Confiemos en Garbi?e

Probablemente se trate de una azarosa circunstancia de la que espero que salgamos pronto. Si no, no entiendo lo que est¨¢ pasando en el tenis femenino. En los ¨²ltimos diez Grand Slams, solo una jugadora ha repetido t¨ªtulo, lo que pone de manifiesto la volatilidad en el circuito femenino. Los cambios constantes en la primera posici¨®n han sido la nota dominante de los ¨²ltimos tiempos.

Este ha sido el caso, tambi¨¦n, el de nuestra jugadora Garbi?e Muguruza, quien alcanz¨® el n¨²mero uno mundial en septiembre de 2017 y ahora parece estar lejos de aquel nivel que la encumbr¨®. Hab¨ªa ganado Roland Garros en 2016 y justo la temporada posterior levant¨® el trofeo en Wimbledon, lo que nos llev¨® a pensar que est¨¢bamos ante una tenista que iba a ocupar los primeros puestos de forma constante.

Desde entonces, sin embargo, ha ido encadenando dos temporadas mucho menos brillantes en las que hemos estado esperando su recuperaci¨®n de lo que se supon¨ªa un bache dentro de lo normal. Pero, ?por qu¨¦ una tenista que consigue estos impresionantes ¨¦xitos entra en una espiral que la est¨¢ alejando de esta manera de su mejor nivel?

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Con toda la cautela de uno que no sabe lo que le est¨¢ pasando con exactitud, viendo sus partidos me parece notar un exceso de tensi¨®n. Si tomamos como referencia las finales que gan¨® en Roland Garros y Wimbledon, actualmente echamos en falta su consistencia y decisi¨®n. En aquellas, aunaba grandes golpes con una buena movilidad y al prestar atenci¨®n a su cara pod¨ªamos ver en su mirada la determinaci¨®n que suelen tener los campeones.

Ella ha llegado a una situaci¨®n en la que, sea por la causa que sea, se ha apartado demasiado de los h¨¢bitos que la llevaron al primer puesto del ranking. Algunas veces la hemos visto con ciertas actitudes hacia su entrenador o durante el juego que la ayudaban poco a superar ese mal momento. Como espectador he tenido la sensaci¨®n de que no vive la competici¨®n con la misma pasi¨®n que antes.

El tenis es un deporte de tensi¨®n y de atenci¨®n, en el que un gran golpe tiene el mismo valor que un insignificante error. Para afrontar este hecho que se da a lo largo de todo un partido es necesario recuperar la determinaci¨®n y desechar la queja. Yo creo que Garbi?e deber¨ªa tomar como referencia aquellas dos finales y ver c¨®mo encaj¨® el estr¨¦s que hoy en d¨ªa parece que la atenaza, y le impide desarrollar ese nivel de tenis que, sin duda, ella tiene y que nos hizo disfrutar, vibrar y celebrar sus victorias.

En la rueda de prensa del partido de la derrota en Wimbledon le preguntaron, por lo visto, si ten¨ªa previsto hacer cambios en su equipo. Sinceramente, pienso que el camino hacia la mejora debe emprenderlo ella. Si recupera la garra, y eso es lo que ella ha de querer hacer, recuperar¨¢ tambi¨¦n su confianza y volveremos a verla en los lugares que por su calidad de juego no deber¨ªa haber abandonado jam¨¢s.

Creo que tenemos motivos suficientes para confiar en Garbi?e. Si fue capaz de hacerlo, seguro que lo puede repetir. Espero y deseo que ella se convenza de lo mismo en el breve descanso que se ha tomado.