Guardiola, so?ador, fan¨¢tico y artista
Lo que est¨¢ haciendo Pep Guardiola es de tal altura y espectacularidad que su influencia est¨¢ logrando girar el f¨²tbol hacia una grandeza desconocida
El mejor. Lo dir¨¦ de una vez: lo que est¨¢ haciendo Pep Guardiola es de tal altura y espectacularidad que su influencia est¨¢ logrando girar el f¨²tbol hacia una grandeza desconocida. El comienzo de este art¨ªculo tiene tres posibles enemigos: los madridistas, los espa?olistas y los resultadistas. En tiempos de alta emotividad es m¨¢s f¨¢cil odiar a una persona que amar un estilo futbol¨ªstico. Pero me molesta que, por mirar al personaje desde el sitio equivocado, se elogie con moderaci¨®n una trayectoria impresionante. En lo que logra Guardiola hay impl¨ªcita una tremenda dificultad que sus equipos disimulan muy bien porque la belleza eficaz parece f¨¢cil cuando la vemos consumada, como si fuera un don y no fruto de horas de an¨¢lisis, creatividad, entrenamientos y convicci¨®n de la tropa. El City levanta Copas, pero ganar est¨¢ al alcance de muchos. Lo excepcional es hacerlo revolucionando la cultura futbol¨ªstica de un pa¨ªs. Y, de paso, del mundo.
Del entrenador habla el equipo. En Guardiola conviven un so?ador, un fan¨¢tico y un artista. El so?ador es apasionado, el fan¨¢tico terco y los dos le convienen al maravilloso artista que construye obras admirables con distintos materiales y en distintos pa¨ªses. Obras que nunca son iguales y, sin embargo, son siempre reconocibles. El juego que propone Guardiola se descubre a los tres minutos de comenzar un partido, aunque los jugadores salgan disfrazados de astronautas. Equipos inteligentes y generosos que asumen riesgos (95 goles a favor) sin debilitar la seguridad (23 en contra). Las estad¨ªsticas de Guardiola son apabullantes desde el d¨ªa que empez¨® a entrenar, pero es de mal gusto recitarlas. M¨¢s importante es saber que todos los futbolistas est¨¢n comprometidos con el juego, haciendo circular la pelota por todo el frente de ataque en busca del espacio que los rivales intentan negarle. Que todos son atrevidos, todos generosos en el esfuerzo, todos solidarios cuando toca defender, todos arm¨®nicos en sus movimientos. Todos primeros actores de una obra incomparable.
El dinero compra jugadores, no ideas. Con dinero cualquiera, me dir¨¢n. Y no es verdad. Porque el dinero se puede gastar de mil maneras distintas. Cuando en el ¨²ltimo partido de la Premier Guardiola se jugaba la vida, sus tres mediocampistas fueron: Bernardo Silva, G¨¹ndogan y David Silva. La delantera la formaron Mahrez, el Kun Ag¨¹ero y Sterling. Ninguno sube hasta el 1, 80 ni con una escalera, alguno tiene pinta de melanc¨®lico, otros llegaron con fama de vagos y otros tienden al desorden. En el City encontraron la confianza y la complicidad que les autoriza a jugar como so?aron de ni?os. No digo que sea imposible jugar as¨ª de bien, pero debo confesar que nunca pens¨¦ que se pod¨ªa hacer con tanta regularidad sin un Messi en el cargador. Se necesita fe y valent¨ªa para desafiar los prejuicios que asustan con conceptos como "pragmatismo", "equilibrio", "bal¨®n parado" o "vigor f¨ªsico". Y un conocimiento enciclop¨¦dico para sorprender cada a?o con nuevos matices para seguir siendo indescifrable.
En las mejores manos. Unir a las personas y fortalecer la cultura de un club, eso es liderar en el f¨²tbol y Guardiola est¨¢ en ello. Porque el City no tiene el aval hist¨®rico de los grandes clubes ingleses y eso significa construir algo grande sin cimientos institucionales y psicol¨®gicos que lo sostengan. Ganar dos Premier consecutivas batiendo r¨¦cord de puntos y haciendo un f¨²tbol deslumbrante define los dos hitos de un gran entrenador: llevar el pensamiento al campo y mantener siempre el esp¨ªritu competitivo. El f¨²tbol que propone tuvo admirables pioneros que pelearon por imponer sus ideas dentro de un contexto cultural menos acogedor que el actual. Pero creo que ese estilo nunca estuvo mejor defendido que en estos momentos. Y ahora los dejo, porque hoy el City juega otra final y no pienso perd¨¦rmela.
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