La federaci¨®n italiana estudiar¨¢ simplificar la norma para suspender partidos con incidentes racistas

Gabriele Gavrina, presidente de la federaci¨®n italiana de f¨²tbol (FIGC, por sus siglas en italiano), ha sido uno de los primeros en recordar este jueves que, con las normas federativas en la mano, el Inter-N¨¢poles no se pod¨ªa suspender. En declaraciones recogidas por el rotativo La Reppublica, ha comentado: "La regla es clara: el ¨¢rbitro no tiene potestad para suspender el partido. El ¨²nico que puede hacerlo es la persona responsable de la seguridad p¨²blica dentro del estadio. Las reglas est¨¢n ah¨ª, deben aplicarse y mejorarse, pero tambi¨¦n deben respetarse". El presidente ha anunciado adem¨¢s que pedir¨¢ una reuni¨®n con el ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, para "simplificar" la normativa y hacer m¨¢s f¨¢cil que el colegiado pueda suspender un partido.

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Ya existen reglamentos que contemplan este tipo de medidas. Un sencillo procedimiento de tres pasos articulado por la FIFA en 2017 con vistas a la Copa Confederaciones de aquel a?o y al pasado Mundial de Rusia da potestad a los ¨¢rbitros para detener el partido en caso de que desde la grada se est¨¦ atentando contra la dignidad de alguno de los futbolistas. Una vez hecho esto, debe sonar por megafon¨ªa un aviso que pida a los aficionados que cejen en su actitud. Si, tras esta advertencia, los insultos siguiesen, el colegiado puede mandar a ambos equipos al t¨²nel de vestuarios tanto tiempo como considere oportuno. En ese momento, debe sonar por los altavoces un segundo mensaje en el que se advierta a los aficionados de que los insultos deben cesar. En ¨²ltimo lugar, si, tras la reanudaci¨®n, siguiese habiendo insultos, el ¨¢rbitro puede suspender el partido definitivamente. La UEFA cuenta tambi¨¦n con su propio procedimiento, aunque en los ¨²ltimos seis a?os apenas se han suspendido partidos.

No es la primera vez que el racismo se apodera de los campos del Calcio. En abril de 2017 el jugador senegal¨¦s Sulley Muntari, entonces en el Pescara, abandon¨® el terreno de juego en un partido contra el Cagliari tras recibir insultos durante todo el partido. Al hacerlo, se encar¨® con los aficionados se?al¨¢ndose la piel: "Es mi color", les grit¨®. Su actitud no solo no encontr¨® la comprensi¨®n en las instituciones, sino que mereci¨® a ojos del colegiado la tarjeta amarilla por salir del campo y, posteriormente, un partido de sanci¨®n por parte del Comit¨¦ de Competici¨®n. Los jueces, en cambio, exhoneraron al Cagliari al considerar que los insultos proven¨ªan tan solo del "1% de los aficionados".

La Liga espa?ola no ha sido tampoco ajena a estos episodios. En marzo de 2014, en un derbi catal¨¢n, los aficionados del Espanyol imitaron el sonido de un mono cada vez que Alves y Neymar, jugadores entonces del Barcelona, tocaban la pelota. La cuesti¨®n hab¨ªa entrado en el debate p¨²blico unos a?os antes. En 2006, en un partido contra el Zaragoza, el jugador del Barcelona Samuel Eto?o, agotado por los insultos racistas recibidos durante todo el partido, decidi¨® abandonar el campo. Cuando Ronaldinho, compa?ero de equipo del camerun¨¦s, le acompa?¨® hacia el t¨²nel de vestuarios, Rijkaard, entrenador cul¨¦, logr¨® convencer a ambos para que siguieran jugando.