El incierto futuro del equipo ganador del Giro
Landa y Nairo Quintana no seguir¨¢n en el Movistar, y Carapaz tambi¨¦n acaba contrato
Hay reacciones qu¨ªmicas que surgen como de la nada, pero son una bomba, una creaci¨®n feliz. 25 de mayo. Hotel Il Castello, un hostal de carretera en Aosta. Un aficionado pide a los ocho del Movistar que est¨¢n all¨ª cenando que le firmen un p¨®ster tipo retro de la etapa de Courmayeur. Representa a un ciclista de rosa sobre una bici con manillar rosa que pedalea con el Monte Bianco de fondo. Representa a Richard Carapaz, por supuesto; y tambi¨¦n representa a todo el equipo y as¨ª lo entienden todos. Firman los ocho el p¨®ster al aficionado, que les dice que si quieren tambi¨¦n tiene carteles para ellos. Todos reclaman el suyo y todos reclaman a los compa?eros que se lo firmen. Todos lo hacen felices. ¡°Todos lo merecemos¡±, les dice Carapaz a sus compa?eros. ¡°Esta maglia rosa la hemos ganado los ocho. Guardar¨¦ este cartel siempre porque simboliza un momento ¨²nico, el del descubrimiento¡±.
En ese instante, todos ¨Cpor orden de aparici¨®n en las etapas: Llu¨ªs Mas, Jasha S¨¹tterlin, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Rojas, H¨¦ctor Carretero, Andrey Amador, Antonio Pedrero, Mikel Landa y Richard Carapaz¡ªsaben que la maglia rosa seguir¨¢ con ellos hasta que el Giro termine, ocho d¨ªas m¨¢s tarde, en la Arena de Verona.
En la mesa de al lado sonr¨ªen los dos directores del equipo, Txente Garc¨ªa Acosta y Max Sciandri. Son una pareja curiosa cuya mezcla provoca su propia reacci¨®n qu¨ªmica creativa. Txente es hijo deportivo de Ech¨¢varri y Unzue, creadores del Reynolds y el Banesto de Perico e Indurain, la escuela de la calma, de la paciencia, del largo plazo. Sciandri, toscano de buena familia que corri¨® con pasaporte brit¨¢nico, mam¨® de Giancarlo Ferretti la filosof¨ªa de su ciclismo, la cultura del carpe diem, de la b¨²squeda diaria de la victoria. Juntos han trazado la v¨ªa atacante por la que Landa y Carapaz han remontado despu¨¦s de un mal inicio de Giro en las contrarrelojes; juntos quieren seguir marcando el d¨ªa a d¨ªa del Giro, que gira al tempo que ellos dictan.
Con ellos crecen espl¨¦ndidamente corredores que pasaban por t¨ªmidos, poseedores de un potencial magn¨ªfico pero incapaces hasta entonces de expresarlo en la carretera. Les ayuda la lluvia que empapa el Giro y limpia la atm¨®sfera de p¨®lenes, procesionarias y otros elementos alerg¨¦nicos. Y ellos se multiplican: el veterano Mas, que llega de equipos en los que nunca vivi¨® el trabajo cotidiano de luchar por una general, y tarda en asimilar las rutinas; el alem¨¢n S¨¹tterlin, una fuerza de la naturaleza, un hombre que no sab¨ªa que pod¨ªa trepar y que termina tirando del carro hasta en los primeros puertos camino del Mortirolo terrible; Rojas, que con la veteran¨ªa es capaz de dirigir desde dentro los movimientos, intuir las emboscadas, decidir el mejor momento para que Landa ataque camino del Lago Serr¨´; Carretero, un joven debutante del llano de Albacete, que sube m¨¢s que nunca camino del Gran Paradiso y se prodiga, y eso que solo tiene graduadas las gafas con la montura m¨¢s sosa, y a ¨¦l le gustan las de colores chillones; Amador, que se empe?a en meterse todos los d¨ªas en las fugas para esperar la llegada de sus jefes, que han atacado, y ama poner su pecho a todas las balas que se disparen; Pedrero, ¡°nuestro Mikel Nieve¡±, como le llama Unzue, que por fin ha roto el cascar¨®n de su timidez y falta de confianza y muestra sus dotes de escalador y compa?ero de Carapaz, de quien es el gregario m¨¢s precioso; Landa, que comprende r¨¢pidamente que si el Movistar quiere ganar el Giro solo lo puede hacer con Carapaz, y trabaja generoso, y frena y hace que Nibali y Roglic se equivoquen de enemigo; y Carapaz, el l¨ªder tranquilo, la calma que se multiplica en la escuela de la tranquilidad del equipo.
Unzue, el jefe de todo, los mira a todos juntos cenar en el ¨²ltimo hotel, un albergue de autopista entre Verona y Vicenza, y casi se siente melanc¨®lico, consciente, como el poeta con el capullo de las rosas, de que el esplendor que observa es un momento irrepetible.
En el vest¨ªbulo esperan los m¨¢nagers, que le recuerdan que todo pasa muy r¨¢pido. Todo su equipo, salvo Marc Soler y Carlos Verona, termina contrato en diciembre. Ninguno ha renovado a¨²n. Sus figuras, salvo Valverde, se van. Nairo acabar¨¢ en el Arkea franc¨¦s por 2,5 millones de euros m¨¢s un bonus si gana el Tour; Landa ya le ha dicho que no sigue; con Carapaz se sentar¨¢ a hablar esta semana. ¡°Queremos que siga con nosotros, claro, pero tiene muchas novias¡±, dice Unzue, ratificada su t¨¦cnica de gesti¨®n del ¨²nico equipo espa?ol en el WorldTour despu¨¦s del Giro y con el contrato de Enric Mas en el bolsillo, el espa?ol del que se espera todo. ¡°De todas formas, nadie es imprescindible. En cinco a?os, mira c¨®mo ha cambiado el equipo¡¡±
Hace cinco a?os gan¨® el Movistar el Giro de Nairo Quintana. Solo Amador ha repetido con Carapaz. El equipo que entonces alcanz¨® el esplendor fugaz ¨CIgor Ant¨®n, Eros Capecchi, Castroviejo, Jos¨¦ Herrada, Gorka Izagirre, Ventoso y el accidentado Malori¡ªse dispers¨® como el polen que tantas alergias despierta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.