El Real Madrid despeja los fantasmas y pone el 1-0 en la final ante el Barcelona
Los de Laso se apuntan el primer asalto con un ejercicio de solidez (87-67), consolidando una ventaja construida en torno al dinamismo voraz de Campazzo
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El Real Madrid se apunt¨® el primer asalto de la final de Liga tras imponerse al Barcelona por energ¨ªa, solidez y juego. Vencieron con holgura los de Laso (87-67), despejando los fantasmas de cl¨¢sicos anteriores, consolidando con firmeza una renta construida entorno al dinamismo voraz de Campazzo (19 puntos y cuatro asistencias). La influencia de Heurtel qued¨® rebajada por la aplicaci¨®n defensiva de los blancos y la superioridad azulgrana en el rebote ofensivo (8-18) se diluy¨® en la estad¨ªstica. No perdieron los de Pesic la cara al partido, pero su persecuci¨®n no alcanz¨® la categor¨ªa de amenaza. El Madrid se impuso con solvencia, el Bar?a apunt¨® margen de mejora y actitud suficiente como para estirar la pelea por el t¨ªtulo.
Comenz¨® la final con un tap¨®n en defensa y un tres m¨¢s uno de Randolph, con un 0 de 5 del Bar?a en tiros de campo y con Campazzo gan¨¢ndole la partida a Pangos. Se guard¨® Pesic de inicio a Heurtel y, con el Facu a los mandos, el Madrid se present¨® con un 9-0 de inicio. Los azulgrana recalcularon r¨¢pidamente la ruta buscando la referencia Tomic para enderezar su puesta en escena y, acto seguido, arranc¨® el baile de rotaciones. No perdieron la iniciativa los de Laso, imponiendo su ritmo, mejores t¨¢cticamente.
El Bar?a encontr¨® moment¨¢neamente el tiento de Heurtel, su jugador franquicia de la temporada, pero el Madrid abraz¨® la efervescencia de Llull, su emblema. Nueve puntos del base de Mah¨®n en menos de cuatro minutos cerraron el primer acto y empezaron a marcar tendencia. Aprovech¨® la estela Rudy para elevar la diferencia y los decibelios en el WiZink con dos triples consecutivos seguidos de otra canasta de Llull (32-19, m. 13).
Para entonces, la intensidad defensiva del Madrid ya hab¨ªa provocado cinco p¨¦rdidas en su rival, superado en concentraci¨®n y revoluciones. Apenas encontr¨® consuelo el Bar?a en ese tramo con un pu?ado de puntos de Oriola, un punto de car¨¢cter ante las carencias del juego azulgrana. Pero la continuidad madridista prevalec¨ªa sobre los arreones visitantes y, con la pujanza de Ay¨®n en el rebote, los blancos dieron otra vuelta de tuerca al marcador (41-25, m. 17). La agitaci¨®n de Campazzo, autor de un triple psicol¨®gico antes del viaje a los vestuarios, consolid¨® la renta local al descanso (47-32, m. 20).
A Pesic no le funcion¨® el plan para frenar al Madrid. Pretend¨ªa el Bar?a ¡°desquiciar¡± a los blancos, como proclam¨® Oriola en la v¨ªspera. Pero, aprendiendo de los precedentes, el conjunto de Laso logr¨® esquivar el ruido en la pista. Desde el regreso de Pesic al Bar?a, hace a?o y medio en v¨ªsperas de la Copa de Las Palmas, la fotograf¨ªa parcial de los cl¨¢sicos resultaba muy favorable al conjunto azulgrana: seis victorias en los ocho duelos directos, cuatro en los cinco choques previos de esta temporada. La rev¨¢lida madridista para cambiar la inercia del pulso pasaba por hormigonar su ventaja. Esa falta de firmeza fue su condena en la final de Copa ante los azulgrana y en la semifinal de la Euroliga frente al CSKA. Esta vez no les pas¨®.
En la reanudaci¨®n qued¨® claro el plan de los contendientes. El Madrid quer¨ªa m¨¢s barniz; el Bar?a necesitaba m¨¢s lija. Y lleg¨® el primer instant replay de la noche, para determinar el calibre de una falta de Heurtel y para calentar el ambiente. No se alter¨® Randolph, que afianz¨® a los suyos en un momento estrat¨¦gico. Despu¨¦s lleg¨® la primera canasta de Tavares para recuperar la m¨¢xima ventaja (60-44, m. 27).
En febrero, en la final copera ante el Bar?a, el Madrid desperdici¨® un +17 de renta (58-41, m. 29). La semejanza en los guarismos puso a prueba la psicolog¨ªa de los protagonistas. Buscaron los de Pesic recuperar terreno a bocados, con triples de Pangos y Oriola, para tantear el d¨¦j¨¤ vu. Y, coincidiendo con la entrada en la recta de meta, rebajaron la distancia a nueve (63-54, m. 31). Pero, primero Taylor, con cinco puntos consecutivos, y despu¨¦s Causeur, con otros seis de una tacada, despejaron definitivamente los fantasmas madridistas y terminaron de decantar el primer asalto de la final (74-54, m. 33). Remaron Heurtel y Hanga para estirar la rendici¨®n azulgrana. Pero, como a lo largo de toda la noche, el Bar?a no termin¨® de llegar nunca. Ma?ana, en el mismo sitio y a la misma hora, el segundo episodio.
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