El Tour llega a los Alpes, al fin
Trentin derrota a la fuga en Gap, donde termina el Tour de desgaste y comienzan los tres d¨ªas decisivos, con Vars, Izoard y Galibier. Landa: ¡°Me toca ser el corredor que quiero ser, atacante¡±
El Canto de los Partisanos que le avisaba de que alguien le llamaba ha desaparecido del Nokia antiguo de Gianni Mura, el periodista de La Repubblica venerado, y lo busca tarareando por las salas de prensa ¡°subid de la mina, bajad de las colinas, camaradas¡±. Como nadie responde a su llamada, Mura ha llegado a pensar que quiz¨¢s se lo ha robado alg¨²n ciclista porque se acercan los Alpes, se acerca la batalla final del Tour y qui¨¦n iba a ser tan sordo o insensible de no motivarse escuchando de la voz fumadora de Yves Montand versos del tipo ¡°?ol¨¦, los asesinos, con balas y con cuchillos matad r¨¢pido! ?Ol¨¦ saboteador, cuidado con tu fardo, dinamita!¡±
Lo canta en Gap, la puerta de los grandes Alpes, a donde se llega despu¨¦s de atravesar Provenza en la can¨ªcula, donde descubren que hay pueblos como Buis sin pl¨¢tanos en los que la sombra tan buscada la proyectan tilos de flores blancas y olor dulce, y donde un chaparr¨®n les bendice a los fugados, que desaf¨ªan a toda velocidad (a casi 46 por hora de media) los anuncios del ministerio de Sanidad franc¨¦s, que en los intermedios del Tour, recuerdan el peligro mortal de cualquier tipo de ejercicio con el calor que hace, y que lo mejor es quedarse en el fresco. En Gap se impuso al pelot¨®n en fuga el campe¨®n de Europa, Matteo Trentin. Tras las dos de Simon Yates y la de Impey, es la cuarta victoria de etapa para el Mitchelton, el equipo invisible.
Llegando a la Sentinelle, el puertecito de tercera sobre la meta, Tony Martin, el capit¨¢n del Jumbo, le ense?¨® a obedecer un poco a Luke Rowe, el malo del Ineos, al que mand¨® a la cuneta con un golpe de manillar. El incidente, caliente, caliente, junta en su expresi¨®n el calor y el tedio de las etapas de desgaste y el estr¨¦s de las etapas que vienen. ¡°Los Alpes, por fin¡±, dice Bernal, el tercer escalador en discordia.
Quiz¨¢s la letra partisana y su necesidad no sean tan exageradas como parece, vistos Martin y Rowe y vista la tarea que les espera a los atacantes, Bernal, Pinot y Landa, para hacerse fuerte con un Tour que a¨²n no pertenece a nadie. Si Bernal es esclavo de su situaci¨®n en el Ineos de Thomas ¡ª¡°s¨ª, mierda, me emociono cuando pienso que puedo ganar el Tour, estoy a 20s del segundo, pero prefiero no pensar en ello: a lo mejor tengo que trabajar para Thomas y pierdo minutos¡±¡ª, el franc¨¦s y el vasco, estuvieron entre los castigados en los abanicos de Albi (Pinot perdi¨® 1m 40s; Landa, 2m 9s), un desastre y un favor: ambos se cargaron de rabia y deseo, uranio enriquecido para su motor; condenados a atacar para remontar, atacaron, y deseo de atacar es lo que hierve en su sangre, lo que alimenta su esp¨ªritu.
El deseo, la necesidad, la oportunidad y las piernas se combinan en Landa, quien por primera vez en su vida llega a las etapas decisivas del Tour en buena condici¨®n y con libertad absoluta. La ¨²ltima vez que lleg¨® plet¨®rico a los Alpes, en 2016, lo hizo marcando el ritmo vivo del pelot¨®n al frente del ej¨¦rcito del Sky, donde no le ped¨ªan, ni le permit¨ªan, dinamita, sino calma, mucha calma. Ahora su Movistar necesita de su temperamento atacante, el que deslumbr¨® a Unzue cuando lo vio en la Vuelta a Burgos del 11, un chaval de 21 a?os, y ya lo quiso fichar.
Landa est¨¢ a 4m 54s del l¨ªder, Alaphilippe, y tiene a cinco m¨¢s por delante (Thomas, Kruijswijk, Pinot, Bernal y Buchmann), enlatados en 39s.
Un nudo gordiano
Sus relaciones, conforman el nudo gordiano del Tour, que el t¨¦cnico colombiano Gonzalo Parlante Agudelo, describe en una canci¨®n: ¡°Alaphilippe, a punta de dos voladas, una contrarreloj y una sostenida en subida a paso, tiene un buen colch¨®n. Pinot es el m¨¢s agresivo y lleva dos ataques para arriba, el que mejor sube. Thomas y Egan no han tenido ni con qu¨¦ atacar ni con qu¨¦ responder. Y que nadie diga que est¨¢n corriendo con inteligencia: los han templado. Y si alguno de los dos gana no es por descuento propio sino por afloje de sus rivales. Esto est¨¢ en un lance y entre los seis primeros cualquiera puede ganar. Alaphilippe, si suben a paso, les gana. Egan, si sigue esperando a Thomas, pierde. Thomas no est¨¢ fuerte. Kruijswijk, el m¨¢s astuto pescando. Pinot, el que mejor sube (y si est¨¢ gastando, sabe que tiene)¡±.
Quien est¨¢ dispuesto a dar un espadazo al nudo y tajarlo es el s¨¦ptimo, Landa, que lo anuncia: ¡°Me toca ser el corredor que quiero ser, atacante¡±.
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