Blanca Fern¨¢ndez Ochoa, la agon¨ªa de ser ol¨ªmpica
Medallista en los Juegos de Albertville 1992 en un pa¨ªs sin apenas referentes, la esquiadora espa?ola fue un modelo de sacrificio y trabajo
Ciertos esfuerzos no se sostienen ni abrazados a las pasiones m¨¢s profundas. No es de extra?ar que el esqu¨ª alpino de ¨¦lite saturase y quemase las ganas de deslizarse sobre la nieve de una competidora tan feroz como Blanca Fern¨¢ndez Ochoa. Los centros de alto rendimiento son el refugio de los deportistas con las aspiraciones m¨¢s elevadas, un lugar donde asistir en directo a la agon¨ªa f¨ªsica y mental que supone alcanzar unos Juegos Ol¨ªmpicos, especialmente en modalidades individuales. ¡°Ni el p¨²blico, ni muchos pol¨ªticos entienden lo extremadamente dif¨ªcil que resulta alcanzar unos Juegos Ol¨ªmpicos, figurar entre los mejores atletas del planeta¡±, suele comentar Xabier Leibar, director del Centro de Perfeccionamiento T¨¦cnico de Fadura (Bizkaia). Ni siquiera menciona el m¨¦rito de colgarse una medalla al cuello, quiz¨¢ porque cuesta adjetivar ciertas gestas.
Pero, ya es sabido, las mujeres a¨²n conocen m¨¢s trabas para llegar al mismo lugar que los hombres, de ah¨ª que el ejemplo de la esquiadora espa?ola se haya agigantado con el paso de los a?os. Blanca Fern¨¢ndez Ochoa ingres¨® a los 11 a?os de edad en un internado reservado a esquiadores en Vielha (valle de Ar¨¢n, Lleida), donde aprendi¨® que el trabajo cotidiano quiz¨¢ le permitiese aspirar a cierta excelencia, a una forma de deslizarse sobre la nieve de la manera m¨¢s fluida, eficaz y r¨¢pida. Empezaba aqu¨ª su b¨²squeda de la perfecci¨®n.
Espa?a apenas puede presentar campeones internacionales de esqu¨ª, parece casi un asunto de familia donde el apellido Fern¨¢ndez Ochoa es leyenda. Si Blanca alcanz¨® el bronce ol¨ªmpico en el eslalon de los Juegos de Albertville, en 1992, fue seguramente porque su hermano Paco conquist¨® el oro ol¨ªmpico en los Juegos de Invierno de 1972, en Sapporo. Una pionera sucediendo a un pionero de su misma familia en un pa¨ªs donde la tradici¨®n de esquiar palidece frente a los pa¨ªses del arco alpino, por muy cerca que estos est¨¦n. Simple cuesti¨®n de cultura, tradici¨®n y escenarios propicios.
El esqu¨ª es una disciplina sumamente compleja y exigente, en la que el margen de mejora es infinito. No solo es un deporte f¨ªsico, sino extraordinariamente t¨¦cnico, siempre en evoluci¨®n, lo que obliga a sus actores a asumir horas de ejercicios de diferente ¨ªndole para limar d¨¦cimas de segundo al reloj. Una duda en la salida, un giro mal anticipado, un leve retraso en la posici¨®n bastan para arruinar a?os de dedicaci¨®n exclusiva.
Todo el inmenso trabajo completado por Blanca Fern¨¢ndez Ochoa se explica con su participaci¨®n en cuatro Juegos Ol¨ªmpicos (Lake Placid 1980, Sarajevo 1984, Calgary 1988 y Albertville 1992), algo que contad¨ªsimos deportistas espa?oles han logrado. Sus 12 a?os en la ¨¦lite, que tambi¨¦n contemplan la participaci¨®n en seis Mundiales (as¨ª como cuatro victorias en las pruebas m¨¢s importantes del eslalon y del eslalon gigante), conocieron una jornada dram¨¢tica. Fue en los Juegos de Calgary, cuando el oro parec¨ªa a su alcance en el eslalon gigante y, en cambio, la esquiadora rod¨® por la nieve, la pura imagen de la frustraci¨®n. Solo ella podr¨ªa explicar de d¨®nde extrajo los recursos para sobreponerse y esperar cuatro a?os para colgarse una medalla ol¨ªmpica tan perseguida. Para volver al gimnasio, a las horas de ejercicios t¨¦cnicos en la pista, repeticiones y m¨¢s repeticiones hasta dar con la posici¨®n perfecta, para pelear siempre contra el paso del tiempo, para estar a punto a la hora se?alada. Tres a?os antes, hab¨ªa rozado el podio mundialista, con una cuarta plaza que acab¨® por convencerla de que su ep¨ªlogo en las pistas pod¨ªa ser brillante¡ siempre que no olvidase cu¨¢nto da?o pod¨ªa infligirse para poner los pies en el podio.
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