Esta Liga se ganar¨¢ con f¨®rceps
No se sabe si el nuevo equilibrio est¨¢ para quedarse en Espa?a ni si responde a cuestiones circunstanciales
Por primera vez en los ¨²ltimos diez a?os, no les salen las cuentas a los grandes del f¨²tbol espa?ol. Desde que Pep Guardiola inaugur¨® su sensacional Bar?a en la temporada 2008-09, todos los ganadores de la Liga ¡ªel Bar?a en siete ocasiones, dos veces el Real Madrid y el Atl¨¦tico de Madrid en 2014¡ª han superado la frontera de los 90 puntos, territorio desconocido hasta entonces. Todo indica que esta edici¨®n ser¨¢ muy diferente. Si alguno de los tres favoritos atrapa el t¨ªtulo, tendr¨¢ que hacerlo con f¨®rceps.
Bar?a, Real Madrid y Atl¨¦tico han empeorado sus estad¨ªsticas con respecto a a?os anteriores. Ganan menos y pierden m¨¢s. Excepto el Sevilla, frecuente habitante de las cinco primeras posiciones, alrededor de la cabeza se mueven varios equipos insospechados, caso del Espanyol, Alav¨¦s o Girona. No son aspirantes al t¨ªtulo, pero su airosa situaci¨®n explica dos o tres cosas de la Liga: esto no es Escocia, el nivel medio del f¨²tbol de los equipos espa?oles es m¨¢s que aceptable y los viejos gigantes intimidan menos que en los ¨²ltimos a?os.
Desde aquel periodo que permiti¨® las victorias del Atl¨¦tico de Madrid (95-96), Deportivo (99-00) y Valencia (2001-02 y 2003-04), la Liga no hab¨ªa conocido una competici¨®n tan igualada, realidad que invita al debate. Gente que en los medios period¨ªsticos se quejaba de la perniciosa desigualdad que ha presidido las ¨²ltimas Ligas, se lamenta ahora de la regresi¨®n que sufre el f¨²tbol espa?ol. Detestaban el modelo escoc¨¦s, pero ahora suspiran por el italiano y franc¨¦s, caracterizado por las barridas de la Juve y el Par¨ªs Saint-Germain.
No se sabe si el nuevo equilibrio est¨¢ para quedarse en Espa?a. Ni tan siquiera sabemos si responde a cuestiones circunstanciales, como suele ocurrir cuando los grandes equipos gestionan los delicados cambios generacionales. De hecho, sus nuevos competidores apenas mejoran los n¨²meros con respecto a las temporadas anteriores. El Sevilla, que cambi¨® a Berizzo por Montella en la pasada Navidad, s¨®lo tiene un punto m¨¢s que en la misma jornada del campeonato anterior. El Valencia se ha desplomado y la alternativa del Betis tampoco se ha concretado hasta el momento.
Es evidente que los jerarcas habituales son m¨¢s vulnerables de lo normal y no se discute el emergente papel de varios equipos con poca o ninguna tradici¨®n en la Liga, definida esencialmente por la magn¨ªfica temporada del Alav¨¦s, Girona, Eibar y Getafe. ?Hay alguna explicaci¨®n a su ¨¦xito fuera del excelente trabajo de estos equipos y sus entrenadores? Un dato arroja un poco de luz al caso: todos estos equipos son los principales beneficiarios del reciente modelo de ingresos por televisi¨®n.
Durante 10 a?os, entre 2006 y 2016, el Real Madrid y el Bar?a obtuvieron una sideral ventaja econ¨®mica sobre el resto de los equipos espa?oles. Cada temporada recib¨ªan 140 millones de euros. En 2015, el Eibar, reci¨¦n ascendido a Primera, percibi¨® 17 millones. Las distancias eran igual de abismales con la mayor¨ªa de los equipos. En la actualidad, Real Madrid y Bar?a cobran en Espa?a la misma cifra que hace cuatro a?os, pero el club que menos dinero recibe la televisi¨®n tiene un contrato anual de 50 millones de euros.
No es descartable que el nuevo equilibrio competitivo est¨¦ relacionado con el modelo de reparto televisivo, rechazado frontalmente por el Real Madrid y abrazado por la mayor¨ªa de los equipos de Primera. El caso es que algo se mueve en Espa?a: se fueron Neymar del Bar?a y Cristiano del Real Madrid, se cambi¨® la distribuci¨®n del dinero y los anteriores desfavorecidos disponen de mejores recursos. Aunque al f¨²tbol se le observa esencialmente desde criterios deportivos, rara vez se escapa a la l¨®gica econ¨®mica. Parece que algo de eso nos transmite esta Liga.
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