El Bar?a arde en la pira de Anfield
El conjunto azulgrana cae goleado de forma estrepitosa en Liverpool, repite la debacle del a?o pasado en Roma y se queda fuera de la final de la Champions en Madrid
El Barcelona no tiene remedio en Europa. Incorregible, no encuentra el punto a los partidos que juega lejos del Camp Nou. Hoy es un equipo dram¨¢tico, protagonista de las derrotas m¨¢s humillantes, v¨ªctima de los escarnios m¨¢s crueles que se dan en la Champions. A las victorias m¨¢s sonoras le suceden las derrotas m¨¢s sangrantes, ya sea en Roma o en Anfield, abatido sin remedio ante el asombro del propio Messi. Aumenta el esperpento por repetido, esta vez sin justificaci¨®n alguna si se atiende a que el Liverpool le gole¨® sin sus figuras Salah ni Firmino. No importa la alineaci¨®n si enfrente est¨¢ el Bar?a de la Champions.
Los h¨¦roes fueron dos suplentes: Wijnaldum y Origi. No escarmientan los azulgrana, igual de sumisos que la temporada pasada, con el guion aumentado del ya vivido en Roma. No merecieron perder por 4-1 los italianos en el Camp Nou ni tampoco los ingleses por 3-0. Los papeles se intercambiaron en Anfield respecto a Barcelona. Los partidos fueron m¨¢s o menos calcados: al Liverpool le sali¨® el encuentro perfecto, excelente en las ¨¢reas, y el Bar?a se perdi¨® en la cancha y tambi¨¦n ante la porter¨ªa de Alisson, una fiera en Anfield.
Aunque ya no huele como cuando el f¨²tbol se pensaba en The Boot Room, Anfield sigue siendo Anfield. Ahora desprende el mismo olor que muchos estadios, incluso se parece a alguno de los m¨¢s modernos de la Champions, y la llegada al campo es m¨¢s c¨®moda y tranquila, m¨¢s esponjada que en tiempos del callej¨®n de la Copa de Europa. No hay sin embargo ninguna cancha que ruja tanto y tan bien, de forma tan arm¨®nica y sincronizada, como Anfield. La comuni¨®n comienza con el canto a capella del You¡¯ll Never Walk Alone, admirable sobre todo para las hinchadas silenciosas, fascinadas por la liturgia de los equipos de la Premier.
El ritual hipnotiza y paraliza a los rivales, tambi¨¦n a los que ya vienen avisados, como el Bar?a. No hay ning¨²n campo que tenga el alma de Anfield. La excitaci¨®n es sobrecogedora nada m¨¢s empezar el partido: ataca el Liverpool en estampida, como si el equipo fuera una manada de b¨²falos, imposibles de defender, ganadores de los balones divididos, siempre intimidadores, incontenibles ante el Bar?a. Hasta a los mejores defensas les da un ataque de p¨¢nico, como pas¨® con Alba, doblemente err¨¢tico con Origi.
V?DEO | Los 90 minutos del infierno del Bar?a en Anfield, resumidos en un minuto https://t.co/yYOWxkKiH8 pic.twitter.com/KAcqFqzQ26
— EL PA?S Deportes (@elpais_deportes) May 8, 2019
?La ansiedad de Messi
A los siete minutos ya contaba un tanto el Liverpool. Los reds penalizan los errores en Anfield y los laterales azulgrana no achicaban los espacios ni reduc¨ªan a Man¨¦. Los azulgrana sab¨ªan de todas maneras que su suerte no depender¨ªa de los goles del Liverpool. La clasificaci¨®n se cerrar¨ªa en el momento en que marcara el Bar?a y si no se repetir¨ªa inevitablemente el drama de Roma.
El equipo de Valverde se arrim¨® con ganas a partir de las arrancadas de Messi. Al 10, sin embargo, le temblaba el pulso, le faltaba finura y le sobraba ansiedad, de manera que el encuentro giraba a favor del Liverpool. Hasta Ter Stegen estaba nervioso por los arrebatos de los reds, indesmayables y jaleados por el ruido de sus fieles, seguidores de su t¨¦cnico: ¡°Haremos todo cuanto est¨¦ de nuestra parte; el resto depender¨¢ de la providencia¡±, anunci¨® Klopp. Y el azar estaba de su parte despu¨¦s de darle la espalda en el Camp Nou. Ahora eran los reds los que dominaban las porter¨ªas para desdicha de los azulgrana, impacientes pese a que Valverde dispuso el mismo equipo que en Barcelona. No sumaba Coutinho, tampoco sumaba Luis Su¨¢rez, ambos conocedores de Anfield, y solo guerreaba Arturo Vidal.
ESTAD?STICAS DEL PARTIDO
El chileno sobresal¨ªa en un partido intenso y fuera del control del Barcelona. No hab¨ªa manera de gobernar el f¨²tbol ni de batir al excelente Alisson. A¨²n sin sus ¨ªdolos, la personalidad del Liverpool era inconfundible en el fiero Anfield. Klopp se sum¨® a la carga con Wijnaldum despu¨¦s de la lesi¨®n de Robertson. La intranquilidad iba en aumento en el Bar?a porque no ced¨ªa Alisson. Y el drama se anunci¨® en dos minutos, suficientes para que el Liverpool metiera dos goles, los dos de Wijnaldum, habilitado por Alexander-Arnold y despu¨¦s por Shaqiri.
Los azulgrana discut¨ªan y se consum¨ªan en la pira de Anfield. El Liverpool se dio un respiro, consciente de que si no le costaba marcar ten¨ªa que aplicarse simplemente en defender despu¨¦s de igualar el 3-0. Los azulgrana no se activaron ni con los cambios de Semedo y Arthur. No sab¨ªa qu¨¦ tecla tocar Valverde, igual de desfigurado que sus jugadores, todos con la derrota escrita en su frente desde el gol inicial de Origi.
No supieron jugar con ni sin el cuero, desconcentrados ante un contrario que ensanchaba el campo cuando atacaba y lo estrechaba en el momento de defender a Alisson. A merced del rival, se vencieron los azulgrana como un equipo de colegiales a la salida de un saque de esquina rematado por Origi. El gol fue tan esperp¨¦ntico, la concesi¨®n result¨® tan imperdonable, que ya no tuvo remedio para el Bar?a. El Liverpool ha sido mejor equipo, siempre vencedor en sus rondas con el Barcelona. La Champions parece hecha a su medida y a la de Klopp por su electricidad, pasi¨®n y ¨¦pica, invicto en 21 partidos en Anfield.
Al auxilio azulgrana ya no acuden acciones milagrosas como las de Iniesta. No lo merec¨ªa su vergonzoso final en Anfield. No hubo gol del 10 ni final en Madrid. Ahora empieza el dolor y el duelo por saber que el Bar?a de Messi es tambi¨¦n un fracaso en Europa.
ESTAD?STICAS DEL PARTIDO
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