La penitencia de Vi?ales acaba en La Catedral
Maverick gana en Assen, su primera victoria en ocho meses, por delante de M¨¢rquez y Quartararo
El fin de la penitencia lleg¨® en La Catedral. Maverick Vi?ales venci¨® en el Gran Premio de Holanda, por delante de Marc M¨¢rquez y de Fabio Quartararo. Es el primer triunfo de una Yamaha desde el Gran Premio de Australia del a?o pasado, donde tambi¨¦n hab¨ªa vencido Maverick. Ocho meses de sequ¨ªa, una larga traves¨ªa por el desierto hasta llegar a la frondosa Holanda. Y para regresar a lo m¨¢s alto del podio, Vi?ales decidi¨® regalarse una imponente carrera, que confirm¨® las buenas sensaciones que ya hab¨ªa dejado en la tanda de entrenamientos.
Assen presume de ser el circuito m¨¢s hist¨®rico del Mundial. El calendario le rinde fidelidad absoluta y siempre, en los 70 a?os de competici¨®n, ha habido carrera en la pista holandesa. Con 4,5 kil¨®metros de cuerda, es una r¨¦plica en miniatura del Assen original, una pista que med¨ªa m¨¢s de 16 kil¨®metros y que, por un d¨ªa, tomaba prestadas las carreteras locales para serpentear por bosques y prados. Ahora es un circuito corto y estrecho, un trazado que dificulta los adelantamientos y propicia las carreras en grupo. Lo hab¨ªan pronosticado los pilotos. ¡°Ser¨¢ dif¨ªcil escaparse¡±, predec¨ªa Alex Rins. La carrera del a?o pasado presentaba un balance de 157 adelantamientos. Un intercambio febril de posiciones. Entonces, gan¨® M¨¢rquez. Maverick lo relev¨® este a?o. En la pista hubo chispazos de duelo entre ambos. ¡°Lo adelant¨¦ pero me fui largo, y pens¨¦: ¡®?C¨®mo hago ahora para volver a pasarle?¡±, reconoci¨® el vencedor tras la carrera.
Assen tiene su punto singular en la chicane que da entrada a la recta de meta. Se llega frenando fuerte, a alta velocidad tras el vertiginoso tramo que conecta Duikersloot con Ramshoek, la zona m¨¢s r¨¢pida de la pista y que se mantiene igual desde 1955. Las motos de MotoGP entran en la chicane, derecha-izquierda-derecha, en plena desaceleraci¨®n y reduciendo marchas, con el motor casi adormilado. Luego, tan pronto como la rueda delantera lame el piano que anticipa la entrada en la recta de meta, enroscan el gas a tope. Ah¨ª, en la chicane, se concentra una multitud de seguidores.
Maverick trazaba fino como un reloj el ¨²ltimo sector. Marc¨® el segundo mejor tiempo en parrilla y, pese a perder dos posiciones tras el sem¨¢foro verde, se mostr¨® fresco y valiente a la hora de sumarse al intercambio de golpes que, por delante, se estaban repartiendo M¨¢rquez y Quartararo. El l¨ªder del mundial y el poleman de Assen aprovecharon para batirse en duelo tan pronto como Rins les dej¨® la pista libre. El barcelon¨¦s se cay¨® en los primeros compases cuando lideraba la carrera. Para defenderse del asedio de M¨¢rquez, Quartararo tuvo que tirar de todos sus trucos. Le costaba domar a una saltarina Yamaha que en los entrenamientos parec¨ªa ir sobre ra¨ªles. El galo tuvo que engullir calmantes antes de salir a la pista para aplacar los pinchazos del brazo derecho, operado de s¨ªndrome compartimental hace menos de un mes. Cuando M¨¢rquez le adelant¨®, la fiesta parec¨ªa terminada, acostumbrado como est¨¢ el 93 a pasar el rodillo rodando a pista libre. Pero Quartararo es tozudo y se peg¨® al col¨ªn de la Honda para devolverle la pasada a M¨¢rquez. Vi?ales, estrella de sheriff serigrafiada en su casco, los estudiaba desde atr¨¢s.?
A falta de 12 vueltas para el final le peg¨® un hachazo a la Honda-Repsol. Al fin llegaba el cara a cara Mack-Marc, dos a?os y medio de deseo de los aficionados a las motos, un duelo preescrito desde que Vi?ales dej¨® Suzuki para irse a Yamaha para optar al t¨ªtulo. El uno y el otro son al¨¦rgicos a todo lo que no sea ganar, pero el de Cervera divisa su sexto entorchado de MotoGP a la vuelta de la esquina. Quedan 11 carreras, m¨¢s de media temporada, pero Dovizioso, cuarto en Assen, se aleja hasta los 44 puntos. ¡°Vi?ales iba m¨¢s fuerte que yo¡±, admiti¨® el 93, para justificar su ins¨®lito conservadurismo al volante. Maverick volaba libre hacia la bandera a cuadros.
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