Las termitas se comen a los leones
El Atl¨¦tico fue m¨¢s que la Juventus porque contaba la energ¨ªa por encima de cualquier sutileza
Juego de p¨ªcaros. Estamos perdiendo la pausa, el amague y, ¨²ltimamente, tambi¨¦n la picard¨ªa que en ning¨²n ¨¢mbito tuvo m¨¢s prestigio que en el f¨²tbol. Hablo de sacar una falta r¨¢pido para sorprender a un equipo dormido o de aprovechar cualquier situaci¨®n de debilidad para obtener ventaja psicol¨®gica¡ Los partidos de Champions de esta semana fueron tan intensos y formales que hay que dar por desaparecidas estas argucias callejeras que antes se llevaban al estadio. ¡°No voy a mentir¡±, dijo Sergio Ramos antes de declararse voluntariamente culpable de provocar una tarjeta. ¡°Ser¨¢ un partido aburrido para ver por televisi¨®n¡±, declar¨® Griezmann antes del Atl¨¦tico-Juve. ¡°Me gustar¨ªa que Mourinho y Guardiola volviesen a la Liga con sus pol¨¦micas¡±, dijo Tebas en alguna parte. Que el juego haya perdido viveza se puede entender. Pero muchachos, al menos sean vivos delante de un micr¨®fono, porque si no van a terminar ech¨¢ndonos a todos.
Waterloo en el Wanda. El Atl¨¦tico-Juve fue un partido industrial donde s¨®lo falt¨® que de las disputas saltaran chispas. Hab¨ªa en el campo talentos superiores como los de Ronaldo o Griezmann, pero hay partidos en los que las termitas pueden con los leones. El Atl¨¦tico fue m¨¢s, porque contaba la energ¨ªa por encima de cualquier sutileza y, entre el Wanda que empuj¨® hacia la euforia a sus jugadores y Simeone que bilarde¨® desde la banda para agregarle m¨¢s huevos a la ecuaci¨®n (incluso de manera gr¨¢fica), aquello era una caldera. Los jugadores fueron m¨¢s fuertes que las desilusiones del VAR, que la mala suerte, que el agotamiento¡ Hasta los goles uruguayos de Gim¨¦nez y God¨ªn parecieron un acto de coherencia con el estilo. Dif¨ªcil encontrar un equipo con m¨¢s gusto por la entrega intimidante, por el c¨¢lculo adaptado a los distintos momentos y por lo heroico que este Atl¨¦tico. Queda la vuelta en Tur¨ªn. ?Chispas? No, fuego de dragones.
Crack a medida. En una temporada, Sergio Canales madur¨® diez a?os. En todos los sentidos. Lo m¨¢s visible es el nuevo cuerpo que se construy¨®, dotado de una potencia impensable hace apenas un a?o. Lo m¨¢s sorprendente, el protagonismo que alcanz¨® su juego, como si tambi¨¦n su personalidad hubiera pegado un giro rotundo. De esa cabeza era de esperar. Porque lo m¨¢s extraordinario de Canales ha sido su resistencia a la frustraci¨®n cuando las rodillas le estallaron tres veces. Durante esa larga traves¨ªa su f¨²tbol pag¨® las consecuencias. Creo que los problemas futbol¨ªsticos se resuelven en el campo, no en un gimnasio, pero Canales me desminti¨®. Primero fortaleci¨® su estructura muscular, y cuando su f¨ªsico se llen¨® de confianza y de prestaciones nuevas, como esas conducciones imparables o su freno seco, su talento emergi¨® como nunca. Aunque tenga un cuerpo de le?ador, su f¨²tbol ser¨¢ siempre el de un bailar¨ªn.
Un Parejo total. Dani Parejo sabe jugar al f¨²tbol y no solo porque maneje la pelota con destreza, que tambi¨¦n, sino porque tiene criterio para mover al equipo entero. Sacando el bal¨®n del fondo con una habilidad y sentido del riesgo que en un jugador menos dotado ser¨ªa suicida; pasando por el medio del campo, donde se maneja con un mapa lleno de caminos horizontales para distraer y de atajos para sorprender; y apareciendo en los ¨²ltimos treinta metros, donde clava pases como dardos. Eso es entender el juego, saber que cada zona tiene su propia complejidad y una manera distinta de afrontarla. La traves¨ªa de Parejo hasta esta plenitud llena de confianza y este reconocimiento popular con pocas excepciones, result¨® larga y dura. Fue discutido, criticado, pitado. Pero sobrevivi¨®. Hoy, su sabidur¨ªa futbol¨ªstica est¨¢ enriquecida por una personalidad s¨®lida a la que le encaja como un guante la cinta de capit¨¢n.
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