarse en la que deber¨ªa ser su pasi¨®n (el trabajo) buscan hablar m¨¢s de la cuenta y, malinterpretadas o no, ver convertidas sus palabras en un titular medi¨¢tico que, al extenderse a lo largo del d¨ªa y acabar copando los coloquios medi¨¢ticos de la noche, mejore esas estad¨ªsticas de voto que al parecer, de tan obsesivas que se han vuelto, les impiden trabajar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.