Landa ataca y da vida y pasi¨®n al Giro
El l¨ªder del Movistar recorta casi dos minutos a Roglic y Nibali con una audaz acci¨®n a 15 kil¨®metros de la meta en una etapa ganada por Zakarin
En los tiempos muertos de la interminable entrevista a Berlusconi por un periodista clavado al Varys de Juego de Tronos que llena su pantalla a todas horas, la RAI emite el Giro, que llega al Grand Paradiso. El nombre, que designa una monta?a blanca, blanca, de m¨¢s de 4.000 metros, no es un sarcasmo lanzado a la cara de la Italia fea de hoy, ni una iron¨ªa, sino un im¨¢n que atrae a Landa, ¨¢gil, y tira de ¨¦l como con un hilo invisible. Faltan 15 kil¨®metros para la cima del primer gran puerto del Giro. A la remontada moral, esbozada el jueves en el Montoso, le sigue la remontada real que hace que el Giro siga vivo.
Landa es el hombre de las monta?as, del Stelvio, del Mortirolo, de Le Finestre. Landa ataca. Landa disfruta del placer de la soledad deseada, de la libertad plena para hacerlo m¨¢s que de la obligaci¨®n. Est¨¢ en su territorio. Enfrente tiene la monta?a que separa el Piamonte del Valle de Aosta. Sus laderas norte est¨¢n cubiertas de glaciares y de hielos, de los que a¨²n se puede decir que son perpetuos, y los pintores que la ven se desesperan, qui¨¦n que no sea esquimal puede pintar tanto blanco. Solo Landa es una mancha azul que se mueve veloz a la caza de los primeros fugados, inalcanzables, el t¨¢rtaro de Chipre Ilnur Zakarin, tan descuajeringado sobre la bici, todo brazos, piernas, codos, rodillas; tan eficiente que gana la etapa contra el viento final, y la altura, que hace del ¨²ltimo kil¨®metro, el m¨¢s plano seg¨²n los mapas, el m¨¢s duro; tampoco alcanza al navarro de hierro Mikel Nieve, que no puede compensar con su victoria habitual la crisis de su jefe, Yates.
Landa vuela con su estilo tranquilo, con las manos abajo, sin deshacer la figura en ning¨²n momento. Landa huye de los favoritos. Una fuga dura. Si tuviera retrovisor los ver¨ªa alejarse, alejarse, convertirse en peque?os puntos, desaparecer detr¨¢s de la ¨²ltima curva. El Giro late al ritmo de sus pedaladas y su deseo. ¡°Les he visto m¨¢s d¨¦biles, m¨¢s accesibles a los dos favoritos¡±, dice Landa. ¡°Creo. Atacar¨¦ hasta que las piernas aguanten¡±.
Los favoritos se miran. Roglic, a la rueda trasera de Nibali, su portafortuna, la rueda que, piensa, le llevar¨¢ a la victoria; Nibali y sus gafas oscur¨ªsimas, como su mirada negra, solo ve la rabia que se enciende en su pecho. Pasada la meta, a la sombra ya gris del Grand Paradiso, el rey de los Alpes de Grava, a los 2.247 metros en los que brilla el Lago Serr¨´, Roglic consiente en ser educado y le tiende desde la bici la mano a Nibali, que la rechaza.
Su partida de p¨®ker, o boxeo mental como dicen los comentaristas que preferir¨ªan exaltarse con un ataque del escualo como se extas¨ªan con el hermoso vuelo de Landa, les ha dejado empatados en teor¨ªa, pero con ventaja siempre para Roglic (el 1m 44s de San Marino y San Luca a¨²n est¨¢n intocados). Salen ambos reforzados por el hundimiento de Yates (a 5m 49s de Roglic en la general, ya) y por la perenne mala suerte de Superman (a 5m 23s del esloveno que no es a¨²n l¨ªder de nuevo: su compatriota Polanc, provisional, resiste), que pincha de nuevo en el peor momento de la etapa justo el d¨ªa en el que su equipo despliega la t¨¢ctica m¨¢s impaciente y m¨¢s agresiva con la pedalada de seda de Pello Bilbao despedazando al grupo en el Pian del Lupo, el puerto emboscada.
Salen ambos debilitados por el acercamiento que han permitido a rivales peligrosos a los que hab¨ªan casi matado en las contrarreloj: Zakarin ya est¨¢ a 31s de Roglic; Landa, que sali¨® de la triada San Luca, corte de Frascati, San Marino con mala cara y 4m 52s perdidos, ya est¨¢ a 2m 43s de Roglic, a 59s solo de Nibali, que siente tambi¨¦n en la nuca, bajo el casco, el aliento de Carapaz (a 13s solo del siciliano, a 1m 57s del esloveno), el favorito invisible, que ataca detr¨¢s de Landa con una pedalada facil¨ªsima y machaca a Majka, a quien hab¨ªa salido a cubrir, y cuyo ¨¦xito es un canto a la manera inteligent¨ªsima con la que su equipo, y el equipo de Landa, el Movistar, est¨¢ gestionando la carrera, la forma brillante en la que control¨® la etapa con Amador, Carretero y Rojas en la fuga a la que los comisarios condenaron a morir de sed y de hambre. Los tres fueron clave para su equipo, los gregarios m¨¢s orgullosos del mundo. Los tres llegaron muertos a meta. Felices como h¨¦roes.
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