El fin del silencio de m¨¢s de 10 testigos abruma a Miguel ?ngel Mill¨¢n y a su defensa
Exatletas v¨ªctimas del t¨¦cnico juzgado comienzan a dibujar el mapa de los abusos sexuales de una persona respetada como pocas
As¨ª hablan del rey del camuflaje, un personaje, un disfraz de respetabilidad extrema, construido y protegido por el silencio de sus v¨ªctimas durante d¨¦cadas. Miguel ?ngel Mill¨¢n fue una figura irreprochable y admirable a los ojos de todos, un sin¨®nimo de virtud y de ¨¦tica, la representaci¨®n carnal de los tan cacareados valores del deporte que dejaba a todos boquiabiertos por la profundidad de sus aportaciones cuando interven¨ªa en las reuniones del comit¨¦ t¨¦cnico nacional de la federaci¨®n de atletismo como responsable de pruebas combinadas.
Los padres de los chavales que entrenaba y de los que abusaba sexualmente, seg¨²n sus confesiones posteriores, confiaban tanto en ¨¦l que hasta le llevaban a su casa a los ni?os los d¨ªas que no hab¨ªa entrenamiento del club porque Mill¨¢n les dar¨ªa un entrenamiento individual y privado para que mejoraran hasta cuando los dem¨¢s descansaban. Era un honor ser el elegido. El padre de una v¨ªctima confiaba tanto en ¨¦l que, cuando otro joven acudi¨® a la polic¨ªa para denunciarlo, no crey¨® que fuera verdad lo que dec¨ªan de ¨¦l y acudi¨® a avisarle: 'Mill¨¢n, te han denunciado'.
En el registro de su domicilio en diciembre de 2016, la polic¨ªa encontr¨® ordenadores vac¨ªos y una libreta verde en la que estaban anotadas las instrucciones para borrar completamente los discos duros. Una semana despu¨¦s, Mill¨¢n fue encarcelado. Cumple desde entonces prisi¨®n provisional. El juicio que se sigue desde este martes en Tenerife por abusos sexuales a menores por parte de Mill¨¢n supone el fin del silencio protector. Un fin que abrumar¨¢ y que se repetir¨¢ m¨¢s de 10 veces hasta sofocar cualquier duda. Eso creen las v¨ªctimas. Eso esperan la acusaci¨®n particular y la Fiscal¨ªa, que han convocado a 13 atletas que testificar¨¢n como v¨ªctimas. Los ¨²ltimos a?os nadie sab¨ªa nada, nadie sospechaba. Ram¨®n Cid, el director t¨¦cnico nacional que le nombr¨® responsable de combinadas, lamenta ahora el nombramiento y lamenta, sobre todo, que nadie de los que sab¨ªan algo sobre las razones que le forzaron a abandonar Alhama de Murcia las navidades de 1992 le avisara, le dijera que no le nombrara.
¡°Lo lamento, pero no me siento culpable¡±, dice Cid. ¡°Yo no sab¨ªa nada¡±. Tampoco sab¨ªa nada H¨¦ctor Gonz¨¢lez, el presidente del Club de Atletismo Tenerife CajaCanarias, en el que Mill¨¢n entrenaba. Gonz¨¢lez, que trabaj¨® como t¨¦cnico codo con codo con Mill¨¢n e, ir¨®nicamente, ha heredado su cargo de responsable nacional de combinadas, declar¨® este mi¨¦rcoles como testigo: el club no sab¨ªa nada, el club actu¨® como deb¨ªa, el club sigue, hay heridas que se curar¨¢n, Mill¨¢n nos ten¨ªa enga?ados a todos¡ Por videoconferencia testificar¨¢ este jueves Jos¨¦ Mar¨ªa Odriozola, de 79 a?os, el expresidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Atletismo que deber¨¢ explicar por qu¨¦ permiti¨® y call¨® que Mill¨¢n regresara al atletismo y a entrenar a adolescentes y menores apenas 10 a?os despu¨¦s de haberlo despedido cuando se demostr¨® insostenible su situaci¨®n en Alhama de Murcia. Odriozola, seguramente, se escurrir¨¢ hablando de una diluci¨®n de responsabilidades compartidas, de la decisi¨®n de tapar bajo una ley del silencio oprimente las decenas de casos de abusos en la localidad murciana tomada conjuntamente por las fuerzas vivas del pueblo, incluida la guardia civil, el ministerio de Educaci¨®n y la propia federaci¨®n.
El silencio gener¨® frustraci¨®n y sentimiento de culpa. Los responsables policiales de la comisar¨ªa de La Laguna, donde comenzaron las denuncias, despu¨¦s de declarar en el juicio contaban c¨®mo hab¨ªa sido clave el trabajo de un comisario de Murcia, jubilado, que sab¨ªa perfectamente lo que hab¨ªa pasado en Alhama y que durante a?os no hab¨ªa dormido tranquilo pensando que Mill¨¢n nunca se sentar¨ªa en una sala de un tribunal como acusado.
El martes testificaron las dos v¨ªctimas cuyos casos no han prescrito (ocurrieron menos de cinco a?os antes de denunciarlos, cuando Mill¨¢n ya ten¨ªa m¨¢s de 60, 50 m¨¢s casi que sus atletas); este mi¨¦rcoles lo hicieron tres compa?eros m¨¢s del club de atletismo de Tenerife, que hab¨ªan estado m¨¢s de 10 a?os callados, y uno de los j¨®venes de Alhama, que lo hizo por v¨ªdeo conferencia. A todos les moviliz¨® Elisa, la madre de Eduardo, el primero que denunci¨® a tiempo ante la polic¨ªa y levant¨® la piedra que ocultaba la miseria. A ellos les ofreci¨® Elisa la oportunidad de encontrar una catarsis liberadora rompiendo el silencio que les hac¨ªa sentirse culpables y hasta responsables de que Mill¨¢n hubiera seguido actuando. Y los abogados que les oyeron comentaban en la pausa del caf¨¦ (el juicio se sigue a puerta cerrada para preservar la intimidad de los j¨®venes) lo conmovedores que eran los testimonios, lo duro que era o¨ªr repetidos los mismos hechos una y otra vez, c¨®mo Mill¨¢n actuaba, c¨®mo encumbraba a los que somet¨ªa, 'chaval, t¨² eres el elegido, el mejor, los dem¨¢s son una mierda', c¨®mo les machacaba cuando se atrev¨ªan a alejarse.
Y tambi¨¦n Elisa moviliz¨® a todos los de Alhama, a siete exatletas que, con el subcampe¨®n ol¨ªmpico de Barcelona 92 Antonio Pe?alver al frente, han volado hasta Tenerife para hablar, para dejar de estar callados casi 40 a?os m¨¢s tarde.
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