?Mujeres en Augusta? S¨ª, pero no
El selecto club de golf celebra su primer Masters femenino, pero para amateurs que solo competir¨¢n un d¨ªa en el campo de los hombres
?Mujeres jugando en Augusta? S¨ª, pero seg¨²n sus normas. Este mi¨¦rcoles comienza la primera edici¨®n en la historia de lo que se ha llamado el Masters femenino: 72 golfistas de 25 pa¨ªses, entre ellas las espa?olas Marta P¨¦rez y Ainhoa Olarra, disputando un torneo en una de las cunas mundiales del golf la semana antes del Masters masculino. Augusta abre sus puertas a las mujeres, aunque solo un poco. El campeonato es amateur, no juegan golfistas profesionales ni tiene la categor¨ªa de grande, y ¨²nicamente podr¨¢n pisar en competici¨®n la selecta hierba del selecto Augusta National Club un d¨ªa, el s¨¢bado. Y no todas. Despu¨¦s de dos rondas iniciales que se juegan este mi¨¦rcoles y jueves en un campo anexo, el Champions Retreat, las 30 mejores tendr¨¢n la ocasi¨®n de pisar las calles y greens que pocos d¨ªas despu¨¦s ver¨¢n pasar a Tiger Woods, Jon Rahm y dem¨¢s estrellas.
El Masters es exclusivo hasta para esto. El ¨²nico grande que se juega siempre en un mismo campo es tambi¨¦n el ¨²nico que no tiene una categor¨ªa femenina. S¨ª existe el British Open, el US Women¡¯s Open y el Women¡¯s PGA Championship, pero no un Masters femenino como tal. A cambio, el circuito de mujeres incorpora dos grandes m¨¢s, para un total de cinco: el Ana Inspiration, que se disputa esta semana con Carlota Ciganda, Azahara Mu?oz y Beatriz Recari en el cartel, y el Evian Championship, que cierra la temporada.
La reivindicaci¨®n de las mujeres es larga en el tiempo. Ante los reclamos, los gerifaltes del Masters esgrim¨ªan la falta de huecos en la agenda y el exhaustivo cuidado que precisaba un campo que es como un museo. Hasta que el a?o pasado la presidencia de Augusta abri¨® una rendija para este campeonato amateur. ¡°Pero yo ni le llamar¨ªa Masters femenino¡±, zanja Marta Figueras-Dotti, pionera espa?ola y actual presidenta del circuito femenino europeo. ¡°Que premien a las amateurs est¨¢ muy bien, y me encanta que haya mujeres en Augusta, pero eso no tiene nada que ver con el Masters ni con el mundo profesional. Solo un d¨ªa en el Augusta National Club, solo 30 jugadoras... Lo veo como un pre¨¢mbulo de lo que puede ser, de un verdadero Masters femenino¡±.
El tiempo parece haberse detenido en Augusta, un ancla para las tradiciones. El club no tuvo un socio negro hasta 1991 (Ron Townsend), y ninguna mujer pudo vestir la chaqueta verde que distingue a sus miembros hasta 2012, cuando la entonces secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, derrib¨® el muro. Desde entonces solo otras tres mujeres se sientan en ese sal¨®n de hombres con corbata: las empresarias Darla Moore y Virginia Rometty y, el a?o pasado, Ana Bot¨ªn, presidenta del Banco Santander. Ellas pusieron nombre a la lucha de muchas otras mujeres por descolgar prohibiciones como la de gentlemen only (solo caballeros), presentes hasta hace no tanto en algunas zonas del club.
Hoy el negocio contribuye tambi¨¦n a abrir el pu?o de los m¨¢s conservadores. La cadena NBC ofrecer¨¢ tres horas en directo de la ronda del s¨¢bado en que se decidir¨¢ el t¨ªtulo en Augusta, y potentes patrocinadores como AT&T, Bank of America, IBM, Mercedes-Benz y Rolex han asociado sus marcas a este innovador campeonato.
¡°Augusta es un lugar especial para cualquiera que sepa lo m¨¢s m¨ªnimo de este deporte. Recuerdo tantos domingos de Masters en casa vi¨¦ndolo por la tele y pensando en lo incre¨ªble que ser¨ªa solamente estar ah¨ª y poder verlo en persona. ?Y ahora estoy jugando!¡±, explica la valenciana Marta P¨¦rez. ¡°Cada d¨ªa la gente apuesta m¨¢s por el golf femenino y este torneo es una prueba de ello. Pero a¨²n tenemos mucho camino por recorrer. Me gustar¨ªa ver un Masters profesional de mujeres¡±, a?ade P¨¦rez; ¡°creo que todo el mundo deber¨ªa poder jugar en Augusta, pero entiendo que entonces no ser¨ªa Augusta¡±.
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