Los Tigres marcan ¨¦poca en M¨¦xico al ganar la Liga MX en una final para el olvido
Tras una r¨ªspida e insulsa final, los de Monterrey se imponen a Le¨®n y levantan su s¨¦ptimo campeonato, el quinto en la ¨²ltima d¨¦cada
El aburrimiento mat¨® al Le¨®n. La eficacia de los Tigres les ha valido para ganar la Liga mexicana con un insulso empate 0-0 y, claro, la ventaja de la ida (1-0). Los de Monterrey se proclaman, as¨ª, campeones por s¨¦ptima ocasi¨®n y se instalan en el trono de reyes de los 10 ¨²ltimos a?os: es el ¨²nico equipo que ha ganado cinco campeonatos en ese lapso. Un equipo de d¨¦cada que indigesta la popularidad de los llamados cuatro grandes: Guadalajara, Am¨¦rica, Pumas y Cruz Azul.
"La vida no vale nada", reza la frase clich¨¦ atribuida a Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, uno de los grandes cantantes mexicanos de rancheras. En Le¨®n, su Fiera, como se conoce popularmente al equipo, est¨¢n preparados para la melancol¨ªa. "Supercampeones", titul¨® el diario local Al D¨ªa con un sumario igualmente elocuente: "Pase lo que pase ya son campeones". Su ¨¦xito hab¨ªa sido terminar el torneo regular como l¨ªderes durante 17 semanas, una racha in¨¦dita de 12 victorias al hilo y, por encima de todo, la armon¨ªa de un equipo detr¨¢s de un bal¨®n. Esta vez perdieron la final en un partido que dignific¨® su melancol¨ªa. Los hinchas, pese al ins¨ªpido desempe?o de los suyos, se quedaron a llorarle a sus jugadores esmeraldas y rendirle aplauso a la camarilla rival del?franc¨¦s Andr¨¦-Pierre Gignac y compa?¨ªa.
El Le¨®n, obligado a remontar el 1-0 de la ida, inici¨® el partido con velocidad fren¨¦tica. Hilaban los pases como si estuvieran trazando rectas geom¨¦tricas en el campo con una orientaci¨®n ofensiva. Una apuesta agresiva que intent¨® abrir grietas de los de Nuevo Le¨®n. La prosperidad para los esmeraldas termin¨® cuando su garant¨ªa de gol, el extremo derecho ?ngel Mena, tuvo que salir del campo por lesi¨®n. Los Tigres permanec¨ªan bajo guardia, a la espera de dar un mordisco con el desparpajo de Javier Aquino o la pericia de Gignac y Eduardo Vargas. Hasta el ecuador, ninguno de los dos equipos logr¨® tirar a puerta ni una sola vez. Era el augurio para una final para el olvido.
Los Tigres de Ricardo Ferretti se despertaron de su siesta para dar un susto al inicio de la parte complementaria con el ataque de Luis Qui?ones y Gignac. Pero el Le¨®n se aferr¨®. Su primer tiro a puerta fue de su central, Andr¨¦s Mosquera, que dej¨® el bal¨®n en el poste derecho. En una jugada posterior lo intent¨® Rubens Sambueza con el tanque de ox¨ªgeno casi por acab¨¢rsele con un par de regates en el ¨¢rea rival. Con un f¨²tbol peligroso de manera intermitente, los de Monterrey tuvieron su oportunidad para liquidar el partido en la pierna de Vargas que termin¨® con una atajada de Rodolfo Cota.
Los de Le¨®n se agobiaron con la posesi¨®n del bal¨®n. No supieron qu¨¦ hacer. Nahuel Guzm¨¢n, portero de Tigres, iba a lo suyo: a tenderle trampas al temperamento de sus rivales con su tardanza al despejar, por sus sobreactuadas atajadas. Jug¨® al l¨ªmite del tiempo hasta que fue reprendido con una amarilla, aunque eso solo le llev¨® a seguir martilleando. Los de Ferretti se atrincheraron con un central m¨¢s, el internacional mexicano Carlos Salcedo, para evitar cualquier r¨¦plica de Le¨®n. En un momento espl¨¦ndido de la Fiera, el atacante Vinicio Angulo remat¨® de frente a la porter¨ªa, aunque Nahuel estaba all¨ª para dar un manotazo. A los locales, los cobijados por los suyos, les falt¨® garbo, una pizca de ambici¨®n. Andr¨¦s Mosquera firm¨® la debacle de Le¨®n cuando se lanz¨® sobre las piernas de Enner Valencia.
La vida, seg¨²n Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, "comienza siempre llorando y as¨ª llorando se acaba". El af¨¢n de un Le¨®n que intentaban dar la vuelta ol¨ªmpica ha terminado con un s¨²bito gancho de unos Tigres que saben ganar donde sea, incluso en la tierra de la melancol¨ªa.
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