Cuentas de Rosario
El estadio de Central es llamado El Gigante. El de Newell¡¯s, El Coloso. ?Qui¨¦n supera eso?
En Rosario, las cosas se hacen a lo grande. Para lo bueno y para lo malo. Como aqu¨ª hablamos mayormente de f¨²tbol, empecemos por los estadios. El de Central es llamado El Gigante. El de Newell¡¯s, El Coloso. ?Qui¨¦n supera eso? No hace falta recordar la intensidad con que se detestan los canallas de Central y los leprosos de Newell¡¯s: ning¨²n derbi argentino alcanza el nivel de paroxismo que se vive en Rosario. El canalla Roberto Fontanarrosa, el celeb¨¦rrimo Negro,autor de los mejores textos sobre f¨²tbol que ha producido la humanidad (puestos en exageraciones rosarinas, creo que la anterior afirmaci¨®n resulta al menos defendible), afirmaba que la afici¨®n de Central era m¨¢s ruidosa y pasional por los humildes or¨ªgenes obreros y ferroviarios del club, mientras que la de Newell¡¯s (o ?uls), por nacer el club en una selecta escuela anglicana, gritaba un poco m¨¢s bajo y se tomaba las cosas m¨¢s filos¨®ficamente. Escuchadas una y otra, uno no sabr¨ªa qu¨¦ decir. Ambas revientan el contador de decibelios.
Rosario no vive sus mejores a?os. La tercera ciudad de Argentina, gran capital de la industria agroalimentaria, sufre altos niveles de pobreza y de violencia. En 2018 se registraron 198 homicidios dentro de su ¨¢rea urbana. En C¨®rdoba, la segunda ciudad del pa¨ªs, fueron 52. En la gigantesca y tormentosa Buenos Aires sumaron 136. Que corra tanta sangre rosarina se debe, fundamentalmente, a las mafias y el narcotr¨¢fico. Valga como explicaci¨®n la historia de los Bassi. Luis Pollo Bassi quiso arrebatar a la banda de Los Monos el control de la droga y en 2013 se le culp¨® del homicidio de Claudio P¨¢jaro Cantero, jefe de Los Monos. Un tribunal lo absolvi¨®. Pero no sus enemigos, quienes en un solo a?o, 2014, asesinaron al padre de Bassi y a dos de sus hermanos. El propio Pollo fue tiroteado en 2017 cuando el Servicio Penitenciario lo llevaba desde un juzgado a la c¨¢rcel, y se salv¨® de milagro. El mes pasado fueron asesinados el suegro del Pollo Bassi y su pareja. Los Monos y los Bassi se bastan para reventar cualquier estad¨ªstica.
El ambiente, por resumir, est¨¢ cargado. No parece probable que la violencia de las bandas y la extrema precariedad de los barrios pobres influyan directamente en el f¨²tbol, pero hay coincidencia: el bal¨®n tampoco rueda bien en la ciudad. Newell¡¯s y Central acaban la temporada en la zona baja, tanto en puntos como en promedios. Lo importante es lo segundo: el a?o pr¨®ximo arrancar¨¢n con un h¨¢ndicap que les obligar¨¢ a esforzarse para evitar el descenso. Central, que ha quemado tres t¨¦cnicos en los ¨²ltimos meses, lo tiene especialmente dif¨ªcil.
Hay otro club m¨ªtico en Rosario, Central C¨®rdoba, no tanto por su palmar¨¦s como por haber alojado al diamante secreto, al futbolista eximio que no quiso fama ni dinero, al inefable Tom¨¢s Carlovich El Trinche. ?Cu¨¢ntos clubes habr¨¢ en el mundo que lleven el nombre de otra ciudad? Lo de Central C¨®rdoba se debe a que lo fundaron los obreros de la empresa ferroviaria C¨®rdoba and Rosario Railway, y con el tiempo se cay¨® el nombre de uno de los extremos de la v¨ªa f¨¦rrea, pero siempre ser¨¢ curioso. El caso es que Central C¨®rdoba, que compite en Primera C (lo que vendr¨ªa a ser cuarta divisi¨®n), anda tambi¨¦n peleando por la parte baja.
Una de las gracias del f¨²tbol, en cualquier caso, consiste en que por m¨¢s que se hable de historiales y clasificaciones, lo que cuenta es el momento. Despu¨¦s del pr¨®ximo derbi, la mitad de Rosario delirar¨¢ de felicidad. La otra mitad seguir¨¢ pensando en lo mal que van las cosas.
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