Demb¨¦l¨¦ juega a otra cosa
El extremo, v¨ªa de escape para el ataque, se enreda en la toma de decisiones al desplegarse con prisas y a la carrera
No hay grises en el f¨²tbol de Demb¨¦l¨¦, capaz de lo mejor y de lo peor en una misma jugada, de quebrar cuatro cinturas para despu¨¦s hacer una mala entrega de apenas un par de metros. Pero es la apuesta [de 150 millones] del club ¨Cde ah¨ª el morrocotudo enfado de la directiva tras la derrota del curso anterior en Roma, cuando el franc¨¦s se qued¨® de inicio en el banquillo-, como tambi¨¦n lo es ya del entrenador porque este a?o el extremo ha resultado decisivo en un buen racimo de encuentros al tiempo que Coutinho no ha pedido paso, aletargado desde que comenzara el curso y en el banquillo del Groupama Stadium, castigo que pasa de amenaza porque era el choque m¨¢s importante hasta la fecha para el Barcelona. Envid¨® de nuevo Valverde con Demb¨¦l¨¦ para batirse con el Lyon y la jugada sali¨® a medias, tan peligroso en los ataques como desatinado en las resoluciones.
Hace tiempo que el vestuario azulgrana entendi¨® que Demb¨¦l¨¦ no funciona cuando toca sino cuando quiere. Por eso le echaron la bronca cuando sus salidas nocturnas e impuntualidades se tornaron reincidentes. Lo hicieron en p¨²blico, con discursos severos de Piqu¨¦ y Rakitic, adem¨¢s de Valverde, pero tambi¨¦n se lo hicieron ver en el camerino con buenas palabras. El club, incluso, le puso cocinero y al secretario t¨¦cnico (su compatriota Abidal) como gu¨ªa, y hasta hablaron con el representante para que su madre le visitara m¨¢s a menudo. Y Demb¨¦l¨¦ cambi¨® en actitud. Pero su f¨²tbol sigue siendo el mismo, que por algo le ha llevado al Bar?a. Ese que suma desconexiones o pifias inexplicables; ese que maravilla cuando entra en combusti¨®n, hace un eslalon al galope o define de la manera m¨¢s insospechada. En el Parque del OL, hizo de todo¡ Menos gol.
Nada m¨¢s levantarse el tel¨®n, Busquets pas¨® en profundidad a Demb¨¦l¨¦, que pis¨® el v¨¦rtice del ¨¢rea y le peg¨® con la zurda, con intenci¨®n pero desviado. Luis Su¨¢rez, entonces, le reclam¨® calma. Pero el galo estaba demasiado agitado, toda una contraindicaci¨®n porque anoche Demb¨¦l¨¦ era el problema y la soluci¨®n. As¨ª lo explic¨® cuando traz¨® una diagonal y recibi¨® en el borde del ¨¢rea, sigui¨® con un recorte sensacional y le peg¨® de forma desastrosa.
Casi todos los que rodearon a Demb¨¦l¨¦ le recriminaron algo durante el duelo. Lo hizo Luis Su¨¢rez de forma continuada, pero tambi¨¦n Alba, que le pidi¨® en dos ocasiones ¨Cla segunda de malos modos- que bajara a ayudar, que no le dejara solo en el dos contra uno que le hac¨ªan por la banda. Tambi¨¦n le reclam¨® Valverde que hiciera la basculaci¨®n, que no se quedara est¨¢tico cuando el equipo deb¨ªa estar bien junto. Por lo que en defensa, Ousmane era un incordio. Pero en ataque era la v¨ªa de escape, el ¨²nico (adem¨¢s de Messi) que driblaba, que ped¨ªa el esf¨¦rico en profundidad, que ten¨ªa la porter¨ªa rival en el entrecejo. Pero no le sal¨ªan las cosas para desespero de sus compa?eros. Como en esa contra en la que estaban cuatro contra tres y sac¨® un centro con el tobillo que se march¨® largo, por lo que Alba y Su¨¢rez se lo quedaron mirando al tiempo que Messi baj¨® la cabeza y negaba para luego, como todos, pedirle calma. O como esa otra en la que se le cruz¨® a Leo justo antes de que le pegara, lo que provoc¨® que el 10 chutara desviado y se enfurru?ara un poco m¨¢s.
Por lo que fuera, la agitaci¨®n de Demb¨¦l¨¦ result¨® contagiosa como evidenci¨® Su¨¢rez, que decidi¨® sacar r¨¢pido un saque de banda porque el franc¨¦s empez¨® a correr. La pelota se perdi¨® y todo el equipo le censur¨® las prisas al uruguayo. Sucede, en cualquier caso, que Demb¨¦l¨¦ juega a la carrera y la palabra Pantone no est¨¢ en su diccionario. Lo suyo es blanco o negro. Ataque o ataque. Gol o pifia. Frente al Lyon toc¨® cruz y Coutinho le relev¨® pasada la hora. Le queda la vuelta.
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