Lo peor de todo
Queremos creer que Messi no da vueltas a la idea de no firmar su nuevo contrato; no se comprende tanta desorientaci¨®n en la composici¨®n de la primera plantilla
Tradicionalmente, presidir un club como el Barcelona se ha parecido al arte de hacer pasar el inter¨¦s propio por el inter¨¦s de los socios. ?Y el inter¨¦s del socio barcelonista cu¨¢l ha sido siempre? ?nicamente ¨¦ste: que el equipo juegue muy bien y, adem¨¢s, gane. No importa nada m¨¢s, ni que Obama nos visite, ni que se ganen ligas de baloncesto o de h¨¢ndbol. En el fondo, cuando el primer equipo va mal (porque se ha descuidado la plantilla, como clamorosamente sucede ahora), hasta sobran las secciones y no digamos los m¨¢nagers, secretarios t¨¦cnicos y asesores italianos. Por eso no se acaba de comprender ¡ªpues cualquier barcelonista sabe lo que acabo de exponer¡ª tanta desorientaci¨®n o negligencia en la composici¨®n de la primera plantilla a lo largo sobre todo de estos dos ¨²ltimos a?os. En el pasado junio, vista la cat¨¢strofe de la temporada anterior, ya tendr¨ªan que haber fichado, por ejemplo, a un claro sucesor de Iniesta, al portugu¨¦s Bernardo Silva. Pero lo fich¨® Guardiola para el City, qu¨¦ casualidad. Tanta lentitud, provocada por la ausencia de planificaci¨®n deportiva, ha acabado pasando factura y, al irse Neymar, estaban todos, absolutamente todos los deberes por hacer. En el f¨²tbol juega un papel importante el azar, pero s¨®lo en el campo de juego; fuera de ¨¦l, todo lo que es previsible acaba si¨¦ndolo; dicho de otro modo, se ve venir, y viene.
Y ha venido. Del tan previsible arranque de la nueva temporada del Bar?a me quedo con dos im¨¢genes que de alg¨²n modo lo sintetizan. En la primera tenemos un elocuente primer plano de Valverde en Miami, en el minuto uno del partido contra el Madrid. Neymar acaba de detener el juego y est¨¢ simulando un jodido problema con las botas para que las c¨¢maras desv¨ªen la atenci¨®n global hacia la marca de sus zapatillas. Es un momento curioso porque la implacable mirada de Valverde, oteando el c¨¢lculo ego¨ªsta del brasile?o, lo dice todo. Qu¨¦ es esto, parece preguntarse. Neymar y su deliberada cu?a publicitaria representan el nuevo f¨²tbol, cada vez m¨¢s alejado del f¨²tbol. Neymar y los juguetes bobos de su m¨¢rketing o c¨®mo situar sus zapatos en el pedestal de la silla m¨¢s alta del mundo. Y ¨¦sta es otra (que dir¨ªa Cruyff): Qu¨¦ suerte haberle literalmente perdido de vista a Neymar desde que se montara en su impaciente poltrona descomunal.
Volvamos al inter¨¦s casi ¨²nico de los socios. Al final de la temporada pasada, la direcci¨®n deportiva admiti¨® que era imprescindible mejorar la composici¨®n de la plantilla. Pero ni en junio ni julio hubo apenas movimientos, ni entradas ni salidas. Eso s¨ª, ante las c¨¢maras y en calidad de ¡°embajadores¡± ve¨ªamos cada dos por tres firmar contrato con el presidente a exjugadores como Ronaldinho, Abidal, Rivaldo, Belletti. Una extra?a modorra, estilo d¨ªa de la marmota, se fue apoderando del ambiente. ¡°?Y de lo nuestro qu¨¦?¡±, parec¨ªan preguntar de vez en cuando los socios todav¨ªa con algo de memoria, los que ve¨ªan que todo iba a peor, y encima segu¨ªa jugando Arda Turan con su imitaci¨®n cada d¨ªa m¨¢s genial de la pasmosa lentitud de la direcci¨®n deportiva.
¡°Como las cosas no pod¨ªan ir a peor, mejoraron¡±, escribi¨® Kafka. Y ah¨ª entra la segunda imagen de este arranque de la nueva temporada: es tambi¨¦n un primer plano de un estado de ¨¢nimo; en este caso, el de un Messi en la ida de la Supercopa ¡ªse repiti¨® id¨¦ntico en la vuelta, en el Bernab¨¦u¡ª retir¨¢ndose cabizbajo a los vestuarios, como si estuviera pensando directamente en aventurarse con Andr¨¦ Gomes en una balsa y escapar del naufragio. Algunos queremos creer que no daba vueltas a esta idea ni a la de no firmar su nuevo contrato y m¨¢s bien pensaba en la mani¨¢tica tarea, que dec¨ªa Onetti, de construir eternidades con elementos hechos de fugacidad, tr¨¢nsito y olvido. Y tambi¨¦n queremos creer que no hemos de renunciar al humor aplicado al Bar?a. Por eso a veces nos calma pensar que estar situados en el centro mismo de lo peor de todo s¨®lo nos puede llevar a ir hacia arriba. Claro que por ah¨ª tampoco va bien la cosa. Porque Lo peor de todo es el t¨ªtulo de un libro de Ray Loriga, y esto precisamente no nos da muchas posibilidades de respirar. Porque Ray es del Madrid y si quiere se transforma en Kovacic. ?Y Demb¨¦l¨¦ de qui¨¦n es?
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