Gilbert gana en Bilbao y Roglic sigue l¨ªder de la Vuelta
Victoria del clasic¨®mano belga, que ataca en el muro de Arraiz, donde confirman su talento y coraje los j¨®venes Aranburu y Barcel¨®
Como escrib¨ªa Eduardo Rodrig¨¢lvarez, a quien siempre hay que recordar, si en las cosas del f¨²tbol los de Bilbao son muy ingleses, los altos hornos de Manchester, Liverpool y todo eso, cicl¨ªsticamente hablando los bilba¨ªnos son sobre todo belgas, las minas de carb¨®n, Merckx y Van Looy; y en su Bilbao, Eduardo habr¨ªa sonre¨ªdo sobre su vasito de rioja goz¨¢ndola al ver pasar como una exhalaci¨®n por la Gran V¨ªa a Philippe Gilbert, que evita la ca¨ªda en la curva empapada del Sagrado Coraz¨®n y gana la etapa.
Gana como gan¨® hace nada en Roubaix, y en su B¨¦lgica, en Lieja y en Flandes, y Gilbert, uno de los grandes clasic¨®manos de la d¨¦cada, est¨¢ tan de acuerdo con la ley de Eduardo que hasta va m¨¢s lejos y proclama: el Pa¨ªs Vasco es Flandes, la cuna de la pasi¨®n ciclista, y este final de etapa era pura Ardenas.
Y todos le aplauden al veterano ciclista (37 a?os, un Valverde a la belga) que se enfad¨® con su equipo porque no le llev¨® al Tour, que solo piensa ya en ganar el 29 su segundo Mundial en Inglaterra y que celebra en Bilbao su d¨¦cima victoria de etapa en una gran vuelta (seis en la Vuelta, dos en el Tour, dos en el Giro), y da prestigio a la meta. Y le aplauden tambi¨¦n, emocionados, dos chavalillos, un aragon¨¦s con maillot vasco y un vasco vasco, de Guip¨²zcoa, Barcel¨® y Aranburu (que lo pronuncia esdr¨²julo, Ar¨¢nburu), los ciclistas que llegan, que sienten que quedar tercero y segundo, respectivamente, tan cerca de uno de sus mitos, al que han tuteado, vale m¨¢s que una victoria.
Si solo despu¨¦s de que Las Ventas d¨¦ su acuerdo puede un torero sentirse torero, as¨ª a los de Bilbao les gusta pensar que si San Mam¨¦s no aplaude no hay futbolista que valga, y un San Mam¨¦s cicl¨ªstico, nada menos, pasi¨®n y sabidur¨ªa, es la m¨ªnima subida de Arraiz, dos kil¨®metros empinad¨ªsimos, y al final un falso llano en el que, a diez kil¨®metros de la meta ataca Gilbert, al frente de la fuga de 19 que tanto cost¨® formar, como si aquello fuera La Redoute de su Lieja, y animosos y combativos como si hubieran estado esperando a que el destino les sometiera a esa prueba, a su rueda at¨®mica saltan Aranburu y Barcel¨®, y el estadio les aplaude y les da su aprobaci¨®n aunque un par de centenares de metros m¨¢s tarde ya no aguantan m¨¢s y se despegan. Pasan a 20s en la cima de Gilbert desencadenado y se lanzan de com¨²n acuerdo, uno del Euskadi Murias, otro del Caja Rural, los equipos en los que crece poco a poco el futuro del ciclismo espa?ol, en persecuci¨®n o de Gilbert sino de un sobresaliente en su rev¨¢lida ante un p¨²blico desbordado y entendido. ¡°Nos hemos quedado a nada de Gilbert¡±, dice emocionado Aranburu, ciclista de Ezkio-Itsaso que corre su segunda Vuelta a los 23 a?os, y ya ha sido segundo en dos etapas. ¡°Y todos sabemos qui¨¦n es Gilbert¡±.
Se quedan a 3s en la meta del belga, que, recordando una tremenda ca¨ªda en el Tour del 18 baja prudente y midiendo los tiempos, como mide las palabras y los segundos que dedica a la prensa el l¨ªder Roglic, tan indiferente al aprecio y al aplauso que parece preferir ser antip¨¢tico para que nadie le d¨¦ la turra.
La sonrisa Pogacar
Solo acepta que le abrace en carrera sonrient¨ªsimo Pogacar, su compatriota de Liubliana, un imberbe de 20 a?os que, cuando se deja ver en las salidas sin estar vestido a¨²n de ciclista, con sus pantaloncitos cortos que parecen un pijama y su camiseta suelta parece un ni?o que busca a un adulto para pedirle que le deje acostarse m¨¢s tarde, y r¨ªe feliz en la dura Vuelta de la que, que nadie se conf¨ªe, es uno de los grandes depredadores y as¨ª enfrentarse a los Machucos, el desaf¨ªo vertical que ya est¨¢ aqu¨ª, y Valverde llega fuerte, y al terminar la etapa choca la mano con su Marc Soler, que le ha guiado, y a un pelot¨®n reducido a la m¨ªnima expresi¨®n (20 corredores) tras un aceler¨®n en Arraiz de Superman, que no se aguanta las ganas de atacar donde sea.
R¨ªe Pogacar como r¨ªe Barcel¨®, que naci¨® en Huesca el d¨ªa de Reyes del 96, y fue su rival en el Tour del Porvenir del 18, el que gan¨® el esloveno a los 19 a?os. Barcel¨® termina la etapa emocionado y dice: ¡°Me daba igual quedar segundo o tercero. Iba con los pelos de punta pensando en la imagen de entrar pegado a Gilbert en una meta con tanta gente¡±.
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