Ben Yedder libera al Sevilla

Fue como una liberaci¨®n. Toneladas de ansiedad en la mente de unos futbolistas atascados se soltaron por arte de magia en 15 minutos de la segunda parte, donde el Sevilla se convirti¨® en un aut¨¦ntico vendaval para destrozar a una Real Sociedad que se derrumb¨® de manera inapelable. Todo le sali¨® al Sevilla, que se despert¨® de una pesadilla que duraba demasiado. Respir¨® aire fresco y se reivindic¨® como equipo para reconquistar una sexta plaza que hab¨ªa estado amenazada por el Valencia y el Betis, que hab¨ªan metido mucha presi¨®n con sus triunfos. La clara y rotunda victoria del Sevilla supone mucha claridad en un ambiente que estaba muy turbio despu¨¦s de una racha de un solo triunfo en los ¨²ltimos 10 partidos de Liga. Seis puntos conseguidos de 30 que hab¨ªan puesto en duda la continuidad de Pablo Mach¨ªn en el banquillo. El respiro, con los tres puntos, es de los grandes y da la impresi¨®n de que puede suponer un punto de inflexi¨®n para el Sevilla en el tramo final de la temporada y en espera de jugar toda una final en Praga, en la Liga Europa ante el Slavia, el pr¨®ximo jueves.

El gran art¨ªfice del triunfo fue Ben Yedder. Con tres goles, hizo realidad el triunfo de su equipo, alcanzando un total de 26 goles en una temporada impresionante. El delantero franc¨¦s hizo feliz a su gente y machac¨® a una Real que hab¨ªa hecho un primer tiempo decente, aunque no tuvo luego argumentos para detener el aluvi¨®n que se le vino encima. Junto a Ben Yedder, Jes¨²s Navas y Sarabia aportaron una gran actuaci¨®n para despejar muchos de los fantasmas que rondaban por la cabeza de unos futbolistas que hab¨ªan dejado de creer en s¨ª mismos.

La liberaci¨®n de la segunda parte no pudo ocultar, no obstante, la tremenda ansiedad con la que el Sevilla encar¨® el encuentro. El primero que desprend¨ªa esa sensaci¨®n era Mach¨ªn, quiz¨¢s consciente de que se jugaba su futuro en caso de derrota. Sin la inteligencia t¨¢ctica necesaria, esa tensi¨®n fluye de manera evidente en un equipo que quiere, pero que se derrumba tambi¨¦n con facilidad. El Sevilla corri¨® una barbaridad desde el primer minuto de juego, luchando cada bal¨®n como si fuera el ¨²ltimo, haciendo de cada acci¨®n una batalla. Las prisas, sin embargo, son malas consejeras porque derivan en la precipitaci¨®n. La fe del equipo, no obstante, le dio para poner en apuros a una Real con muchas bajas, que se mantuvo en el partido gracias a la labor de Zubeldia y el golazo de Oyarzabal. Hab¨ªa marcado Sarabia despu¨¦s de una gran acci¨®n de Promes y todo se le facilitaba a los locales. Sin embargo, los equipos en mala racha suelen recibir esos golpes. El empate lleg¨® en el primer disparo a puerta de la Real, que se aprovech¨® de la ansiedad de un Sevilla que se puso por delante y permiti¨® que Oyarzabal controlara con absoluta tranquilidad dentro del ¨¢rea para batir a Soriano, que jugaba su primer encuentro en LaLiga por la lesi¨®n de Vaclik. El delantero de la Real hizo tres goles, como Ben Yedder, aunque uno en su propia porter¨ªa.

Lo del segundo tiempo no lo esperaba nadie. El Sevilla, fiero y con Ben Yedder de artillero, jug¨® con una intensidad incre¨ªble. Como si se tratara de una fiera, meti¨® a la Real en su campo, a la que se someti¨® a un hostigamiento impresionante. En tres minutos, coleccion¨® dos ocasiones claras y un gol que define a la perfecci¨®n a un artista del ¨¢rea como Ben Yedder. Casi sin ¨¢ngulo en el ¨¢rea, dibuj¨® un toque preciso que bati¨® a Rulli para hacer el 2-1. Ah¨ª se acab¨® el partido. El Sevilla fue una ola gigante que engull¨® a la Real, que no se enter¨® de nada, en un cuarto de hora tremendo. Ben Yedder hizo dos goles m¨¢s y hasta Oyarzabal se hizo un tanto en propia puerta, descompuesto como su propio equipo. Respir¨® el Sevilla. Tambi¨¦n Mach¨ªn y toda su gente. Se deja atr¨¢s una racha horrible para que el equipo andaluz lograra un triunfo que necesitaba como el comer. Hubo implicaci¨®n y nervios en primer lugar. Luego, un derroche de fe y goles de todas las facetas. Por medio, una Real algo sosa que no tuvo fuerzas ante la tormenta que le cay¨® encima.