Nairo remata en Calpe una emboscada preparada por Valverde
El irland¨¦s Roche, nuevo l¨ªder tras un ataque hacia la costa que sorprende a Superman
Como bien sab¨ªa Shakespeare las mayores tragedias nacen siempre de las causas m¨¢s est¨²pidas y las emboscadas pueden m¨¢s que las batallas a campo abierto. Un ni?o en vacaciones que revienta una piscina hinchable de cuatro metros cuadrados en el jard¨ªn de un chalet en las alturas de Torrevieja, y su contenido se convierte en un torrente que desciende hasta el valle donde se embalsa en una curva por la que deben pasar veloces, flirteando con el peligro, ciclistas ciegos lanzados a m¨¢s de 50 por hora en equilibrio sobre tubulares de pocos mil¨ªmetros. Y muchos, por supuesto, se caen.
Si el Tour chulea al mundo desde su ¨¦pica de los Alpes, las monta?as j¨®venes que siguen creciendo, y aludes de naturaleza incontrolada, a los que sobrevive, la Vuelta responde con la ¨¦pica de la piscina y las subidas a montes viejos, a los que la erosi¨®n desgasta y en los que se cuelgan urbanizaciones de lujo sobre el Mediterr¨¢neo calmo. La piscina reventada env¨ªa al suelo el s¨¢bado a un par de equipos, deja heridos y retrasados a los favoritos Roglic y Aru, y a Superman le viste de rojo. La subida hacia la Nao exalta el fulgor juvenil del viejo Valverde, que en un derroche de energ¨ªa b¨¢rbaro prepara la emboscada que remata Nairo, nada menos que Nairo, el rey del Galibier y de todas las monta?as altas, en la costa, entre ba?istas despistados en la playa saturada a la sombra del Pe?¨®n de Ifach, tan testarudo como el colombiano..
"La armon¨ªa de un equipo", dice el colombiano, que entra esprintando al paseo mar¨ªtimo de Calpe, y solo despu¨¦s de cruzar la meta levanta los brazos y hace como que vuela, hace como el c¨®ndor, el ave con el que algunos le bautizan, porque, explica, quiere seguir volando alto, quiere proclamar que Nairo sigue activo. ¡°Lo necesitaba, y lo necesitaba el equipo, este golpe de moral y de tranquilidad¡±. Busca la m¨¢xima ventaja sobre el grupo tan selecto que le acompa?a en el asalto ¡ªRoglic, Ur¨¢n, Aru, Roche y Nieve¡ª y se queda a 2s del maillot rojo, placer que goza Roche, el hijo de Stephen, l¨ªder de la Vuelta por segunda vez en su vida. ¡°Lo defender¨¦ lo que se pueda, como dije la otra vez que lo vest¨ª, y me dur¨® un d¨ªa¡±, dice el irland¨¦s. ¡°Espero que esta vez me dure m¨¢s¡±.
Un d¨ªa le ha durado a Superman, que no apareci¨® en el momento decisivo, cuando Nieve, nada m¨¢s coronar hizo moverse a los m¨¢s fuertes a su rueda, y luego ech¨® de menos al equipo en una persecuci¨®n desesperanzada y renegada.
El domingo por la ma?ana, el neozeland¨¦s Bennett, amigo de Roglic, dice que nunca pens¨® que correr la Vuelta significara tener que cruzar el Mississippi, Roglic habla de la memoria de la remontada ¡ª¡°comenc¨¦ el Giro delante y me remont¨® Carapaz; en la Vuelta ser¨¢ al rev¨¦s¡±¡ª y Eusebio Unzue, tan taurino, le consuela y acicatea: ¡°como al toro al que despierta y enrabia el puyazo del picador, as¨ª a ti la herida en el culo¡±.
A la provocaci¨®n tan primaria responde Roglic casi tan primariamente como Valverde, tanta clase, tanto esp¨ªritu, tanta bruticie ascendiendo a tope, tope, ¨¦l solo tirando de todos y agot¨¢ndolos, los tres kil¨®metros verticales del Puig Lloren?a. El pelot¨®n se ha quedado en 20, tan duro ha tirado el campe¨®n del mundo, y todos resoplan y se miran. Comienza el juego de anticipaci¨®n en el falso llano previo al descenso hacia la arena, y Superman queda eliminado. Se quedan delante los seis m¨¢s fuertes y h¨¢biles.
El segundo golpe de anticipaci¨®n lo juega Nairo, ¨¦l solo, a cuatro kil¨®metros de la meta, un contrapi¨¦ perfecto en el que le ayuda su compatriota Rigo, que se abre elegante y educado en ese momento y luego seca a quienes le persiguen. Un colombiano no va a por otro colombiano que busca una victoria.
Es una l¨ªnea roja tan marcada como las que por la ma?ana, en el autob¨²s, les marca a los del Movistar su director m¨¢s joven, Pablo Lastras, que vio desde lejos la imagen de desbarajuste del equipo en los Alpes, en el Tour ¡ªlos celos y las insinuaciones Landa-Valverde-Nairo, los tres jefes¡ª, y la sufri¨®. ¡°No os dir¨¦ lo que ten¨¦is que hacer¡±, les dice a los corredores. ¡°Solo lo que no pod¨¦is hacer nunca¡±.
Y Nairo levanta la mano y dice, en la contrarreloj vi que estaba muy bien, creo que hoy, en esa subida por los chalets de lujo que no parece nada antes de llegar al mar podemos intentar algo. Y luego, al acabar la etapa, resume: ¡°Vi el momento de atacar y no mir¨¦ atr¨¢s¡±.
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