Landa y Carapaz se regalan un ataque inesperado
Roglic y Nibali no pueden frenar a la pareja del Movistar un d¨ªa que acerca al alav¨¦s al podio


Si la realidad te mata, sue?a, les dicen a los ciclistas que, helados en la meta el martes leen en su orden del d¨ªa que esa noche duermen en el Valle del Sol, de donde saldr¨ªa la etapa del mi¨¦rcoles. Y sue?an con Marbella, tostados un poco por cada lado en una hamaca. En la Italia alpina, sin primavera, en la Italia que es Italia pero parece Austria, b¨¢rbara y r¨¢cana, y todo dicho en alem¨¢n, con miles de manzanos fuji y golden en hileras interminables y monta?as severas cerrando el horizonte, el Valle del Sol resulta ser un sitio m¨¢s helador a¨²n, nublado, aguanieve, tres grados, y Amador se levanta y a¨²n lleva en los huesos el fr¨ªo que pas¨® el d¨ªa anterior, el d¨ªa que, asegura sin exagerar, m¨¢s fr¨ªo pas¨® en su vida encima de una bicicleta. A Amador, de Costa Rica, no le dio tiempo a ponerse los manguitos en la cima del Mortirolo mientras esperaba a Landa y Carapaz para bajarlos, y en el valle le salv¨® su alma rusa (regalo de su madre, Raisa Bikkazakova) y la esperanza de rehacerse en la etapa del mi¨¦rcoles se la mata el examen del perfil: la etapa termina a m¨¢s de 1.600 metros en un estadio de biatl¨®n, esqu¨ªs y escopetas. Sol, ?d¨®nde est¨¢s?
Solo sue?a feliz con la nieve que ve fresca en las laderas del Valle del Sol, y no muere por el desenga?o, el franc¨¦s Nans Peters, esquiador cuando no ciclista en su Chamb¨¦ry alpina. Es un nuevo Voeckler. Marcha en la fuga numerosa, a la que ataca, a falta de 16 kil¨®metros, y gana.
Detr¨¢s de ellos, ataca Landa.
A Amador y a sus l¨ªderes, Landa y Carapaz, y a todos los que sufrieron el Mortirolo y sus nieblas, Nibali, Roglic, les preocupa el d¨ªa siguiente. Alguno no habr¨¢ recuperado bien, est¨¢n seguros, el fr¨ªo siempre se lleva algo, y parten cautos mientras sus directores, que ahora son tres en el Movistar, convencidos de todo lo contrario, buscan un compromiso. A la pareja alegre y combativa Txente-Sciandri se les ha unido ya el jefe, el prudente Unzue, que en el desayuno habla de defensa. Dracarys Txente, hombre de ataque, sugiere organizar un ataque simult¨¢neo de ambos, Landa y Carapaz, cada uno por un flanco, y Sciandri, gui?a el ojo al periodista y le dice que si fuera ¨¦l quien decidiera montar¨ªa una etapa para que Carapaz ganara, porque es dinamita y es el m¨¢s fuerte, y en ese final, una cuesta de tres kil¨®metros, har¨ªa mucho da?o, y, encima es su cumplea?os, y merece ese regalo. Se negocia y se transige. Cada uno cede un poco. Se har¨¢, finalmente, una etapa cauta y un final, llegado el caso, ofensivo. Atacar¨¢n los dos, pero no a la vez. No ganar¨¢n la etapa pero pondr¨¢n su sello y seguir¨¢n asustando, que es de lo que se trata, hasta acabar el Giro.
Hirt, del Astana, prepara el terreno para el ataque de Superman que no llega. En su lugar, bajo la pancarta de tres kil¨®metros, salta Landa, que deja de piedra a Roglic y a Nibali, agarrados a la rueda del gregario Pozzovivo que les da el ox¨ªgeno justo para no perecer. Con ellos, Carapaz pedalea en el aire, esperando su oportunidad para atacar tambi¨¦n y, sin poner en riesgo a su compa?ero, sacarse tambi¨¦n unos segunditos por su cumple. Su amigo Superman, con quien comparte filosof¨ªa y tardes de pesca de truchas en el lago de Tota, se despierta, y su ataque es la se?al para el salto de Carapaz que, amargamente, los rivales aceptan.
Los malos sue?os despiertan monstruos que Nibali y los de su Bahrein buscan animar con insidias. En la cabeza de los mismos periodistas que escribieron que a Carapaz Roglic le regal¨® el liderato en Courmayeur, la mayor¨ªa del Giro, no entra que Landa y Carapaz no se odien. Necesitan una trama cainita. No entienden que el alav¨¦s no pueda estar m¨¢s que irritado porque ¨¦l no es el l¨ªder que le dijeron que ser¨ªa. No le creen a Unzue y a todos cuando dicen que Landa y Carapaz han tenido las mismas oportunidades y que uno est¨¢ de rosa y otro no, y que a Landa nunca se le ha negado el derecho a atacar, ni en el Mortirolo ni en ning¨²n sitio. Prefieren o¨ªr a las gentes del Bahrein que dicen que Landa est¨¢ m¨¢s fuerte y que har¨¢ lo que sea para acabar con el ecuatoriano.
A todos, les responden ambos ciclistas atacando de com¨²n acuerdo y callando a Nibali.
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