El Celta de siempre
En ¡®Como siempre, lo de siempre¡¯ (Libros del K.O.) Luc¨ªa Taboada habla del equipo vigu¨¦s en particular y de la generaci¨®n que se enganch¨® al f¨²tbol en los 90
La elecci¨®n del equipo de f¨²tbol por parte de los hinchas suele venir dada por la herencia familiar. Siempre habr¨¢ ni?os que se hagan del eterno rival o que adopten una gran pasi¨®n por alg¨²n club de otra ciudad o pa¨ªs, pero, por lo general, los colores que se defienden en casa se transmiten de generaci¨®n en generaci¨®n. Es una muestra m¨¢s de lo inexplicable que es el f¨²tbol, en donde la victoria es un argumento de poco peso a la hora de escoger escudo. Y menos mal. De otra forma, solo existir¨ªan aficionados de dos o tres clubes por pa¨ªs. Los que ganan.
Tras la elecci¨®n del club, hay otro momento en la vida del hincha en el que empieza a dibujar su propio camino de relaci¨®n con su equipo: el d¨ªa en que decide acudir al estadio con sus amigos y abandonar a la persona que lo introdujo en esa pasi¨®n -tradicionalmente el padre-. A partir de ah¨ª, comenzar¨¢ una historia singular que, con el tiempo, podr¨¢ dar lugar a otras diferentes, logrando as¨ª que el sentimiento perdure.
En Como siempre, lo de siempre (Libros del K.O.) Luc¨ªa Taboada habla del Celta de Vigo en particular y de la generaci¨®n que se enganch¨® al f¨²tbol en los 90 en particular. ¡°?Pero de verdad no hay un sitio mejor para llevar a las ni?as que al f¨²tbol, todo lleno de hombres?¡±, le espet¨® su abuela a su padre cuando decidi¨® que su hermana y ella -de siete y cinco a?os, respectivamente- ser¨ªan socias del Celta. Arrancaba ah¨ª su historia con el equipo de Vigo, incluyendo su peregrinaje por los bares de Londres para intentar ver a su equipo cuando estaba en Segunda o la aparici¨®n de Iago Aspas como constataci¨®n de que la fe en un club merece a veces la pena. Una historia que ha ido acumulando esperanzadores ¡°desta vai¡± (¡°de esta va¡±) junto al resto de la grada.
Un libro que invita permanentemente a la sonrisa y a la melancol¨ªa. Y es que ?qui¨¦n no recuerda aquellas m¨ªticas presentaciones veraniegas de los equipos en los que no hab¨ªa ni tan siquiera un partido amistoso? A Taboada nunca se le olvidar¨¢ la de 1998.
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