El colista acorrala al Madrid
Los blancos salen vivos de El Alcoraz, donde el Huesca, ¨²ltimo en LaLiga, termin¨® el partido bombardeando el ¨¢rea de Courtois
La tarde del partido de m¨¢s fuste en el Bernab¨¦u desde la final del Mundial de 1982, su propietario, el Real Madrid, se encontr¨® estrenando El Alcoraz, el segundo estadio m¨¢s peque?o de LaLiga. Mientras la capital se agitaba con el que pretend¨ªa ser el intento definitivo de dilucidar la Libertadores, el tercero, los blancos jugaban por primera vez un partido oficial contra el Huesca, el colista del campeonato. El sorpresivo cruce en el calendario, producto de la inigualable capacidad de asombro y desconcierto del f¨²tbol argentino, no pod¨ªa mezclar extremos m¨¢s distintos en la instituci¨®n madridista. Su hogar de la Castellana se dispon¨ªa a albergar un atrac¨®n de historia, de primeras veces grandilocuentes, mientras sus futbolistas sal¨ªan a otro campo, a 330 kil¨®metros de all¨ª, con el objetivo de que esa primera visita suya a Huesca quedara con el tiempo como mera casilla de archivo documental. Buscaba algo de apariencia funcionarial: tres puntos para no descolgarse en el campeonato en un paraje barrido por el viento. Y cerca estuvo de estrellarse, en un partido que acab¨® encerrado en su ¨¢rea bombardeada por el Huesca, que mereci¨® llevarse m¨¢s de una visita que para ellos s¨ª era la de m¨¢s fuste hasta el momento.
Para la ocasi¨®n, Solari, ex de River, volvi¨® a dejar fuera a Isco y Asensio, a quienes sus dobletes al Melilla el jueves en la Copa no bastaron para volver al once. Lo que s¨ª repiti¨®, por las lesiones de Marcelo y Reguil¨®n, fue la ubicaci¨®n de Carvajal en el lateral izquierdo, aunque all¨ª, con Bale por delante, ni se acerc¨® a su habitual peso como agitador del juego.
La poca acci¨®n se cocinaba en el otro costado. Por all¨ª abri¨® el partido Marcos Llorente con un control que fue un regate, tras el que lanz¨® banda arriba a Odriozola. Este aguant¨® mientras Benzema arrastraba defensas y envi¨® la pelota al peque?o espacio que se le abri¨® a Bale en el segundo palo. El gal¨¦s la cruz¨® a la red sin dejar que tocara la hierba, fin a una sequ¨ªa particular de 802 minutos. El gol tempranero espant¨® el mal recuerdo del meneo de dos semanas antes en Ipurua, pero no fue el principio de nada. Si acaso de una tarde de menos desidia de Bale, animado siempre que hace diana, y que roz¨® el doblete en varias ocasiones.
Sin control
Pero el Madrid no lograba embridar el partido, con el Huesca mordiendo, y Ferreiro percutiendo una y otra vez por la izquierda, donde pudo a menudo con Lucas V¨¢zquez y Odriozola. A pase suyo, el exmadridista Melero roz¨® el gol de cabeza, y con un derechazo oblig¨® a una buena parada de Courtois, muy s¨®lido todo el encuentro.
El centro el campo blanco no se acerc¨® a eso. Llorente, Ceballos y Modric no pudieron mandar nunca en el encuentro, deshilachados, incapaces de manejar el ritmo. El Madrid se vio casi siempre fuera de sitio por all¨ª, expulsado por el hambre del Huesca, que desactiv¨® la sala de m¨¢quinas del rival, y luego circulaba por la zona con gran celeridad: orden, pocos toques y hacia la porter¨ªa de Courtois.
Solari intent¨® parchear las debilidades en el centro y retir¨® muy pronto del campo a Ceballos para introducir a Fede Valverde. Apenas hab¨ªan pasado diez minutos del segundo tiempo, pero por entonces el Huesca hab¨ªa dispuesto ya de tres oportunidades de empatar, todas impulsadas por el en¨¦rgico Ferreiro.
El intento de reconstrucci¨®n no se qued¨® ah¨ª y el t¨¦cnico argentino dio opciones a los dos principales desterrados de su era. Salieron del campo Modric y Bale y entraron Isco y Asensio. El control de la pelota que gan¨® el Madrid fue fugaz, y a Solari se lo vio varias veces en la banda pidiendo a Courtois que se saltara los tr¨¢mites de elaboraci¨®n y buscara desde su ¨¢rea directamente a los delanteros.
El Huesca oli¨® las dudas de los blancos, la inseguridad. Solo Benzema parec¨ªa lograr que el equipo hilvanara algo descolg¨¢ndose hacia posiciones m¨¢s retrasadas, mientras los locales insist¨ªan e insist¨ªan. Pese a su posici¨®n en la tabla casi desesperada, ahora ya a siete puntos de los puestos de salvaci¨®n, el equipo no baja los brazos. No ha ganado nunca en casa en Primera, pero tampoco se ha visto nunca arrollado en El Alcoraz, salvo en la Copa, con la eliminatoria ya perdida. Al Madrid le apret¨® hasta el ¨²ltimo instante.
Los minutos finales se jugaron en el ¨¢rea de Courtois, entre c¨®rners, remates y despejes in extremis de Carvajal. Un presunto tr¨¢mite convertido en un sofoc¨®n casi hist¨®rico, del que el Madrid escap¨® por los pelos, mientras su casa, centro del mundo, se preparaba para repartir la gloria americana.
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