Crisis de gobernanza en el Real Madrid
Lo que se necesita el club es una direcci¨®n t¨¦cnica profesional, y un presidente que rinda cuentas a los socios, que compita en unas elecciones m¨¢s abiertas y con un n¨²mero de mandatos limitado
La actual crisis deportiva del Real Madrid es la consecuencia de una crisis m¨¢s profunda de car¨¢cter institucional. Es un caso claro de mala gobernanza que, como ocurre en muchos pa¨ªses y en otros tipos de organizaciones, suele causar deterioro en su funcionamiento y malos resultados en su actividad.
No es exagerado decir que en el Real Madrid la toma de decisiones est¨¢ muy concentrada en una persona. Y que esa persona, elegida en su d¨ªa por los socios, no tiene limitaci¨®n de mandatos ¡ªuna caracter¨ªstica muy indeseable en la mayor¨ªa de los modelos de gobernanza, que no est¨¢ presente en algunas sociedades deportivas como el Bar?a¡ª, ha impulsado adem¨¢s un cambio de reglas que dificulta la aparici¨®n de rivales en las elecciones, y esos cambios "constitucionales" han sido aprobado por un subconjunto de socios ¡ªlos compromisarios¡ª escasamente representativos y relativamente manejables.
Esa forma de ejercer el poder, que es la causa del deterioro institucional, suele ir acompa?ada de un estrechamiento del aparato de decisi¨®n. Este es evidente en la secci¨®n de f¨²tbol del Real Madrid. Basta compararla con la de clubes alemanes y brit¨¢nicos, pero tambi¨¦n con la de la secci¨®n de baloncesto del propio Real Madrid, que tiene un s¨®lido proyecto deportivo dirigido desde hace a?os por profesionales especialistas. Una manifestaci¨®n de este raquitismo de la direcci¨®n t¨¦cnica es la ceguera ante las carencias de la plantilla, ocultadas por el triunfo en Kiev, final a la que se lleg¨® con tres buenos partidos fuera de casa (seguidos de dos desastrosas actuaciones en el Bernab¨¦u), en una temporada en la que el juego y los resultados en Liga y Copa fueron impropios de un club puntero. Pero a¨²n peor, el dirigente ¨²nico no s¨®lo fue incapaz de percibir lo evidente ¡ªla necesidad de renovar la plantilla¡ª sino que hizo o¨ªdos sordos cuando su entrenador ¡ªel mejor del mundo, seg¨²n sus palabras¡ª supedit¨® su continuidad a la renovaci¨®n del equipo. Pero la plantilla no solo no se renov¨®, sino que se deterior¨® a¨²n m¨¢s con la p¨¦rdida de su gran goleador. Y aqu¨ª estamos.?
Ahora, manteniendo la analog¨ªa con los pa¨ªses institucionalmente subdesarrollados, se nos anunciar¨¢ un Salvador. Pero no es esto. Lo que se necesita es un club con una direcci¨®n t¨¦cnica profesional y un presidente que rinda cuentas a los socios ¡ªlos propietarios del club, seg¨²n dice ¨¦l, aunque lo cierto es que el presidente act¨²a como si fuera el ¨²nico propietario¡ª, que compita en unas elecciones m¨¢s abiertas y, tambi¨¦n, insisto, que tenga el n¨²mero de mandatos limitado.
Carlos Sebasti¨¢n es socio del Real Madrid desde 1954, catedr¨¢tico de Econom¨ªa y autor del libro Para que Espa?a avance (Galaxia Gutenberg).
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