El ataque de Valverde fortalece al l¨ªder Roglic en El Acebo, donde gana Kuss
Una nueva etapa de alta monta?a, de 144,4 kil¨®metros entre Pravia y el Alto de La Cubilla y con tres puertos, espera al pelot¨®n este lunes
Sergio Samitier es de Barbastro, Huesca, aragon¨¦s orgulloso, y lleva unas gafas con la bandera de Arag¨®n estil¨ªsticamente dibujada en su montura. Asciende solo, delante de todos, ¨¢gil, las monta?as de Asturias, valiente, sin temor de los osos que se mueven colosales entre los robles ni de los nombres de pasos monta?osos que asustan como El Pozo de las Mujeres Muertas. Dani Navarro, un asturiano veterano de los tiempos de Contador, su fiel gregario en alg¨²n Tour, ataca por ah¨ª porque le mandan en el equipo, aun a sabiendas de que es una locura. Faltan 40 kil¨®metros para la meta. Sabe que nunca llegar¨¢, pero obedece.
La etapa es un sopor de domingo soleado a la hora del caf¨¦.
El corredor del Euskadi Murias, Samitier, es un escalador joven y muy prometedor y ya sabe que las leyendas siempre se escriben acopladas a una realidad que quieren explicar y entender, como la del cuento tr¨¢gico de vaqueiras heroicas como ciclistas, trashumantes entre los pastos altos de verano y los bajos de oto?o, que da sentido, muchos a?os despu¨¦s de que el pueblo lo bautizara, al nombre atroz del puerto hermoso y duro en el que Sepp Kuss, un jovencito de Durango, Colorado, EE UU, de mejillas coloradas, piel pegada a los huesos y sonrisa infantil persigue a Samitier y se prepara para ganar su etapa, y lo har¨¢ subiendo al Acebo, cuando el aragon¨¦s no puede m¨¢s.
Detr¨¢s, del pelot¨®n resignado a un d¨ªa m¨¢s de monopuerto, tira cansino, a su ritmo, despacito, Lennard Hofstede, el farolillo rojo, compa?ero de equipo del Kuss aventurero triunfador y de Roglic solo, quien, llegado el Acebo, el ¨²ltimo puerto, solo espera a que Valverde levante la mano, acelere el pie y decida que ¨¦l mismo har¨¢ de gregario especial para el l¨ªder.
Cuando ataca Valverde y el Acebo es un clamor, por fin, por fin, hay etapa, se grita, faltan poco m¨¢s de seis kil¨®metros de una etapa en la que la par¨¢lisis de Superman y Nairo, siempre a rueda, no es tanto un s¨ªntoma de falta de esp¨ªritu como de falta de ox¨ªgeno. Solo Roglic se va a por el campe¨®n del mundo que acelera y acelera y da pedaladas quiz¨¢s pensando en la leyenda que se escribir¨¢ de sus haza?as para que el futuro pueda entender por qu¨¦ enamora el ciclismo, y Roglic no cede ni un metro. No as¨ª Superman, Pogacar, Nairo m¨¢s a¨²n, los dem¨¢s rivales fuertes. Si Valverde pelea contra ellos por la segunda plaza, y mantiene encendida la llama espa?ola en una carrera que corr¨ªa el peligro de convertirse en un duelo entre eslovenos que dejara indiferente al mundo, Pogacar pelea contra Superman por el tercer puesto. Los dos se dan duro. Llegan empatados. Combate nulo.
El escenario es ideal. Leyendas, dureza, recuerdos de mineros, Asturias. El primero y el segundo, Roglic y Valverde, solos, mano a mano. Toda La Vuelta est¨¢ en juego. Cinco kil¨®metros de ascensi¨®n. Que se calcen guantes de boxeo y empiecen a darse, por favor. No se dan, se abrazan. No hay leyenda. No hay ataques y contraataques, y parones para tomar aire y seguir atacando, hay relevos y mutuo acuerdo. Valverde, a los casi 40, acaba de inventar el ataque colaborativo en el que Roglic colabora, feliz. Es la escenificaci¨®n triste de una rendici¨®n. Valverde parece luchar solo para ser segundo.
¡°Somos ciclistas. Simplemente nos vigilamos mutuamente e intentamos llegar a meta lo antes posible¡±, explica Roglic, que mantiene a Valverde a 2m 25s en la general. ¡°Le doy las gracias a Roglic¡±, a?ade Valverde, quien suma al buen rollito la ayuda extra de Marc Soler, quien deja la fuga de Samitier y Kuss, y, una lecci¨®n m¨¢s en su a?o de aprendizaje de todos los detalles del ciclismo, espera para tirar ¨¦l solito de los dos rivales amigos, mientras el gregario de Roglic, Kuss, asciende los ¨²ltimos hect¨®metros de la subida, pasado el santuario, chocando las manos de los espectadores en el estrecho pasillo como hacen los triatletas, los bikers y los de ciclocross. Al menos, levanta los brazos bajo la pancarta, como hacen los ciclistas. Todo llegar¨¢.
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