Arndt gana una etapa de paso en la que Superman cede el rojo de nuevo
Victoria en Igualada del alem¨¢n tras una larga fuga masiva que permitir¨¢ al franc¨¦s Edet salir de l¨ªder en la gran etapa pirenaica de Andorra
Los corredores se preparan para salir pegados todos a la misma vereda, de uno en uno, casi, estirad¨ªsimos, en un paseo de Valls, donde descubren que la sombra del cipr¨¦s no solo es alargada sino tambi¨¦n ancha y les protege agradablemente del sol y que, combinada con las bolsas de hielo que salvajemente se colocan a la espalda, entre maillot y piel que hierve, permite superar el golpe de can¨ªcula que atonta, y De la Cruz, catal¨¢n de Sabadell, recuerda que hace tres a?os le encendi¨® una vela a la Moreneta y que de algo le tendr¨¢ que valer en su etapa, la que asciende al monasterio de Monserrat.
La virgen agradece la ofrenda y le motiva y le inspira para echar el resto en su monta?a, donde no hay cipreses, sino robles, y donde no es necesario el hielo, pues llueve y refresca, pero al devoto De la Cruz no le da fuerzas al menos para competir con sus compa?eros de fuga, que le desbordan, y llegan por delante de ¨¦l a Igualada, donde diluvia y gana un alem¨¢n duro, el m¨¢s r¨¢pido de entre los 21 fuguistas, un veloz lento para sprints masivos llamado Nikias Arndt. Acelera en la recta final bien sentado en el sill¨ªn, sin levantar el culo, su marca de f¨¢brica, su cintur¨®n de seguridad sobre firme h¨²medo para evitar que patine la rueda trasera, y frustra el intento de remontada de Alex Aranburu, guipuzcoano del Caja Rural, el espa?ol que viene, un perfil r¨¢pido y pele¨®n, amante de d¨ªas duros, y que se derrocha en la ascensi¨®n a la monta?a entrando en minicortes y ataques en los que tambi¨¦n destaca Fernando Barcel¨®, el aragon¨¦s del Euskadi Murias, otro de los corredores de los que se espera que lleven el peso de la renovaci¨®n los pr¨®ximos a?os.
Despu¨¦s, se reproduce el ritual de los d¨ªas alternos de la Vuelta del 19, ya tres veces, casi m¨¢s arraigados que el cirio a la patrona: Superman, que quiere irse pronto a Andorra, tan lejana, y ahorrarse tiempo tonto de podio, controles y ruedas de prensa, vuelve a sortear el rojo entre los fugados. El afortunado fugaz es un escalador franc¨¦s veterano y pertinaz como la sequ¨ªa llamado Nicolas Edet, el mismo que hace seis a?os se coron¨® rey de la monta?a de la Vuelta que gan¨® Chris Horner. Tiene 31 a?os, es el tipo m¨¢s feliz sobre la faz de la tierra, considera que momentos como los que vive en el podio, de rojo orgulloso, compensan todos los sacrificios de su vida, le permitir¨¢n llevar un toro de peluche a su hija, que siempre le dice que nunca le ha llevado un leoncito del Tour y le har¨¢n so?ar por la noche con la posibilidad de defender el domingo, en la gran etapa pirenaica de Andorra, los tres minutos que le saca a Superman en la general.
A los j¨®venes espa?oles les tendr¨¢ que ceder el paso Valverde, que esta Vuelta a¨²n carga con todo el peso de las esperanzas nacionales, que no las del Movistar, donde las comparte con Nairo. El colombiano estos d¨ªas se levanta con la cara afilada, y en su equipo respiran tan contentos como preocupados est¨¢n los desayunos de su rostro hinchado, s¨ªntoma de alergias y ¨¢caros de moqueta de hotel vieja que le disminuyen. Se sienta, como en las cenas, cerca de Valverde y todos sonr¨ªen y bromean, y los chavales del equipo, Pedrero, Arcas, Soler, crecen trabajando para ellos, creyendo, asumiendo el poder en la carretera con el sentido de Estado casi con que su equipo acepta su responsabilidad. Eusebio Unzue, el patr¨®n, se levanta con una copa de vino en la mano y de pie a su lado conversa con ellos y les oye, y despu¨¦s a la prensa que duda y le pregunta que a qui¨¦n quiere m¨¢s de los dos, le dice que el liderato no se elige, sino que se erige, que el que m¨¢s fuerte vaya ser¨¢ el l¨ªder, que a Valverde ya le conocemos todos y que habr¨¢ que ver c¨®mo maneja Nairo las situaciones que se generen entre los cuatro jinetes de la apoteosis que mandan en la Vuelta ahora que ya sabe que no es el m¨¢s fuerte de los escaladores.
Despu¨¦s abre el libro de ruta por la p¨¢gina de Andorra y analiza: 95 kil¨®metros, cinco puertos de alta monta?a, final a los 2.095 metros de Cortals d'Encamp, tres horas de gran intensidad sobre la bicicleta y Superman, ansioso y atacante, recuerda que ya la goz¨® por all¨ª hace un a?o y no es mal sitio para sacar tiempo; los suyos, preparados para contragolpear, si se da, y Roglic, tranquilo: aprovechar¨¢ la rueda de todos a la espera de su territorio, la contrarreloj.
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