Poniendo los relojes en hora
Los que hab¨ªamos perdido muchas veces a casi todo ¨¦ramos los chicos, pero las mujeres a¨²n estaban por comparecer, y no quer¨ªan discursos victimistas ni acomplejados.
A mi hermana Ana no le apasionaba el tenis, al menos que uno lo supiera, y llev¨¢bamos tres lustros de convivencia en casa. Pero de ella es de quien m¨¢s me acuerdo de una tarde de domingo de 1989, cuando Par¨ªs comenz¨® a ser la capital de Espa?a al grito de Arantxa S¨¢nchez Vicario. Para m¨ª lo de menos fue el extra?o bautismo al que someti¨® a la hero¨ªna (¡°?Va-mos-A-ran-za-zuuuu!¡± con esa u final muy de artiller¨ªa anti alemana). Lo realmente sorprendente fue la naturalidad con la que nos dio a entender a los chicos de la casa que una cosa era no practicar ese deporte y otra muy distinta no creer en esa deportista. ¡°Steffi Graf es la n¨²mero uno del mundo sin discusi¨®n¡±, le dec¨ªa yo, con la estad¨ªstica en la mano. ¡°Pues se la ve muy sosa y un poco paradita. M¨ªrala bien, es que ni sonr¨ªe¡±, me pon¨ªa en mi sitio con un globo a la l¨ªnea. ¡°Ya, pero Arantxa tiene 17 a?os y es su primera final¡±. ¡°?Y eso es malo? Lo que no entiendo es que se ponga la bola que le sobra en ese artilugio de la espalda; se le va a caer a cada rato¡±.
Lo que en aquel momento estaba tratando de decirme, y yo era incapaz de entender, es que los que hab¨ªamos perdido muchas veces a casi todo ¨¦ramos los chicos, pero que ellas a¨²n estaban por comparecer, y no ten¨ªan excesivas ganas de escuchar discursos victimistas ni acomplejados.
La comparecencia deportiva de la mujer espa?ola suele tener desde entonces el sello que mi hermana intu¨ªa. Cuando vamos... ?Vamos! Tres a?os despu¨¦s de Arantxa se plant¨® Conchita Mart¨ªnez en una final de Wimbledon con el otro mito del tenis enfrente, Martina Navratilova, y tambi¨¦n se la llev¨® por delante. En 1993 la selecci¨®n espa?ola de baloncesto fue campeona de Europa en Perugia, y casi ni nos avisaron de la gesta que estaban protagonizando. Mireia Belmonte se tir¨® al agua en Badalona de cr¨ªa y nos dimos cuenta de verdad casi en los Juegos de R¨ªo de Janeiro; Carolina ha conquistado las indias con una raqueta y una pluma. Y el waterpolo, y el balonmano, y el atletismo, y por supuesto el f¨²tbol que ya est¨¢ encontrando su espacio en el telediario deportivo. Los ¨²ltimos dos ciclos ol¨ªmpicos, adem¨¢s, han tenido que ser ellas las que han sostenido la llama competitiva en los juegos, la cita que celebra el amor por el deporte de un pa¨ªs, sin privilegiar a los m¨¢s rentables como negocio.
Es muy probable que esta Navidad se vuelva a hablar de deporte en la reuni¨®n familiar. Acaba de salir un excepcional documental con motivo del 50? aniversario de los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico 68. Aquel evento revolucion¨® el olimpismo. Su repercusi¨®n tuvo que ver fundamentalmente con la mezcla de talento y reivindicaci¨®n de los deportistas. Nuestra familia aport¨® un jugador de baloncesto entre los hombres que se ganaron un puesto en la cita, e imborrables historias se recuerdan desde entonces en las tertulias. Una de las cuales tiene que ver con la presencia de ¨²nicamente dos mujeres entre los 130 espa?oles de la delegaci¨®n. Ambas eran nadadoras. Una de ellas, Mari Paz Corominas, por supuesto fue finalista en su prueba; qued¨® s¨¦ptima en 200 braza con 16 a?os. En alg¨²n momento de la velada, s¨¦ que volveremos a encender la llama competitiva con el motivo que sea. Y entonces aparecer¨¢ la otra hermana del que firma esta carta, poniendo los relojes en hora para que las tres generaciones sentadas en la mesa no pierdan la perspectiva de lo que empez¨® a cambiar en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX en nuestro panorama deportivo. ¡°Os recuerdo que la ¨²nica vez que celebramos en la familia un campeonato oficial de tiros libres lo gan¨¦ yo, y se supone que vosotros ¨¦rais los profesionales¡±.
FELIZ NAVIDAD.
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