Antol¨®gico derbi de Messi
El Barcelona deja sin respuestas a un timorato y desdibujado Espanyol con un recital del 10
Messi se ha ca¨ªdo del podio del Bal¨®n de Oro y hasta le ningunea Pel¨¦ ¡ª¡°solo chuta con una pierna, tiene un regate y no cabecea bien¡±¡ª cuando se le pide una comparaci¨®n con Maradona. A efectos de propaganda, debe ser un p¨®ster caducado y, cuando no gana la Champions ni el Mundial, se le considera un futbolista menor ante Modric, Cristiano, Griezmann y Mbapp¨¦. La sensaci¨®n en el mercado es que Messi es menos Messi. Ahora mismo figura como el quinto mejor jugador del mundo de acuerdo a la lista de France Football. Los votantes, y los administradores, se olvidan del d¨ªa a d¨ªa, de las jornadas de Liga, de las fases de clasificaci¨®n y de los derbis como el de Cornell¨¤-El Prat. Messi se debe a los que les gusta el f¨²tbol, a los que van al campo y a los que no se levantan del sof¨¢ cuando ponen la televisi¨®n, y no a quienes conceden los premios, buscan reiteradamente a su sucesor y temen qu¨¦ ser¨¢ del Bar?a sin el 10. Igual no se jubila, o se retira a los 39 a?os como Di St¨¦fano, m¨¢s que nada porque hoy a los 31 es un fuera de serie, h¨¦roe del Barcelona.
No hay de momento mejor entretenimiento que atender a la evoluci¨®n de Messi, que se reinventa y reivindica cuando anuncian su ca¨ªda, figura gigantesca de un derbi que se anunciaba m¨¢s igualado y re?ido que nunca y result¨® ser un mon¨®logo excelso del 10, un alivio en LaLiga, calificada de tediosa e incierta por la irregularidad del Bar?a, Madrid y Atl¨¦tico. La incertidumbre depender¨¢ sobre todo de Messi, el futbolista que invariablemente da sentido e identidad al juego del Barcelona.
Ausente Arthur, insiste Valverde con Arturo Vidal, un jugador aparentemente dif¨ªcil de calzar en cualquier versi¨®n del Bar?a. Ocurre que el equipo ya no se junta necesariamente con el pase, que exige jugadores con buen pie y buena cabeza, sino que el t¨¦cnico a menudo prefiere a futbolistas con mucha pierna y un gran coraz¨®n, volantes que aprieten fuerte como el chileno y extremos de la talla de Demb¨¦l¨¦, titular por delante del menguante Coutinho. El debate es de todas maneras menor cuando reaparece Luis Su¨¢rez. Nadie agradece m¨¢s la presencia del uruguayo que Messi porque desaparece la figura del falso 9. El rosarino prefiere resguardarse detr¨¢s del charr¨²a y se entrega al f¨²tbol de transiciones o de presi¨®n alta que propone la formaci¨®n del t¨¦cnico del Barcelona.
Las aceleraciones de Messi quebraron a un Espanyol que se tap¨® con un volante defensivo como V¨ªctor S¨¢nchez en sustituci¨®n del ofensivo Granero mientras en el banquillo aguardaba Sergio Garc¨ªa. El cambio se interpret¨® como un mensaje de temor que desajust¨® al plantel de Rubi. Tampoco encontraba su sitio Melendo y se echaba en falta al lesionado Hermoso. La pelota no sal¨ªa de la cancha blanquiazul y no cerraba la defensa, intranquila por el insistente acoso contrario y una jornada m¨¢s sorprendida a bal¨®n parado, ahora por un especialista como Messi.
El argentino puso el cuero parado en la frontal del ¨¢rea en el ¨¢ngulo izquierdo de la porter¨ªa de Diego L¨®pez. La par¨¢bola que describi¨® la bola despu¨¦s de un tiro m¨¢s preciso que fuerte result¨® imposible para el meta del Espanyol. Nadie pod¨ªa detener a Messi, ni a bal¨®n parado ni a la carrera, como se advirti¨® tambi¨¦n en el 0-2. Trastabill¨® doblemente el argentino y, cuando parec¨ªa abatido, profundiz¨® hacia el costado derecho, donde apareci¨® solo Demb¨¦l¨¦. El franc¨¦s recort¨® con la izquierda y coloc¨® el bal¨®n con la derecha al fondo de la porter¨ªa de Diego L¨®pez.
Leo, por tierra, mar y aire
Imparable en ataque, Messi incluso marc¨® diferencias como zaguero cuando rob¨® la pelota para propiciar el 0-3, marcado por Luis Su¨¢rez con la ayuda del portero blanquiazul, torpe en el rechazo, despu¨¦s de un muy buen pase de Demb¨¦l¨¦. No hubo m¨¢s goles hasta la segunda parte porque la madera devolvi¨® hasta tres disparos, incluido un cabezazo de Messi, omnipresente en una cancha que habitualmente se le daba mal como era el RCDE Stadium.
Alrededor de Messi, fluy¨® el f¨²tbol azulgrana y hasta las piezas m¨¢s complicadas encajaron en el equipo, caso de Rakitic, ubicado como interior izquierdo para que en la derecha actuara Vidal. El retoque que no funcion¨® en Eindhoven cuaj¨® en el RCDE Stadium. Asfixiado por el empuje barcelonista y atropellado Marc Roca, el Espanyol perdi¨® repetidamente la pelota, sometido en corto y en largo, solo aireado por los costados y por alg¨²n centro cruzado al segundo palo que no encontr¨® el arco de Ter Stegen.
Ni siquiera el descanso, ni la rueda de cambios obligada atemperaron la voracidad de Messi, que repiti¨® a bal¨®n parado con un excelente lanzamiento para poner el definitivo 0-4. Ya son 20 los goles de Messi al Espanyol, m¨¢s que ning¨²n jugador en historia, decisivo para entender la jerarqu¨ªa azulgrana en LaLiga. A los blanquiazules les cay¨® el partido encima desde que compareci¨® el 10. No estaban preparados los aficionados para una exhibici¨®n como la del argentino sino que aguardaban un encuentro equilibrado, la posibilidad de abatir por fin al Barcelona en Cornell¨¤-El Prat.
Las expectativas estaban infundadas y los muchachos de Rubi encadenaron la cuarta derrota consecutiva despu¨¦s de un arranque de campeonato que les llev¨® a las puertas del liderato que ocupa el Barcelona. No le sali¨® nada al Espanyol. Ni siquiera pudo cantar el gol del honor porque el VAR anul¨® el remate de Duarte que acab¨® en la red de Ter Stegen. El derbi fue tan desigual que incluso dio la sensaci¨®n de que no hab¨ªa jugado Piqu¨¦. Al Bar?a le alcanz¨® con Messi, un regalo para quienes entienden el f¨²tbol como una fiesta en d¨ªa laborable y no solo como una gala de las que oficia la FIFA con Pel¨¦.
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