Djokovic es de titanio
El n¨²mero uno derriba a Federer en una final memorable, la m¨¢s larga de la historia de Wimbledon (7-6, 1-6, 7-6, 4-6 y 13-12, en 4h 57m), tras sortear dos bolas de partido. Suma su 16? grande, cinco en Londres
Novak Djokovic se sacude el pecho como Tarz¨¢n, porque acaba de deshacer el enredo y terminar con la agon¨ªa de una tarde ¨¦pica. Acaba de imponerse al se?orial Roger Federer en la final m¨¢s larga de la historia de Wimbledon ¨C7-6, 1-6, 7-6, 4-6 y 13-12, en 4h 57m, superando as¨ª las 4h 48m entre el suizo y Rafael Nadal en 2008¨C y obtiene as¨ª un laurel que ya le hace levitar con 16 grandes, cinco de ellos logrados en el santuario brit¨¢nico. Comprime as¨ª la carrera por ser el tenista m¨¢s laureado y niega por tercera vez a Federer en una final de Londres, por tercera ocasi¨®n tambi¨¦n en un duelo dirimido al marat¨®n de los cinco sets.
No hab¨ªan transcurrido ni cinco minutos y el vello de los presentes ya se hab¨ªa erizado. Pieles de gallina en La Catedral. Comenz¨® Federer produciendo zumbidos, ese sonido persuasivo que se oye cada vez que su cordaje escupe un rev¨¦s cortado y peina la coronilla de la red. Se escucha entonces el murmullo, porque la caricia no es m¨¢s que la antesala a la intervenci¨®n violenta de su derecha, siempre afilada y cortante, y si no que se lo pregunten a Djokovic. El hombre chicle se hart¨® de contorsionarse para devolver todas y cada una de las bolas del primer parcial, jugado al ritmo que quiso el suizo y embellecido por la fastuosa exhibici¨®n de facultades del rival.
Disputaba Nole a la vez dos partidos. Enfrente estaba Federer, y por dentro los demonios intentando abrir el candado y escapar de la jaula, porque la grada alentaba con descaro a su ojito derecho y eso a ¨¦l, muy buen tipo pero tambi¨¦n muy orgulloso, le escuece y mucho. Le castigaba el de Basilea con slices y tiros arquitect¨®nicos, planos y angulados a m¨¢s no poder, pero ah¨ª que llegaba ¨¦l, una oda a la elasticidad. No hay tenista que domina esa faceta como el de Belgrado, que resisti¨® al acoso y salv¨® un cuarto juego envenenado para guiar el pulso hacia un manglar enga?oso, a un tie break resuelto a su favor despu¨¦s de un doble cambio de ritmo.
Esconde Djokovic mil trucos en la manga, y aunque se dej¨® atrapar ¨Cdel 3-1 a favor al 4-5 adverso¨C le sali¨® bien la treta: enmara?¨® a Federer y le remont¨® (7-5), infligi¨¦ndole te¨®ricamente mayor da?o. Ya un set arriba, no pocos preve¨ªan un declive an¨ªmico y f¨ªsico del suizo que no lleg¨®, porque lejos de venirse abajo el rey de la hierba reaccion¨® como un torbellino: baj¨®n de adrenalina del adversario y 25 minutos de tenis org¨¢smico. Regresaba entonces el pulso al punto de partida y el desarrollo sigui¨® los mismos par¨¢metros, intentando Federer profundizar y excepcional Nole en la r¨¦plica, eterno insurgente.
Dispuso al competidor feroz, al aguerrido combatiente que no se inclina nunca por muy feo que se haya puesto todo, y sorte¨® una situaci¨®n l¨ªmite que desequilibr¨® de nuevo el partido. Con 5-4 y Federer tocando con la yema de los dedos su segundo set, traz¨® un saque soberbio y apag¨® las llamas. Maneja todas las leyes Djokovic, maestro del resto y de tantas otras variables, el tenista total que quiz¨¢ no tenga el carisma de Nadal o el virtuosismo innato de genio, pero que posee m¨¢s herramientas que ninguno porque conjuga pausa, aceleraci¨®n y personalidad; t¨¦cnica, f¨ªsico y un car¨¢cter ind¨®mito; atributos del tenis cl¨¢sico con el v¨¦rtigo de la modernidad.
Se volvi¨® a adjudicar el desempate (7-4) y entonces, La Catedral se pronunci¨® otra vez sin ning¨²n tipo de contenci¨®n: ¡°?Let¡¯s go, Ro-ger, let¡¯s go!¡±. Y el Alad¨ªn de la raqueta, siempre fiel a la llamada de sus feligreses, se reh¨ªzo por segunda vez. Dos roturas en la cuarta manga, sacando partido a otro indescifrable baj¨®n de Djokovic, y destino a la traca final. Quinta manga. Bofetada de Djokovic y respuesta inmediata (4-3). No quer¨ªa mirarlo Mirka Vavrinec, esposa y m¨¢xima fan de Federer, taquic¨¢rdica durante el toma y daca. Volvi¨® a quebrar el suizo y parec¨ªa tenerlo hecho, pero de repente se ceg¨® y Djokovic abort¨® dos puntos de partido, contragolpeando con otro break (8-8).
M¨¢s dinamita. Antes, con 6-5, Nole tuvo un lapsus y le pregunt¨® al juez Damian Steiner si hab¨ªa desempate... Y despu¨¦s, con 11-11, salv¨® una doble opci¨®n de rotura y recibi¨® los silbidos de la grada, y un warning del ¨¢rbitro despu¨¦s por golpear un micr¨®fono de ambiente. El tensi¨®metro se dispar¨® a mil en Wimbledon, pero el caliente balc¨¢nico se mantuvo fr¨ªo como el hielo y el inmutable Federer perdi¨® la precisi¨®n. Devolvi¨® la bola con la ca?a, en forme de homerun, y la final interminable y memorable cay¨® del lado del campe¨®n de titanio tras el desempate (7-3), por primera vez tras el novedoso l¨ªmite del 12-12.
Ya son 16 grandes para Nole, cinco de ellos en Londres. Los mismos que un tal Bj?rn Borg, pero a ¨¦l eso no le vale: a Djokovic solo le vale ser el mejor.
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