Las ¡®jockeys¡¯ vascas del emir
Dos hermanas de Tolosa disputan en el desierto carreras de 120 kil¨®metros con los caballos del gran jeque de Dub¨¢i
¡°En mi vida conocer¨ªa al rey de Espa?a y aqu¨ª el jeque nos saluda y se pasea entre nosotras como si nada¡±. Naroa Calvo y su hermana Maialen, de 20 y 24 a?os, son dos amazonas vascas que desde 2016 disputan carreras de resistencia de m¨¢s de 100 kil¨®metros en el desierto ¨¢rabe a lomos de los caballos de una de las principales cuadras del emir Mohamed Bin Rashid Al Maktum, la m¨¢xima autoridad pol¨ªtica de Dub¨¢i. En este lugar del mundo, las competiciones h¨ªpicas son algo serio, mueven grandes cantidades de dinero y apasionan a los gobernantes de esta monarqu¨ªa absoluta, que departen entre los establos con los jinetes como si estuvieran en palacio. ¡°Desde los 14 a?os era un sue?o venir aqu¨ª¡±, asegura Maialen.
Las dos j¨®venes viven a 40 minutos de la capital de Dub¨¢i, de camino al desierto, en una miniciudad formada solo por decenas de cuadras. A un lado quedan las que son propiedad del jeque y al otro, las privadas. Ellas compiten, al menos una vez por semana, en carreras mixtas y femeninas con los ejemplares de la conocida como M7 (¡°M¡± por Mohamed y ¡°7¡± por ser el n¨²mero favorito del emir), y el resto del tiempo son profesoras de ni?os en otra cuadra. En ese inmenso complejo no hay mucho m¨¢s al margen de caballos, caballerizas y las casas donde residen gratis los empleados y los jockeys, como estas hermanas de Tolosa (Gipuzkoa), que adem¨¢s reciben el coche y la gasolina. ¡°A cinco minutos, en una rotonda, hay unas caravanas donde te puedes tomar un caf¨¦ o comerte una hamburguesa. Pero para comprar algo en una tienda te tienes que desplazar 20 minutos¡±, explica Maialen. ¡°En la M7 tambi¨¦n trabaja una chica catalana, Eulalia, y en otras creo que hay dos espa?oles. Sobre todo, han venido muchos sudamericanos¡±, apunta Naroa.
All¨ª se preparan, entrenan y corren durante el invierno, hasta que llega el Ramad¨¢n, que marca el final de la temporada en el Golfo P¨¦rsico. Entonces, montan los caballos en aviones y se marchan a la cuna ecuestre de Newmarket, en Reino Unido, huyendo del calor extremo de los Emiratos ?rabes.
"Para las mujeres de fuera es f¨¢cil vivir aqu¨ª, nos tratan bien. No sabemos qu¨¦ pasar¨¢ cuando se muera el jeque porque al hijo que se dedica a esto no le interesan tanto los caballos", comenta Naroa algo preocupada. "Si puedo, me gustar¨ªa seguir cuatro o cinco a?os m¨¢s. Ahora no tenemos queja, pero en alg¨²n momento querr¨¦ estar con mi familia y no en mitad del desierto", a?ade Maialen. La intenci¨®n de ambas es hacer granero, ahorrar todo lo posible para comprar caballos, entrenarlos, y venderlos o ponerlos a disputar carreras. De momento, van cumpliendo su objetivo. "Nos pagan el alquiler, as¨ª que es f¨¢cil ahorrar. A m¨ª, adem¨¢s, me encanta. Solo gasto en mi perrito", confiesa Naroa. El sueldo se lo ganan como maestras y, al final del curso, la cuadra con la que compiten reparte unas primas por igual entre todos los integrantes seg¨²n lo conseguido en premios, siempre generosos. La prueba m¨¢s importante de Dub¨¢i, por ejemplo, entrega del primer al d¨¦cimo clasificado un coche valorado entre 92.500 y 42.500 euros. Y del und¨¦cimo al puesto 70, unos 25.000 euros.
La asistencia de Maialen a una charla con un dentista de caballos fue la puerta de entrada casual al mundo del jeque. La mayor de las hermanas, entregada a la vida equina desde que a los siete a?os se apunt¨® a un curso de verano y a los 11 particip¨® en su primera carrera de resistencia, estaba estudiando en Santander para ser profesora de h¨ªpica cuando acudi¨® a esta conferencia. El protagonista era amigo de la cuadra que el emir ten¨ªa en Catalu?a. ¡°Le preguntaron si conoc¨ªa a alguien que le apeteciera irse y se acord¨® de m¨ª. Ten¨ªa 19 a?os¡±. Su hermana la sigui¨® seis meses despu¨¦s. ¡°Yo no era tan fan¨¢tica¡±, tercia Naroa. ¡°Pero al terminar cuarto de ESO, se me fue la cabeza, dej¨¦ de estudiar y me march¨¦ con ella¡±.
Tres a?os despu¨¦s, en 2016, una vez dentro de la ¨®rbita de Mohamed Bin Rashid Al Maktum, les lleg¨® la oferta para instalarse en esa miniciudad de cuadras, a las puertas del desierto. Entonces, la m¨¢s atrevida fue Naroa, que empaquet¨® los b¨¢rtulos y cambi¨® de continente. Su llegada fue triunfal: primera carrera, primera victoria. La temporada siguiente, su hermana hizo el mismo camino hacia el emirato, aunque antes pas¨® por Reino Unido. En todo este tiempo, han acabado a menudo en las posiciones de cabeza. ¡°Existe una gran rivalidad con Abu Dabi, es como un Madrid-Bar?a¡±, se?ala Naroa, que compite como Maialen con un pa?uelo cubri¨¦ndole la cara para protegerse del sol y la arena.
Su modalidad, conocida tambi¨¦n como Endurance o Raid, llega a los 240 kil¨®metros divididos en tres d¨ªas, aunque ellas suelen participar en las de 120 de una jornada. Se disputan en el desierto o en calles de arena construidas ex profeso para ello. ¡°Aqu¨ª todo es a lo grande¡±, advierte Naroa. Constan de cuatro fases y cada una no puede superar los 40 kil¨®metros. En cada intermedio, los m¨¦dicos examinan el estado de salud de los caballos y los que no est¨¢n aptos son retirados. Tardan unas cuatro horas en completar la distancia, a una media de casi 30 kil¨®metros por hora. ¡°Estas carreras son como la Champions de esta disciplina¡±, asegura Daniel Fenaux, el coordinador de Raid de la Federaci¨®n Espa?ola de H¨ªpica.
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