Piqu¨¦ se fuma un puro en un bombardeo
El defensa del Barcelona y Van Dijk no necesitan hacer nada especial para atraer las miradas. Les basta con ser especiales
Luz, c¨¢mara, pasi¨®n
Messi, como todo cl¨¢sico, nunca se termina. El mi¨¦rcoles dio tal exhibici¨®n de dominio de la situaci¨®n que todo -el Nou Camp a reventar, el partido tremendo y hasta el f¨²tbol mismo- pareci¨® m¨¢s peque?o que ¨¦l. Y eso que fue un partido entre colosos, dram¨¢tico e imprevisible como la batalla de Juego de Tronos de la que ven¨ªamos, solo que el f¨²tbol est¨¢ mejor iluminado. Esper¨¢bamos un Bar?a dominante y un Liverpool contragolpeador, pero se intercambiaron los papeles en fases muy largas del encuentro. Esper¨¢bamos un partido atado por los nervios y muy precavido a la espera de la vuelta, pero los dos jugaron desatados desde el primer al ¨²ltimo minuto. Esper¨¢bamos un partido entre un equipo supercompetitivo y un hombre empe?ado en ganar la Champions, pero nadie pod¨ªa imaginar que el hombre le ganar¨ªa al equipo. Esper¨¢bamos un buen partido, pero fue uno grandioso.
Una cuesti¨®n central
Bar?a y Liverpool pusieron frente a frente a dos centrales que defienden como titanes y mueven la pelota con la seriedad que solo los ni?os ponen cuando juegan. Defensores de figuras imponentes, con la serenidad propia de los que van sobrados y, cada uno a su manera, carism¨¢ticos de los que ya no se ven. No es lo mismo personalidad que carisma. Personalidad tiene todo aquel que desaf¨ªa la presi¨®n que propone el f¨²tbol. El carism¨¢tico dota de fuerza espiritual lo que hace y lo que dice, convoca miradas, provoca o apacigua tensiones, crea debates, atrae y repele. De ese material est¨¢n hechos Piqu¨¦ y Van Dijk. No necesitan hacer nada especial para atraer las miradas. Les basta con ser especiales. Esta semana vivieron un partido de una exigencia m¨¢xima, en algunos tramos sufrieron y algunos duelos los perdieron, pero conservaron siempre la dignidad propia de los cracks defensivos, esos tipos que se fuman un puro en medio de un bombardeo.
El milagro de los panes y los pases
El Ajax va de conquista en conquista (Madrid, Tur¨ªn, Londres¡) con la naturalidad de quien realiza un tr¨¢mite. En los primeros partidos empezamos generalizando el an¨¢lisis: eran el Ajax, un equipo joven, barato y travieso. Pero la admiraci¨®n empez¨® a ponerle nombre a cada jugador y ya estamos familiarizados no solo con De Ligt y De Jong, sino que han salido a escena Tadic, Ziyech, Neres o Van de Beek. Todos se hicieron adultos en los ¨²ltimos tres meses, como si cumplieran a?os y ganaran brillo en cada eliminatoria. Aunque hayan desafiado a la industria llegando a la cumbre siendo modestos econ¨®micamente, el mercado ya empez¨® a corregir sus previsiones. Ya son el Ajax, un equipo joven, caro y travieso. Todo gracias al f¨²tbol, ese juego que a veces es un tost¨®n y otras, por obra y gracia de talentos complementarios, una maravilla que produce adicci¨®n. Y dinero.
El gol decente
El Leeds marc¨® un gol poco ¨¦tico, se dej¨® empatar de inmediato y el episodio fue calificado como una excentricidad de Bielsa. Lo exc¨¦ntrico, en realidad, es que la picard¨ªa tenga m¨¢s prestigio que la honestidad. Festej¨¦ el gol devuelto, porque todo acto de dignidad me emociona. El f¨²tbol es solo una ficci¨®n, a veces divertida y a veces dram¨¢tica, pero su impacto es tan grande que mucha gente lleva a sus estilos de vida hasta los peinados de los futbolistas. Es hora de que tambi¨¦n se lleven valores. Primera pregunta: ?no alabamos el VAR porque nos acerca a la justicia? Segunda: ?solo somos capaces de asegurar la justicia por imperativo reglamentario? Lo de Bielsa fue meritorio, pero no sorprendente, porque todas las an¨¦cdotas que protagoniz¨® en su vida y le convirtieron en un loco oficial se las debe a su obsesi¨®n ¨¦tica. Tercera pregunta: ?estamos seguros de que los cuerdos somos los dem¨¢s?
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