Evenepoel gana con 19 a?os la Cl¨¢sica de San Sebasti¨¢n
El belga se beneficia de la retirada del vencedor del a?o pasado y m¨¢ximo favorito, Julian Alaphilippe


De punta en blanco, los invitados a la boda que se celebra en la iglesia de Santa Mar¨ªa, ?vivan los novios!, se mezclan en el Bulevar con los ciclistas, con sus maillots de colores, no muy diferentes a los que lucen algunos de los asistentes a la ceremonia. Enfilan la calle Mayor mientras por el estrecho pasillo entre los autobuses y el p¨²blico, aparece Julian Alaphilippe, habitualmente expansivo, pero esta vez con gesto serio, con el fen¨®meno Evenepoel a su vera, un paso por detr¨¢s, como el aprendiz que sigue al artesano del gremio de los ciclistas. Un rato antes ha pasado por all¨ª Egan Bernal, campeon¨ªsimo del Tour, tranquilo, amable, sonriente, firmando aut¨®grafos y brind¨¢ndose a las fotograf¨ªas. Tres protagonistas del ciclismo de la tercera d¨¦cada del siglo XXI. La carrera va a salir.
Y, sale, y transcurre por la Gipuzkoa industrial y rural a la vez, y entre las f¨¢bricas y los sembrados, Alaphilippe no se encuentra c¨®modo. Desde los Alpes est¨¢ vac¨ªo. Esa alegr¨ªa en el pedaleo que le daba el jersey amarillo del Tour se desvaneci¨® en el Iseran. El franc¨¦s no es el mismo ciclista chispeante de dos semanas y media de la mejor carrera del mundo. Llega el kil¨®metro 72, apenas un tercio de la carrera, y se baja de la bicicleta. Deja el testigo a sus aprendices; a Enric Mas, el mallorqu¨ªn que progresa adecuadamente, y a Renco Evenepoel, al que en B¨¦lgica empiezan a subir a los altares que siempre ocup¨® Eddy Merckx, palabras mayores.
Trabaja el Movistar como si quisiera la carrera para Alejandro Valverde, maillot arco¨ªris, con Mikel Landa en cabeza, como dom¨¦stico de alcurnia, despeg¨¢ndose en las cuestas, atrapando al grupo en los descensos; con Amador y Pedrero estirando el pelot¨®n, deshaciendo la aventura sin esperanzas de Barcel¨®, y a rebufo de la tarea del equipo espa?ol, las cabezas pensantes del Deceuninck, ya sin Alaphilippe, preparan un plan B para Enric Mas, sin contar todav¨ªa con la inspiraci¨®n de Evenepoel, que se pierde en un segundo pelot¨®n mientras Landa hace la goma, y parece muy alejado de las posiciones delanteras. Pincha el belga, se engloba en el segundo pelot¨®n, pero remonta, como cuando en edad juvenil gan¨® el campeonato del Mundo. Llega al coche, se carga de bidones de agua y los reparte entre sus compa?eros. Se queda con dos, se ve con buenas piernas y en plena recta de Aginaga, responde al ataque de Skujins, a veinte kil¨®metros de la meta, que busca su minuto de gloria en las rampas dur¨ªsimas de Murgil Tontorra, la trampa de dos kil¨®metros con rampas del 19%.
Para ese momento, la disciplina del Movistar se ha diluido. Valverde se queda solo. Su t¨¢ctica de desgaste desde 60 kil¨®metros antes parece un error de c¨¢lculo. Un error may¨²sculo. Nadie persigue al d¨²o, que aumenta la diferencia. Cuando las cuestas se vuelven imposibles, el fen¨®meno Evenepoel despega a su compa?ero de fatigas, se marcha solo hacia la meta, en medio de la muchedumbre que le jalea. La diferencia no disminuye pese al esfuerzo de sus perseguidores.
Evenepoel curvea hacia la ciudad, mantiene 40 segundos en la Avenida de Tolosa; al llegar a la playa de Ondarreta y pasar bajo el t¨²nel del palacio de Miramar, el belga ya se ve vencedor, aunque lo niega con la cabeza, se la agarra con las manos, llora. Tiene 19 a?os, es el vencedor m¨¢s joven de una carrera del World Tour. El anterior era Adam Yates, que gan¨® con 22, y tiene el futuro por delante. Bernal, el ganador del Tour, se ha retirado mucho antes. Se ver¨¢n las caras en los pr¨®ximos a?os, que ser¨¢n apasionantes para el ciclismo. Mientras en el convite de la boda de Santa Mar¨ªa, los novios cortan la tarta nupcial, Evenepoel recibe la txapela de ganador en el podio. Sonr¨ªe. Es uno de los fen¨®menos del ciclismo que viene. ¡°Estoy preparado para mi primera gran carrera de un d¨ªa¡±, dec¨ªa por la ma?ana. A la tarde la hab¨ªa ganado.
Kennedy, la ganadora femenina
Las mujeres salieron con la fresca, madrugaron para tomar la salida en la primera Cl¨¢sica de San Sebasti¨¢n femenina, un ensayo que sali¨® bien, muy bien. 120 kil¨®metros, un recorrido duro, como el de los hombres, los mismos premios, id¨¦ntico esfuerzo, la misma pasi¨®n del p¨²blico en Murgil Tontorra, donde se decidi¨® todo por el empuje del equipo Mitchelton, el m¨¢s fuerte, que jugaba con varias bazas. La australiana Lucy Kennedy no era la principal.
Se sobrepuso a un pinchazo, que le distancio de Jannik Ensing, pero en la ¨²ltima ascensi¨®n, apoyada en el trabajo de su compa?era Georgia Williams, se acerc¨®, alcanz¨® y sobrepas¨® sin aparente dificultad a su rival, para plantarse en solitario en la meta de San Sebasti¨¢n, en la que la vasca Lourdes Oyarbide, del Movistar, y campeona de Espa?a, fue sexta.
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