El esplendor de Alaphilippe en el crep¨²sculo de Valverde

Mark Twain escribi¨® una vez que le hab¨ªa parecido un poco exagerada la noticia de su muerte, que hab¨ªa le¨ªdo en un peri¨®dico, y seguramente Alejandro Valverde, que el jueves 25 cumple 39 a?os, tambi¨¦n asegurar¨¢ que quienes empiecen a enterrarle se est¨¢n equivocando. Habr¨¢ que convenir, sin embargo, que el campe¨®n del mundo est¨¢ perdiendo uno de los atributos que le han hecho ¨²nico en el paisaje cicl¨ªstico mundial y que le hizo ganarse desde juvenil el t¨ªtulo de ¡®El Imbatido¡¯. Valverde, que solo saltaba a la arena para ganar ya no gana. Pelea y se coloca, y ah¨ª se queda, en el sitio, sin aire, mientras su heredero, el mosquetero de Montlu?on Julian Alaphilippe acelera feliz y triunfa.

Para dar m¨¢s simbolismo a la coincidencia de su esplendor con el crep¨²sculo inevitable del murciano, el franc¨¦s casi imbatible mostr¨® su demostraci¨®n justamente en el as¨ª llamado jard¨ªn de Valverde, el empinad¨ªsimo Muro de Huy y su Camino del Calvario, donde termina siempre la Flecha Valona.

En la carrera belga, algo as¨ª como el primer acto de las Ardenas, Valverde ha participado 14 veces, y en 10 ocasiones ha terminado entre los 11 primeros. Ha ganado cinco, m¨¢s que nadie, m¨¢s que Eddy Merckx, y en dos ha sido segundo. En 2018 la perdi¨® ya ante Alaphilippe. Qued¨® segundo en lo que se consider¨® un duelo de igual a igual. Este a?o ha quedado 11?.

Los duelos de igual a igual en 2019, Alaphilippe, de 26 a?os, solo los disputa, y los pierde, con el fen¨®meno Mathieu van der Poel, el nieto de Poulidor, que le derrot¨® en sus dos ¨²nicos cara a cara, la Flecha del Brabante y la Amstel Gold Race. Son los hijos de otra generaci¨®n. La afici¨®n les naci¨® viendo ganar a Valverde, que aguanta con ellos en las grandes cl¨¢sicas justo hasta el momento decisivo: cuando el murciano est¨¢ a tope ellos tienen a¨²n otra marcha. Cuando Alaphilippe, el mejor del a?o, capaz de imponerse en fuga, al sprint masivo, en grupo, en pareja, gan¨® la Mil¨¢n-San Remo, Valverde termin¨® s¨¦ptimo, sin fuerzas para entrar al sprint de los mejores, y fue octavo en el Tour de Flandes.

La Flecha Valona son 190 kil¨®metros de diezmo, cuatro de carrera y 500 metros de sprint. El diezmo se lo manejan a medias entre la dureza ¨Cnueve cotas en los ¨²ltimos 70 kil¨®metros, que dejaron asfixiado a Dan Martin y Peter Sagan--, las ca¨ªdas ¨Cdesastre para Adam Yates y Ion Izagirre, entre otros¡ªy el trabajo de corredores como Enric Mas, que luce dura su dentadura en la pen¨²ltima cota, la ¨²ltima subida a Cherave, y deja el pelot¨®n en un m¨ªnimo de rivales para su jefe en el Deceuninck, Alaphilippe. Al franc¨¦s le queda siempre por delante Jakob Fuglsang, un ¨²ltimo ayudante, un samaritano dan¨¦s que le da relevos cuando ataca de lejos ¨CStrade Bianche, Amstel Gold Race¡ªy que le lanza cuando se juega el sprint, y nunca le gana.

A Valverde tampoco se le ha dado nunca nada mal la Lieja-Bastogne-Lieja, el monumento de las Ardenas. All¨ª gan¨® cuatro veces y all¨ª quiere ganar de nuevo el domingo. A Alaphilippe le conoci¨® en la Cota de Ans, donde terminaba antes, en 2015. El franc¨¦s era un ni?o de 22 a?os que anunciaba ya su clase y su ambici¨®n y que solo se rindi¨® ante el Valverde de sus a?os de esplendor. Cuatro a?os despu¨¦s, el mundo es otro. Los astros siguen girando,